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Banqueros centrales alertan sobre «preocupantes sobrevaloraciones de los precios de los activos» Inversores están ignorando riesgo

Banqueros centrales alertan sobre «preocupantes sobrevaloraciones de los precios de los activos»

El Banco de Pagos Internacionales (BPI), donde participa el Banco Central de Chile, advirtió que los mercados tienen la sensación de que nada «podría poner en peligro un futuro de crecimiento sostenido y tasas de interés bajas y, como consecuencia, los rendimientos de referencia de la deuda soberana de los principales mercados apenas variaron».


El Banco de Pagos Internacionales (BPI) observa «mayor preocupación por la sobrevaloración de los precios de los activos», como las acciones y bonos, mientras las condiciones financieras mundiales son más favorables pese a la normalización de las políticas monetarias.

En su último informe trimestral, publicado este domingo, el BPI analiza lo acontecido en los mercados en los últimos meses del año y dice que estos «hicieron caso omiso de las medidas tomadas por algunos de los principales bancos centrales para reducir los estímulos».

La situación podría complicarse si el precio del dinero sube más de prisa, algo que no prevén los mercados, según el informe.

Desde comienzos de año el índice bursátil estadounidense S&P 500 ha subido casi un 14 %, las acciones de economías emergentes han ganado un 30 % y las europeas casi un 7 %, en este último caso la mayor parte en el cuarto trimestre, según cifras del BPI.

La renta variable japonesa se ha disparado desde comienzos de septiembre casi un 15 %.

El jefe del Departamento Monetario y Económico del BPI, Claudio Borio, explicó –al presentar el informe– que en el último trimestre «la coyuntura macroeconómica ha continuado mejorando y el crecimiento se ha generalizado y cobrado impulso».

Pero la inflación –que es la guía de las decisiones de los bancos centrales– ha permanecido «notablemente contenida», según Borio.

Los mercados tienen la sensación de que nada «podría poner en peligro un futuro de crecimiento sostenido y tasas de interés bajas y, como consecuencia, los rendimientos de referencia de la deuda soberana de los principales mercados apenas variaron», añadió.

Asimismo, se ha intensificado el apetito por el riesgo y los principales índices bursátiles se han acercado a sus máximos o, incluso, los han superado.

La volatilidad de la renta variable, fija y divisas se redujo y, en el caso de acciones y bonos, igualó los mínimos históricos de mediados de 2014 y de antes de la Gran Crisis Financiera.

Todo esto sorprende a los expertos del BPI, porque la Reserva Federal (Fed) ha comenzado a endurecer su política monetaria, el Banco Central Europeo (BCE) ha reducido los estímulos a la mitad y el Banco de Inglaterra (BoE) ha subido los tipos de interés en 25 puntos básicos, si bien el Banco de Japón (BoJ) mantiene su orientación acomodaticia.

Pese a que la Fed anunció que va a reducir su balance de 4,5 billones de dólares, se produjo una nueva caída de las primas por plazo de los rendimientos, es decir, de la rentabilidad adicional que los inversores exigen para invertir en un bono a largo plazo en lugar de optar por un plazo más corto.

Borio señala que la normalización de la Fed «pareció poner fin a la depreciación del dólar estadounidense, que había propiciado operaciones de carry trade» (endeudarse en una divisa con una tasa de interés baja para comprar otra con una tasa de interés más alta).

Pero «con todo, la moneda (estadounidense) en realidad también se ha depreciado desde que comenzó el endurecimiento a finales de 2015, cuando la Fed subió por primera vez su tasa de interés oficial», detalló Borio.

La persistencia de bajos rendimientos de la renta fija y la escasa volatilidad, sobre todo en EE.UU., evocan el «enigma» del mercado de bonos al que aludió en 2005 el entonces presidente de la Fed, Alan Greenspan, cuando los rendimientos del mercado permanecieron bajos pese a las subidas de las tasas de interés.

En aquella época, las condiciones financieras incluso se relajaron, pese a que la Fed subía el precio del dinero, lo contrario a lo que había ocurrido en 1994, cuando las tasas a largo plazo se dispararon, los precios de los activos cayeron y los diferenciales de la deuda corporativa se ampliaron.

Borio considera que una de las razones es que en la actualidad los mercados prevén tasas de interés y niveles de inflación aún más bajos de lo que la Fed ha comunicado.

Asimismo, otro factor que ha contribuido a que el mercado siga asumiendo tantos riesgos es la «gradualidad y previsibilidad» de la política monetaria.

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