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Hombrones en crisis OPINIÓN MERCADOS

Hombrones en crisis

La lucha de sexos tiene cada vez menos sentido entendiendo que hoy en día hay muchos factores que nos benefician, y entendiendo también que, si bien el machismo existe, muchas veces la realidad nos es adversa, no por mala voluntad de nuestros compañeros, sino porque el mundo que ellos mismos construyeron fue hecho bajo sus premisas.


En mayo de 2015 la revista The Economist mostró en su portada el titular «The Weaker Sex», con una imagen del signo masculino y un hombre pensativo sentado dentro de él.

¿Es que ahora el sexo masculino es el sexo débil? La verdad es que, a pesar de todas las quejas de los grupos feministas, lo es.

En apariencia los hombres son más fuertes que nosotros y muchas veces el mundo enalteció su imagen poderosa, sin embargo, eso está cambiando y seguirá en evolución.

Esta crisis de la masculinidad, muy lejos de ser una lucha de sexos, tiene que ver con la naturaleza humana y las diferencias entre los sexos, con el rol cultural histórico del hombre y la revolución tecnológica.

Históricamente el hombre se dedicó a trabajar fuera de la casa, con la función de proveer y de paso construyó el mundo. Esta premisa los enfocaba mucho más en el hacer que en su ser. El mundo externo dominaba su realidad casi en pleno y los enfocaba en medirse por logros, ser muy competitivos, racionales y objetivos. Mientras la realidad actual requiere de personas cada más intuitivas, subjetivas y colaborativas. Lo anterior descoloca al hombre como tradicionalmente lo hemos conocido.

A esto le sumamos que el sistema educacional favorece al sexo femenino, porque privilegia el sedentarismo, afectando nuevamente a los hombres, esta vez en su rendimiento. Las niñas prefieren estar sentadas conversando mientras sus compañeros hombres necesitan salir al exterior a liberar energía física, por eso el sistema educacional resulta más adverso para ellos que para ellas y, en consecuencia, las mujeres estamos obteniendo mejores calificaciones que los hombres.

Luego, por un lado, la tecnología ha venido a solucionar los trabajos domésticos, lo cual ha liberado a la mujer para salir a un espacio históricamente dominado exclusivamente por hombres, y, por otro lado, ha llegado para hacer todos los trabajos que requieren fuerza con lo cual los hombres son desplazados y reemplazados en espacios que eran de su dominio natural.

Por lo anterior y otros factores complejos, el hombre se está sintiendo debilitado en su rol en el mundo y, además, al entrar en el mundo doméstico se siente “como elefante en una cristalería”.

Por lo anterior cabe calificar la situación como “crisis”, no del hombre como ser humano, por supuesto que no, es una crisis de la masculinidad, es decir, de los roles tal como se han entendido y las habilidades que se han desarrollado para cumplirlos.

Por lo tanto, la lucha de sexos tiene cada vez menos sentido entendiendo que hoy en día hay muchos factores que nos benefician, y entendiendo también que, si bien el machismo existe, muchas veces la realidad nos es adversa, no por mala voluntad de nuestros compañeros, sino porque el mundo que ellos mismos construyeron fue hecho bajo sus premisas y requerimientos e incluso han sido parte en la creación de este nuevo mundo que les exige extrema adaptación.

De cara al futuro, qué prefiere: ¿ser hombre o ser mujer?

Mónica Reyes
Profesora y Máster en Historia

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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