Hasta hoy, Santiago había tenido el comienzo de año más seco en al menos medio siglo, lo que acentúa una tendencia de largo plazo de decrecientes niveles de precipitaciones.
Santiago experimentó su primera lluvia significativa del año el martes, aliviando una sequía que ha secado lagos y amenaza el suministro de una ciudad de siete millones de personas. Pero el alivio podría ser de corta duración.
Hasta hoy, Santiago había tenido el comienzo de año más seco en al menos medio siglo, lo que acentúa una tendencia de largo plazo de decrecientes niveles de precipitaciones. El promedio de 10 años en la ciudad ha disminuido en casi un tercio desde 1980.
«Desde que se tiene registro es la sequía más extensa que hemos vivido con una intensidad comparable a otras sequías como la de 1924, 1968 y 1998, pero que no tiene precedentes en cuanto a su extensión geográfica y temporal», dijo Claudia Villarroel, meteoróloga de la Dirección Meteorológica de Chile.
Los periódicos locales están llenos de imágenes de lagos secos en la región central, mientras culpan a la falta de lluvia por los precios más altos que ha registrado el aguacate, o palta como se conoce en Chile. Las pistas de esquí en los Andes, sobre la ciudad, estaban completamente secas hasta ayer y no está claro si la nieve y la lluvia de hoy serán suficientes para atraer a los turistas.
El pronóstico para los próximos dos meses es menos lluvioso de lo normal en la región central del país, dependiendo de El Niño, otro fenómeno climático que afecta a la región. El servicio meteorológico estima que es probable un aumento de El Niño en la segunda mitad de 2018, a medida que el Océano Pacífico continúe calentándose.
«Dado que no sabemos si ocurrirá El Niño, y con qué intensidad podría ocurrir, no podemos predecir los niveles de precipitación para el resto del año», dijo Diego Campos, meteorólogo de la DMC.
A más largo plazo, a medida que aumenten las temperaturas globales, es probable que en Chile central disminuyan cada vez más las precipitaciones.
