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Sigue la trama de la palta: las explicaciones que dieron los productores chilenos en Europa MERCADOS

Sigue la trama de la palta: las explicaciones que dieron los productores chilenos en Europa

Productores de palta chilenos realizaron una gira en el Viejo Continente para desmentir los reportes sobre el lado oscuro del consumo de este alimento, como las denuncias de robo de agua a comunidades rurales. “Europa es nuestro mayor mercado”, sostienen.


Una delegación de productores y representantes de la agroindustria de la palta de Chile llegó a Berlín para asegurar a los consumidores europeos que están operando de manera justa. «Nos preocupa lo que está pasando, grandes cadenas comerciales alemanas, inglesas, danesas nos han contactado por los reportes publicados por medios internacionales como el diario británico The Guardian, el portal de investigación danés Danwatch, la cadena pública alemana ARD y la emisora internacional alemana Deutsche Welle», dijo Ronald Bown, presidente de la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile. «Es una situación muy injusta», señala Bown.

«Europa es nuestro mayor mercado. Unas 95.000 toneladas de palta son exportadas al año, un 60% con destino a Alemania», asegura por su parte Alfonso Ríos, presidente de Agropetorca. Después de México y Estados Unidos, Chile es el tercer productor de palta del mundo. Más de la mitad de la producción proviene de la provincia de Petorca. La fruta experimenta un auge con un crecimiento en la demanda de 12% al año. Sin embargo los reportes de medios internacionales han señalado que también tiene su lado oscuro y es su enorme consumo de agua, precisamente en Petorca, una región en donde ha habido largos períodos de sequía.

389 litros de agua por kilo

«Se dice que las paltas son las causantes de la falta de agua y no es así», dijo por su parte Francisco Contardo Sfeir, gerente general del Comité de Paltas Hass de Chile. El ejecutivo señaló que el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias de Chile hizo un estudio y llegó a la conclusión de que la fruta que se produce en Petorca consume 389 litros de agua por kilo de fruta y no los 1.000 litros que aseguran los reportes de la prensa internacional.

La provincia de Petorca, a unos 220 kilómetros al norte de la capital, Santiago, goza de un clima cálido, pero casi no llueve y los ríos se han secado. El nivel fréatico es sumamente bajo. Los campesinos de la localidad de Cabildo denuncian que la agroindustria cava pozos profundos para regar sus paltas, mientras que los pozos de ellos se han secado ya.

Los participantes criticaron a los activistas de la organización Movimiento de Defensa por el acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente (Modatima), que luchan a favor de un cambio en el «Código de Aguas», que promulgó la privatización del líquido durante la dictadura de Augusto Pinochet en 1981. La normativa fue confirmada durante el gobierno de Eduardo Frei a principios del 2000. «En la práctica le concede al Estado la prerrogativa de entregar los derechos del aprovechamiento de agua de forma gratuita y perpetua a los particulares, que amparados en las garantías constitucionales incorporan ese derecho a su patrimonio y pueden por tanto, acudir al mercado a comprar, vender o arrendar agua», señala Rodrigo Mundaca, portavoz de Modatima, en conversación telefónica desde Chile.

El uso del agua, en manos privadas

«Hoy en día existen dos categorías de derechos de aprovechamiento de aguas. Las que se consumen, que están en un 80% en manos del sector agrícola, y las que no se consumen, que se destinan a la generación de hidroelectricidad y que desde 2005 están en manos en un 81% de Enel, una empresa público-privada italiana», explica  Mundaca.

El activista critica que las fuentes y la gestión del suministro de agua se encuentre en manos privadas y que el agua dulce esté a disposición de la industria extractiva, sea minería, hidroeléctricas, forestales y el agronegocio, el modelo agroexportador. Mundaca lamenta que Chile sea el único país en donde el agua no esté consagrada como un derecho humano, sino como propiedad privada.

Por su parte, Juan Pablo Cerda, presidente de la empresa Cabilfrut, que llegó a Berlín en la comitiva empresarial chilena, destaca que la discusión en torno de una estatización de las aguas tiene lugar desde hace años. «Ningún gobierno chileno ha estado dispuesto a modificar el sistema de aguas, porque la agricultura en Chile desaparecería si se expropian los derechos de agua». El empresario señala que cada hectárea de cultivo de paltas significa una inversión del orden de 50.000 dólares, entre tierra, agua, sistema de riego y plantación. «¿Qué banco va a financiar un proyecto si puede verse interrumpido porque la autoridad decide terminar la franquicia del uso del agua?».

Juan Pablo Cerda asegura que si eso ocurriera, detonaría una ola de corrupción. «Eso acabaría convirtiéndose en un caso como Odebrecht en Sudamérica, todo el mundo estaría forzado a pagar coimas para asegurarse de que ese funcionario en turno no le quite la renovación del derecho de agua».

Criminalización de la protesta

Rodrigo Mundaca, vocero de Modatima se encuentra, al igual que varios miembros de la ONG, bajo medidas de protección después de haber recibido amenazas de muerte por haber denunciado el robo de agua y denunciar la violación del derecho humano al agua.

El activista cuestiona que el grupo empresarial argumente que los reportes de medios internacionales divulgen falsedades. «No tienen ningún cargo judicial que hacerle a ningún medio periodístico que reporta la situación en la provincia de Petorca, porque en rigor las pruebas son irrefutables», afirma.

También destaca que Modatima está abierta al diálogo. «Hemos propuesto un debate serio en torno a la regulación de las aguas. Pero ha sido más fácil para quienes lucran con el agua criminalizar y falsear nuestras declaraciones, señalándonos como una organización ultraradical que se niega a conversar».

Mundaca subraya que las comunidades detrás de Modatima no se oponen al cultivo de la palta. «Estamos en contra de un modelo de producción que depreda el territorio, pauperiza a las comunidades y las priva de su derecho al agua».

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