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La carta que baraja La Moneda para la estratégica embajada de EE. UU. MERCADOS

La carta que baraja La Moneda para la estratégica embajada de EE. UU.

El nombre de Alfonso Silva estaría ad portas de zanjarse, aunque se le ha ofrecido el cargo a al menos otras tres personas que se negaron por diversas razones. El contacto en Washington, su relación con el mundo conservador parlamentario estadounidense, pero además su habilidad para leer el momento económico que se ha generado con la guerra comercial, son asuntos clave. La Sofofa, en tanto, pidió en Chile una reunión a la embajada de Estados Unidos para ahondar en el tema.


El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, encabezó este jueves 19 en la mañana una reunión con sus pares de Economía, José Ramón Valente, y de Trabajo, Nicolás Monckeberg, para analizar un tema que ha profundizado las preocupaciones al interior del bloque económico del gobierno: la guerra comercial, iniciada por China y Estados Unidos, puede salpicar a Chile y la economía nacional, que busca retomar su rumbo a cómo dé lugar, sobre todo tomando en cuenta las promesas de campaña del Presidente Sebastián Piñera de dejar atrás las cifras de crecimiento registradas en el mandato de Michelle Bachelet, que en su último año 2017 tocaron piso, con un  discreto avance de 1,7%.

Larraín dijo que miran el tema con especial atención, pues si bien Chile no está inmune, sí está mejor preparado para sufrir los golpes de las disputas internacionales entre los dos gigantes económicos.

La OCDE ha estimado que las economías, incluidas la chilena, podrían sufrir hasta 14% en su nivel de vida. “El porcentaje de pérdidas también sería superior al 15 % para Australia y China, y quedaría alrededor o por encima del 10 % para Brasil, Chile, Indonesia, Corea del Sur, Nueva Zelanda o Suiza. Para Estados Unidos, el recorte se situaría entre el 6% y el 7 %, dado que sus niveles arancelarios ya eran relativamente bajos en los años 1990”, dijo la entidad la semana pasada.

De allí que no es un tema menor el nombramiento de un puesto de gobierno estratégico como el de embajador en Estados Unidos, el que debería servir de vínculo para aportar a la mayor supervisión de los efectos que esta “guerra comercial” pueda tener en la economía chilena, o bien, como el mismo Larraín dijo ayer, qué espacio hay para sacarle provecho.

[cita tipo=»destaque»]El gobierno, antes de Silva, habría intentando ofrecerle el cargo a al menos otras tres personas, que por diversas razones se negaron y la complejidad del cargo sería una de ellas. Pese a que las embajadas, sobre todo la de algunos países con menor actividad diplomática, se ven como un premio a algunos «amigos políticos» de los gobiernos de turno, la de Estados Unidos tiene varias particularidades, entre ellas el contexto de Donald Trump como presidente  y de un ala dura de parlamentarios conservadores. “Hacer el trabajo bien en Washington es muy relevante y aprender a moverse bien en ese ambiente toma una aclimatación de al menos un año. Hay que entender una serie de códigos, de formalidades, de la forma de contactarse con la política allá. No se trata solo de invitar a comidas, es mucho más que eso”, dijo un exfuncionario de la embajada norteamericana.[/cita]

Se ha señalado que -tras las diferentes barreras arancelarias, respuestas y contra respuestas entre China, Estados Unidos y la Unión Europea- algunos productos chilenos como los vinos, la fruta y la carne podrían tener mejores precios en el mercado asiático al fijarse aranceles para productos norteamericanos; eso, aunque los efectos concretos no se han cuantificado.

Ayer la relación bilateral entre Chile y Estados Unidos tomó mayor relevancia, luego que el timonel de la Sofofa, Bernardo Larraín, señalara que  «le pedimos como Sofofa una reunión a la embajada de EE.UU. para manifestarle la preocupación del sector privado chileno. La fecha definitiva está en proceso de agendarse, porque el embajador está fuera de Chile» .  Agregó que «una economía inserta en el mundo como la chilena, por supuesto que tiene impacto. ¿Cuál será? Dependerá de cuánto dure esta guerra comercial. Todos los países tenemos que hacer el punto que, por muy pequeños que sean, los temas se resuelven conversando en instancias multilaterales y no haciendo acciones unilaterales para poder aumentar el poder de negociación; eso no nos parece que sea el camino, eso trae ruido e impactos directos e indirectos», dijo.

¿Desvestir un santo?

En estos días en ciertos círculos de la derecha y desde los elegantes pasillos de Teatinos 180 ha circulado la información de que La Moneda optaría por nombrar al actual subsecretario de Relaciones Exteriores, Alfonso Silva, como nuevo embajador en Estados Unidos, una de las representaciones de Chile que, a cuatro meses de la instalación de la administración piñerista, sigue pendiente.

En el oficialismo esta alternativa causa sentimientos encontrados. La evaluación de la experiencia de Silva en las lides diplomáticas es indiscutida y en la derecha es transversal la opinión de su conocimiento del “teje y maneje” de las Relaciones Exteriores.

Sin embargo, lo que preocupa a ciertos sectores del oficialismo es que de concretarse esta nominación, se termine desvistiendo un santo para vestir otro, lo que en castellano significa que se apuesta por instalar una pieza potente en Estados Unidos en el marco de la guerra comercial con China, pero se deja «sin soporte» a la cancillería chilena.

Si en estos cuatro meses en el gobierno ya se ha hablado que el ministro Roberto Ampuero es «el canciller ausente», mayor consenso genera que la idea de poner a Silva como subsecretario en RR.EE era precisamente para darle un sostén a la gestión del escritor.

El nombre de Ampuero en este ministerio cumple un objetivo claro, que es la estrategia de poner el acento en el discurso anticomunismo, considerando su propia conversión desde la izquierda hacia la centroderecha. Pero eso no sería suficiente para llevar las riendas de una cartera clave como ésta en el concierto internacional, y por lo mismo, en la propia derecha reconocen que entre sus principales debilidades está su falta «de cultura histórica», que es un elemento indispensable en el diálogo diplomático.

No solo eso, la dupla que se trató de cuajar en la Cancillería no prosperó, ya que existiría un quiebre entre Ampuero y Silva, por una insoslayable «falta de confianza», y eso habría motivado el eventual movimiento de piezas para llenar la vacante en EE.UU.

El gobierno, antes de Silva, habría intentando ofrecerle el cargo a al menos otras tres personas, que por diversas razones se negaron; al parecer, la complejidad del cargo sería una de ellas. Pese a que las embajadas, sobre todo la de algunos países con menor actividad diplomática, se ven como un premio a algunos «amigos políticos» de los gobiernos de turno, la de Estados Unidos tiene varias particularidades, entre ellas el contexto de Donald Trump como presidente  y de un ala dura de parlamentarios conservadores. “Hacer el trabajo bien en Washington es muy relevante y aprender a moverse bien en ese ambiente toma una aclimatación de al menos un año. Hay que entender una serie de códigos, de formalidades, de la forma de contactarse con la política allá. No se trata solo de invitar a comidas, es mucho más que eso”, dijo un exfuncionario de la embajada norteamericana.

Dentro de quienes habrían desechado el puesto estaría el abogado Jorge Carey y el exembajador de ese país en su primer gobierno, Arturo Fermandois. Con ello queda claro que el perfil que busca Piñera para el cargo es un experto con mirada técnica y no un operador con perfil político. Eso, aunque fuentes cercanas aseguran que su cercanía con Carey o Fermandois le acomodaba más al Mandatario. “Es sabido que varias personas, no solo para Estados Unidos, se han negado a asumir embajadas. En el caso de EE. UU., para Piñera hubiera sido ideal alguien con alto nivel de contactos y redes”, dijo una fuente conocedora.

Silva, como funcionario público no ha estado exento de polémica. Cabe recordar que tuvo que remendar varias veces su currículum cuando asumió en RR.EE. Ello, pues “en su primera presentación se señaló que era abogado de la Universidad Católica de Valparaíso. Luego la información se corrigió a egresado de Derecho de la Universidad de Chile. En algún minuto también se especificó su cargo como licenciado de Ciencias Jurídicas de la Católica de Valparaíso”, según consignó El Mostrador.

 

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