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Cuando la ropa sucia no se lava en casa: Isaac Hites vuelve a la carga contra sus hijas y exige el embargo de sus casas MERCADOS

Cuando la ropa sucia no se lava en casa: Isaac Hites vuelve a la carga contra sus hijas y exige el embargo de sus casas

Andrés Cárdenas
Por : Andrés Cárdenas Periodista El Mostrador
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Pocas personas buscan el conflicto de forma deliberada, aunque hay que reconocer que los choques son siempre algo latente, verdaderas batallas judiciales se dan entre colegas o parientes. Pero cuando se mezclan ambas en una empresa familiar, la confrontación parece casi inevitable. Los Hites, los Calderón, los Said, los Urenda, los Yarur, son algunos de los que han sacado a relucir sus diferencias privadas con público en primera fila. [ACTUALIZADA]


La revista Forbes cita un estudio que define la tensión como “el desacuerdo que a menudo es incómodo pero que puede resolverse mediante un debate saludable”, y dice que esto no es necesariamente dañino. El conflicto, por otro lado, es la “tensión agresiva que escala a niveles extremos e irresolubles”.

Esta última definición se puede aplicar para casos que no están para nada lejanos al acontecer nacional. Y si bien ha habido soluciones, la tensión ha escalado tanto entre las familias que controlan grandes empresas del país, que han desencadenado verdaderos conflictos, dignos de teleserie. Las más recientes acusaciones de préstamos impagos, demencia, hermanos que no se comportaron a la altura de la fraternidad.

La familia es lo primero, dicen, pero aun cuando el sentimiento sea profundo, eso no siempre se traduce en el éxito para una empresa familiar. Según el Family Business Institute, solo un 15% de empresas familiares sobreviven más allá de la segunda generación. Un panorama un tanto desalentador, considerando que millonarios conglomerados chilenos son propiedad de grandes familias, en las que se involucran varios miembros del clan.

Estos son algunos de los casos más emblemáticos que tuvieron enfrentados a parientes miembros de una misma empresa.

Las empresas chilenas han atravesado en la última década un profundo proceso de profesionalización, incorporando directores independientes a empresas de larga data que, casi siempre, fueron solo manejadas por sus fundadores. Y en ese contexto, varios trapitos al sol han aparecido, además de otros tantos tras la muerte de patriarcas de algunos millonarios clanes. Acá, a propósito de los más recientes y ventilados conflictos de los Calderón, controladores de Ripley, y de los Hites, le recordamos los pioneros que abrieron fuego en ventilar en la elite este tipo de asuntos.

Pero no pasa solo en Chile, a nivel de negocios en todo el mundo existen peleas recopiladas por la historia del periodismo de negocios. Una de ellas, entre los hermanos María del Carmen, Gabriela y Roberto Garza Delgado, hijos del  fundador de las mexicanas Cervecería Cuauhtémoc y la acerera HYLSAMEX. Un video de YouTube dejó en evidencia cómo, a la manera de la mejor telenovela, peleaban por los US$ 900 millones que dejaron las empresas familiares.

En otro caso, herederos de la fortuna del grupo Casa Saba incluso trajeron sus diferencias como coletazo a Chile. El debate familiar de este clan lo llevó, incluso, ante el desacuerdo de algunos miembros del clan, a comprar Farmacias Ahumada en Chile (a través de Casa Saba), cadena que vendieron al poco tiempo de haber invertido en mucho menos de lo que gastaron en adquirirla.

En Brasil, las peleas de Benedito y Luiz Augusto Müller, propietarios de Bebidas Müller, que produce la Cachaza 51, agotaron a los analistas: que vendan y dejen la empresa, con órdenes hasta de tribunales para dejar el directorio de la firma, han sido parte de la tónica.

En Chile, los pioneros, al menos en la crónica de medios económicos, fueron los integrantes de la familia Briones. En 2007, se retiró Felipe Briones Goich, quien se quedó con Pesquera Yadrán, más capital de trabajo. Luego, se realizó una nueva modificación, mediante la cual Anita y Loreto Briones Goich decidieron separar negocios con sus hermanos Hernán y Pablo y su madre, Sylvia Goich. Este último eslabón del grupo operaba en conjunto, cuando dividieron sus negocios con el otro miembro del clan.

La familia Said tampoco ha estado ajena. Jorge Said  se peleó con el resto de sus primos al inscribir la marca Said a su nombre, lo que ha generado diferencias son el resto del grupo. El abogado de Salvador Said, Juan Pablo Silva, dijo que llegarán hasta las últimas consecuencias legales para debatir las diferencias.

Pero el caso más latente, y que sigue al rojo vivo hasta el día de hoy, es el de los Hites, esto porque el recién pasado jueves el patriarca de la familia volvió a arremeter contra sus hijas, presentando dos nuevas demandas de ejecución y embargo.

Isaac Hites exige a Claudia y Mónica completar el pago de préstamos en dinero que ambas se habrían comprometido a pagar, pero que finalmente no lo hicieron. Según la demanda, el padre exige a sus hijas $136.000.000 que corresponden a la suma de las cuotas morosas más intereses. Además, Isaac Hites exigió el embargo de las casas de sus hijas, ubicadas en Las Condes y Lo Barnechea.

Consulta las nuevas acciones legales contra Claudia y Mónica Hites aquí y aquí.

Cabe recordar que esta no es la primera jugada del empresario en tribunales para exigir que sus hijas le paguen la deuda porque demandas iban y demandas venían desde mucho antes. Así empezó la riña al interior de la familia controladora de la conocida multitienda.

Hites: mi padre está demente

Hasta el Centro de Arbitraje y Mediación (CAM) llegó un conflicto que se venía incubando hacía ya tiempo y que afecta a una de las familias que controlan una importante multitienda del país: Hites.

Las herederas, Mónica y Claudia Hites Moscovich –hijas de Isaac Hites–, alegaron que fueron postergadas históricamente de la administración de la compañía con presencia bursátil que está en manos de sus hermanos Andrés y Jaime.

Pero la disputa dio un giro inesperado cuando, en paralelo al alegato de Mónica y Claudia, el patriarca del clan junto con sus hijos lanzaron sus dardos, presentando dos demandas en contra de su propia hija y hermana (Claudia), por incumplimiento de millonarios préstamos, uno por UF 26.200 ($712,5 millones al precio de hoy) y otro por UF 1.539 ( $41,8 millones).

Esta última demanda no prosperó como esperaban y el tribunal ordenó al empresario aclarar el monto que exigía a su hija en pesos, pues se ingresó en Unidades de Fomento. Dicho y hecho, el patriarca de los Hites extremó sus esfuerzos y arremetió nuevamente contra su hija.

Una segunda embestida del padre que tuvo un nuevo plot twist (giro en la trama), en una disputa que sigue hasta el día de hoy. Y es que, en medio de este nuevo intento de Isaac Hites en el 18º Juzgado Civil de Santiago, su hija no escatimó en recursos para zafarse y seguir adelante con su cometido.

Demente. El recién pasado 16 de octubre, en un escrito presentado por su abogado Jorge Meneses Rojas, las herederas alegaron un “manifiesto estado de demencia” de su padre. “Solicitamos se le designe un curador ad litem en forma previa a la continuación del proceso”, consigna el documento.

Los Hites están en pleno conflicto y sus herederas ya ganaron un primer round, esto porque el tribunal accedió a debatir el estado de salud mental del empresario de 86 años, Así, según consigna La Tercera, en los próximos días el tribunal que ve el caso oficiará a la Clínica Las Condes, a fin de que el recinto médico le remita una copia “completa y actualizada de la ficha clínica” de Isaac Hites Averbuck.

Los primos Yarur

Uno de los primeros casos en ver la luz pública fue el de la familia controladora del Banco de Crédito e Inversiones (BCI). La disputa, que terminó en un juicio oral, tuvo como protagonista a Jorge Yarur Bascuñán, acusando a su primo Daniel Yarur Elsaca de haberse apropiado indebidamente de casi 60 millones de dólares mientras le administraba su patrimonio por casi una década. En la otra esquina del ring, Daniel se defendió y mantuvo una demanda civil por el cobro de honorarios, reclamando que le debían US$45 millones. Esto, porque estimó que el patrimonio de su pariente y amigo subió en US$ 500 millones bajo su gestión y aseguraba que tenían acordado un cobro de 25% del incremento del patrimonio.

Tras una larga batalla penal, apelaciones, rechazos y una “competencia” por quién tenía la asesoría más cara, un fallo de primera instancia del 25° Juzgado Civil de Santiago ordenó a Daniel Yarur pagar $ 1.634 millones a su primo por concepto de indemnización de perjuicio, por haber faltado a su deber de administrador de la fortuna del heredero del fundador del BCI.

En junio de 2018, el caso siguió su camino tras ingresarse un Recurso de Apelación a la Corte.

La herencia de Beltrán Urenda

Este es un tema que se ha tocado tanto en películas como en teleseries: la millonaria herencia que deja el patriarca de una familia. Pero, lejos de la ficción, los hijos de Beltrán Urenda se enfrentaron en tribunales por una millonaria sucesión tras la muerte del fundador del Grupo de Empresas Navieras (GEN).

En 2014, dos de las herederas del patriarca –fallecido el 22 de junio de 2013– exigieron judicialmente a dos de sus hermanos «rendir cuenta» sobre el manejo de las inversiones familiares. Esto, tras enterarse por la prensa de la venta de parte de las sociedades heredadas del padre y por la eventual enajenación de acciones en otras sociedades anónimas.

La tensión escaló hasta el 1° y 3° juzgados civiles de Valparaíso, donde se buscaba exigir eventuales compensaciones económicas. Finalmente, en medio de la gresca familiar, los ocho hijos que eran en total llegaron a un acuerdo en el proceder de la partición en 2014. Entre las decisiones estuvo además que el menor del clan, Gabriel Urenda –quien será formalizado el 6 de noviembre por el caso Intervalores– cedió sus derechos en US$ 3 millones.

De paso, la herencia está congelada por diferencias que se debaten en el Tribunal Tributario y Aduanero de Valparaíso.

“Nadie quedó feliz” en el clan Calderón

«Comunicamos que en base al respeto y cariño mutuo que siempre han prevalecido, los hermanos Calderón Volochinsky han resuelto sus diferencias en el seno familiar, recomponiéndose las confianzas mutuas». Apelando a la sentimentalidad, así terminaba otro conflicto familiar, uno de los más recientes, donde los hijos de los fundadores de Ripley sacaron a relucir un conflicto sustentado por la diferencia entre hombres y mujeres.

Un intenso quiebre por la participación en la propiedad de Ripley Corp vivieron los hermanos Andrés, Lázaro, Michel y Verónica Calderón Volochinsky, los que a través de sus sociedades controlan el 53% de la compañía. Durante los últimos meses se hizo público que la hermana menor y única mujer (Verónica) alegaba haber sido excluida, sin su consentimiento, de un aumento de capital realizado en 2011, en el cual se diluyó su participación en la firma a casi la mitad.

«Nuestra hija Verónica está equivocada. Esperamos de corazón que recapacite. Lo que reclama fue impulsado por su padre y firmado por todos», señalaba el patriarca y socio fundador de Ripley, Alberto Calderón, junto a su señora Patricia Volochinsky, en defensa de los hermanos.

La menor del clan no se quedó de brazos cruzados y respondió asegurando que no había firmado nada en lo absoluto. «Me veo en la obligación de iniciar acciones legales para defender mi patrimonio”, sostuvo, dando pie a una serie de litigios que terminaron con Verónica llegando a un acuerdo con sus hermanos.

Verónica Calderón recibió cerca de US$ 20 millones en efectivo. Además, pasará a ser accionista de forma directa de la compañía, con cerca del 7,37% de la propiedad, paquete valorado en más de US$ 133 millones. A pesar de llegar a un arreglo, “nadie quedó feliz”, aseguró un conocedor de la sentencia final.

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