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Saddam pierde la batalla mediática, pese a las ‘inconsistencias’ de EEUU

En Irak se espera el montaje de un compacto publicitario con armas de destrucción masiva que los inspectores no localizaron en sus revisiones anteriores, pero que se descubrirían después de que las escaramuzas hayan terminado. Los medios de comunicación de Estados Unidos están comprometidos en esta operación que terminará por desacreditar a la propia ONU.


En el Libano; en Ammán, la capital de Jordania, y en la propia frontera con Irak, desde que sonaron los tambores de guerra hace cinco meses y comenzó la tensión por una inminente guerra entre Irak y Estados Unidos con sus países aliados, la sensación más clara que se percibe es que todo esto se mueve en un mar de inconsistencias y contrasentidos que cuesta entender, y donde el montaje mediático de EEUU juega un rol fundamental.



Lo único claro hasta ahora es que la guerra se desatará pronto y es sólo cuestión de correr las semanas en el calendario, porque cada cual tiene la suya: algunos dicen que será a fines de febrero, cuando el contingente armado del bloque aliado llegue a los 200 mil. Hoy la última cifra se acercaba a los 180 mil. Se han lanzado muchas cifras, pero la verdadera es un secreto bien guardado.



Otros piensan que la operación se desarrolla con muchos contratiempos en logística y con estimaciones erróneas, por ejemplo, sobre la capacidad de resistencia del ejército irakí.



Lo que más preocupa, sin embargo, es lo que ocurrirá después de lo que esperan todos, una operación relámpago como la que, para que los chilenos lo entiendan, sacó a Allende del poder.



De alguna manera el paralelo con el golpe a Allende es significativo. Estados Unidos y sus aliados han diseñado un compacto de pruebas de armas de destrucción masiva que colocarán frente a las cámaras para hacer sentir a la opinión pública mundial que el ataque fue plenamente justificado, siempre que la operación militar de tomarse Bagdad con tropas de infantería dé el resultado esperado.



La alternativa es que las tropas aliadas se establezcan en una zona, seguramente la colindante con Kuwait, e instalen el compacto publicitario y desde allí operen la segunda fase de la operación para tomarse Bagdad y terminar con la resistencia.



Todo el mundo en la zona sabe que Irak no es Afganistán ni Kosovo, y entonces tratan de entender por qué tanto contingente -250 o 300 mil hombres- para un ejército debilitado y un arsenal precario. Esa información fue entregada varias veces por Scott Ritter, el último jefe de la misión de inspección que finalizó en 1998. La misma CIA, en octubre, afirmó que Irak no tenía capacidad para resistir un ataque masivo por aire y tierra y que por eso podía tomar medidas desesperadas.



En Irak se espera el montaje de un compacto publicitario con armas de destrucción masiva que los inspectores no localizaron en sus revisiones, pero que se descubrirían después. El gobierno lo sabe, pero está demasiado aislado en la batalla mediática y, además, los países de la región que están en contra de la guerra no darán un paso al frente para reconocer que la operación es un armado mediático con un volumen de víctimas que se desconoce.



Los presidentes de los países que componen la alianza están informados de este montaje, pero ante cualquier pregunta lo negarán. Los altos ejecutivos de los medios de comunicación de Estados Unidos y sus aliados están comprometidos en esta operación que terminará por desacreditar a la propia ONU.



Esto que es vox populi, se comenta -sin embargo- sotto voce. Si un periodista lo hiciera público saldría inmediatamente de Irak; los funcionarios de las agencias humanitarias evitan el contacto con personas fuera del sistema o que no conozcan y además están en un plan de alerta y posible evacuación, y las representaciones de países y diplomáticos evitan el contacto aun más.



El "milagro" de Annan



El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) se reúne hoy para recibir los nuevos antecedentes de inteligencia que ofreció Estados Unidos a última hora. Con ellos espera convencer a los países contrarios a la intervención armada que tienen poder de veto en el Consejo y que se adopte así una segunda resolución que dé el vamos a la guerra contra Irak.



Los informes no entregaron pruebas concluyentes que justificaran un ataque a Irak para desmantelar el arsenal de armas de destrucción masiva (ADM) que se supone ese país esconde.



Pero hasta el momento, con una nueva resolución del Consejo o sin ella, casi no hay nada que pueda interrumpir el proceso hacia la guerra. "Un milagro", dijo el Rey de Jordania. Ese milagro puede originarse en un rol más visible del secretario general de la ONU y que éste acuda a sus exclusivas prerrogativas, pues en esta crisis ciertos personajes tienen poderes "técnicos" que podrían prevalecer por sobre las ansiedades de los políticos y los vaivenes derivados de ellas.



Por ejemplo, proponer al Consejo de Seguridad la necesidad de un nuevo informe sin distorsiones a mitad de camino, sin acudir a información de inteligencia fragmentada entregada a último momento. Una prolongación de la inspección ya está planteada y el secretario general tiene mandato para montar una nueva agenda.



La prensa acreditada ante la ONU y los mismos servicios de información de Naciones Unidas tienen la tendencia a resaltar que el poder del secretario general tiene muchas limitaciones, como dando a entender que los países fuertes y tradicionales con poder de veto tendrían más fuerza que el propio secretario general. Esto obedece a una estrategia destinada a encuadrarlo en un rol de articulador de las decisiones que se adoptan y cuyo objetivo central es velar que se apliquen los procedimientos establecidos por el Consejo de Seguridad.



Ha habido, sin embargo, secretarios generales díscolos o autónomos como Boutros-Boutros Ghali, quien tuvo permanentes disputas con Estados Unidos, aunque el contexto era otro. La bipolaridad de que hoy se habla era curiosamente un sostén del equilibrio y una contención del desequilibrio. Funcionaba para los dos lados y el secretario general podía usarla. Hoy eso no existe, porque Europa está dividida y el resto no cuenta.



El enigna Blix



Hans Blix ha tenido línea directa con el gobierno de Washington y ahora ha solicitado una reunión con el propio Sadam. Se transformaría en un mediador, dentro de un marco de inconsistencias y cambios de objetivos.



Se supone que en esta reunión del Consejo de Seguridad EEUU mostrará las nuevas pruebas de fuentes de inteligencia en dos sentidos: que Irak esconde armas de destrucción masiva y está vinculado a la red de Al Quaeda. Esta ultima posibilidad ha sido severamente cuestionada por fuentes de la CIA y del FBI, en una sorpresiva postura común.



Fuentes de prensa en Estados Unidos estacionadas en la zona han señalado que la CIA estaría actuando como un factor de equilibrio entre tanto "termocéfalo" que rodea a "un hombre que a la larga ha sido secuestrado" -textual- por un grupo de tecnócratas, políticos y hombres de negocios en su mayoría con metas incompletas en sus empeños anteriores. Cada uno tiene sus propias agendas en el ataque al Irak, según los perfiles entregados en la prensa.



Lo que está claro es que Blix pidió no ser vinculado con tareas de inteligencia, y que el empecinamiento estadounidense lo llevó a aceptar fragmentos de información con insuficiente análisis. "Ha sido un proceso lleno de baches y de imperfecciones. Los únicos que han funcionado a la hora y con disciplina en la cooperación han sido los irakíes", señala una fuente cercana a los inspectores que ayudó en la logística.



Por eso Blix afirmó que Irak había cooperado en el proceso, pero no en la sustancia. No pudo llegar a los arsenales ocultos que señalaban los informes de inteligencia norteamericanos. Los únicos que podían confirmar esta información entregada al final de la misión podían ser los científicos que se negaban a declarar sin ser grabados y con testigos, o fuentes del propio Sadam. En ese punto invocaron el ejemplo de Sudáfrica al declarar un desarme voluntario. La negativa de los científicos era falta de voluntad, ergo, Sadam tiene armas ocultas.



Otra fuente señala que "las interferencias en el trabajo de la misión desde fuera de Irak eran frecuentes, al punto que una persona relativamente serena como Blix se irritaba". La protección a la misión ante las interferencias externas -supuestamente de funcionarios norteamericanos acreditados en la ONU- que debía entregar la oficina del secretario general de la ONU fueron siempre insuficientes. Una fuente irakí expresó con discreción que Blix estuvo a punto de estallar.



Uno de los problemas principales que la misión del equipo de Blix debió enfrentar fue que algunas de las tareas podrían ser clasificadas como de inteligencia o derivaban en datos para ser analizados con claves de inteligencia. La denuncia del Gobierno de Irak de que la misión era parte de una operación de inteligencia está bastante cercana a la realidad, porque desde su inicio ésta no contó con esos datos que iban surgiendo a medida que se desarrollaba la inspección.



La prensa internacional ha soslayado entrar en este tema para no hacer más ruido en un proceso de inspección ya altamente distorsionado desde su origen. En materia de dudas, sin embargo, Sadam no está solo. Hay en Irak algo más que una pléyade de acólitos apoyando a un dictador indeseable, básicamente porque ha habido un tema de métodos y análisis que no cuadran en un proceso que debe ser transparente hacia la opinión pública mundial. ¿Por qué EEUU esconde información a todo ese mundo que Bush dice que está afectado y al que desea proteger?



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Cerco a la noticia: el pacto de confidencialidad entre las partes

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