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El brazo propagandístico del Pentágono en Irak

En febrero adelantamos que la etapa post Sadam en Irak se iniciaría con la entrada triunfal de las tropas bajo la atenta mirada de la CNN, cuyas cámaras registrarían el hecho histórico y actuarían como ministro de fe para certificar la veracidad de armas químicas y los contactos con redes terroristas que justificaban la defenestración del régimen de Husein.


La encargada de "editar" la información de lo que las tropas de EEUU están haciendo en Irak, señalamos hace dos meses, sería la corresponsal internacional de CNN, Christiane Amanpour. Hasta hace una semana, pensábamos que nos habíamos equivocado, porque no la habíamos visto transmitiendo desde Bagdad.



Sin embargo, desde la entrada de los blindados en la capital iraquí, hace una semana, esta representante del glamour periodístico que ha cubierto otras muestras de la expansión estadounidense, está instalada en Bagdad. Amanpour tiene un rol clave en esta etapa de la guerra: liderar la campaña de recuperación de imagen de EEUU, la cual ha transitado desde antes que estallaran los bombardeos, por la cornisa del desprestigio internacional.



La influencia que ejerce la CNN sobre otros medios es palpable. Sus equipos periodísticos trabajan con un nivel de impenetrabilidad y secretismo es sin par: No suelen dar entrevistas, no comparten sus pautas ni cuentan qué van a hacer sus reporteros en terreno. El objetivo es homogeneizar la información.



La misión de Amanpour



Fuentes que colaboran en Irak con la CNN, nos dicen que no constituye ningún misterio que el plan de la cadena es la divulgación, en dosis controladas, de los reportes sobre los arsenales secretos y el hallazgo de documentos que incriminen al régimen de Sadam con el terrorismo internacional que permitirán legitimar una invasión que ha sido resistida por un alto porcentaje de la población mundial.



Para alcanzar este objetivo, Amanpour está trabajando en estrecho contacto con el Comando Central de Qatar. Para evitar riesgos innecesarios y ruido informativo, la CNN está desplegada solo en el territorio iraquí controlado por tropas de ocupación.



El resto de los pocos medios acreditados, seguirá el curso de los acontecimientos en la medida que la CNN y las otras cadenas estadounidenses le marquen el paso. "Sería un riesgo enorme reportar desde las zonas fuera de donde está CNN", confiesa un reportero del diario español El País, quien suele recurrir a los servicios de la cadena norteamericana para enviar sus despachos.



"La pauta informativa está lanzada. Te sumas a la lógica de la legitimación de esta ocupación a toda costa o pereces", agrega el periodista que por ningún motivo quiere perderse la oportunidad.



Otros medios occidentales acreditados -como las agencias Reuters, AP, AFP y EFE- están en el mismo predicamento y seguirán la ruta que vaya abriendo la CNN que si bien es el sendero más seguro para la integridad física de los reporteros, es también el mejor método para homogeneizar la información que el mundo conocerá de la "pacificación" de Irak.



El País copado



Este otrora medio independiente que enfrentó, en su momento el predominio de la prensa anglosajona, hace rato sucumbió ante diarios como el New York Times y el International Herald Tribune. Ahora, su corresponsal en Kirkuk suele citar a CNN en sus despachos. De este modo informó recientemente "que los paracaidistas de la 17ª Brigada Aéreo Transportadora de los EEUU habían hallado en Kirkuk lo que parecía ser una cabeza de misil que contenía armas químicas, previsiblemente, gas nervioso, según los análisis preliminares", información que no resistió muchas horas.



En la actual etapa del conflicto, el recurso a las imágenes de CNN será la tendencia que marcara los reportes de guerra. Tal vez se deba excluir a la BBC de Londres, medio que suele descolgarse de las cadenas norteamericanas, pero que no cuenta con los medios de la CNN para cubrir los 25 teatros del conflicto dentro de Irak, como lo han definido fuentes especializadas.



Esta homogenización de la información es apocalíptica, y si no es apocalíptica, al menos coquetea con el fascismo o la barbarie, para hacer descansar un poco el fatigado recurso de que solo los regímenes comunistas reprimen las ideas y la información.



Martín Hopenhayn -en estas mismas páginas ha sugerido que esta guerra y sus implicancias, no justifican pensamientos apocalípticos. Otros escritores, como Castañeda, en México, o Glucksmann, en Francia, tienden a relativizar la guerra o a colocarse de frentón en lado del agresor, como si fuera el gestor de una nueva modernidad.



Una cosa es ser ingenuo otra cosa es ser despistado. Hopenhayn no es lo uno ni lo otro. Solo que se suma a la cadena de opiniones que postulan a la desmitificación de la gravedad de lo que está haciendo EEUU en el mundo. Esto es una forma de legitimar a la distancia lo que se esta haciendo.



Lo que está pasando en Irak es apocalíptico porque, al igual que cuando se impedía informar sobre las inspecciones, se ha implantado una política de exclusión a la prensa no estadounidense, muy parecida a las formas represivas que se observaban en la URSS de Stalin o en la Cuba de Castro, los ejemplos clásicos. Nunca los parangones se establecen con los gobiernos de Nixon o Truman. Tampoco se les suele comparar con dictaduras latinoamericanas, como la de Pinochet, que aplicaron la represión sobre la libertad de prensa.



El manejo mediático que se está dando en esta etapa de la guerra, calza con una visión apocalíptica, al menos en el plano de las ideas, las cuales aparecen controladas desde arriba, que los EEUU ha tratado de disimular bajo una leve pátina de democracia. El objetivo es minimizar los estragos de esta guerra, política que forma parte de la campaña del Departamento de Estado de que las bajas de civiles y de recursos físicos aparezcan como daños colaterales. Una barbarie, donde la CNN encabezará el show de promoción de que "la guerra era lo que había que hacer".



El punto central es develar que estamos frente a un montaje o fraude para planificar y justificar una guerra, la que tiene implicancias globales, y que se pretende legitimar con el poder de la información. Ese fraude lo encabeza CNN, que se ha transformado de facto en el brazo propagandístico del Pentágono.





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