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Piden investigar asesinato de Sergio Vieira de Mello

Pese a que se ha sindicado a extremistas islámicos como los eventuales asesinos, las dudas comienzan a tomar cuerpo e, incluso, medios como la Revue du Liban, de Beirut, sentencian que: "Ni en la cabeza más recalcitrante de los extremistas islámicos podría haber surgido la idea de asesinar a la persona más indeseada por la administración de Paul Bremer", el administrador civil de Irak impuesto por los aliados.


"Es un atentado que debería despertar al mundo", sostuvo Mary Robinson, la ex alta comisario para los DDHH de la ONU, sobre la muerte de su sucesor en el cargo, Sergio Vieira de Mello, quien murió en el atentado contra la sede del organismo internacional en Bagdad, del martes pasado.



En la escueta declaración de Robinson, quien debió renunciar al cargo presionada por EEUU por su posición crítica frente a los abusos contra los presos de Guantánamo, se sintetiza la falta de reacción que ha tenido la comunidad internacional, y la propia ONU, frente a la seguidilla de errores y horrores que diariamente se cometen en Irak.



La muerte de De Mello y otros 23 funcionarios de la ONU trae a la memoria las reiteradas solicitudes que formuló el jubilado jefe de inspectores de armas en Irak, Hans Blix, para que le dieran más tiempo antes de que soltaran los perros de la guerra. Petición que siempre tuvo por respuesta una frase que, de tanto repetirla, pasó a ser patrimonio del Presidente Bush: "Esta es una mala película que ya he visto muchas veces, el tiempo se acaba para Sadam". Efectivamente, el tiempo de Sadam se esfumó, pero el mal filme no ha concluido y muchos creen que terminará pasándole la cuenta al propio Bush.



A estas alturas, con la muerte de 24 funcionarios de la ONU -la peor tragedia del organismo en toda su historia- nadie está para bromas o metáforas en Irak. Recién, ahora, la Casa Blanca y el Pentágono le están tomando el peso a su decisión de imprimir una baraja con los rostros de los enemigos más buscados: en un país islámico no es bien visto "jugar" con imágenes humanas.



Asimismo, Bush tuvo que ceder ante el Presidente de Brasil, quien no aceptó que el cuerpo de Sergio Vieira de Mello fuera transportado por un avión de la US Air Force, y debió entregarle todas las garantías de seguridad para que una nave brasileña recogiera el cadáver en Bagdad.



Esta actitud de Lula ha sido el golpe diplomático más contundente que ha recibido el gobierno norteamericano en la actual etapa de la ocupación iraquí, sostuvo el diario Jornal Do Brasil. En tanto, los Angeles Times destacó que "el Presidente Bush está sombrío", y que el atentado a la sede de la ONU, cuya seguridad le correspondía en gran medida a las fuerzas ocupantes, "fue poco menos que el de las torres gemelas".



Cuando la ONU pierde un bien físico se inicia un sumario o una auditoría interna para determinar qué sucedió y sancionar a los eventuales responsables. Cuando el caso es muy grave, el organismo moviliza toda su estructura de fiscalización en una investigación de proporciones. La pérdida de De Mello y gran parte de su staff es, significativamente, mayor que toda pérdida material. Es una pérdida humana que reclama una inmediata investigación. En el caso específico de un "personaje" del tonelaje de Sergio Vieira de Mello, su muerte adquiere proporciones globales.



En la mayoría de las páginas editoriales de la prensa mundial, con la excepción del The Economist que ha estado siempre a favor de la ocupación y de la mano dura con el mundo árabe, se asume que la muerte de Vieira de Mello -junto a su jefe de gabinete, su jefe de prensa y sus principales asesores políticos-, es un golpe mortal a la política que quiso imprimir la ONU en Irak a través del más probable "delfín" de Kofi Annan.



Pese a que se ha sindicado a extremistas islámicos como los eventuales asesinos, las dudas comienzan a tomar cuerpo e, incluso, medios como la Revue du Liban, de Beirut, sentencian que: "Ni en la cabeza más recalcitrante de los extremistas islámicos podría haber surgido la idea de asesinar a la persona más indeseada por la administración de Paul Bremer", el administrador civil de Irak impuesto por los aliados.



En la inminente investigación que se abrirá para aclarar el caso, una línea indagatoria deberá hacerse cargo de responder las interrogantes más quemantes: ¿Por qué falló la seguridad? ¿Qué sucedió con el primer cerco de protección en torno a la sede de la ONU y los sucesivos? ¿Los extremistas contaron con infiltrados que les transmitieron la ubicación exacta de De Mello en el edificio?



Con toda probabilidad, esta investigación ya se ha iniciado en el más absoluto secreto y es de esperar que no se quede atrapada tras los muros de la ONU. Asimismo, las fuerzas de ocupación deberán realizar su propia investigación. Según analistas, la muerte de Vieira de Mello tiene mayor gravedad que el suicidio del asesor de defensa británico David Kelly. La razón es simple: el asesinato de De Mello ocurrió en un territorio ocupado por fuerzas extranjeras que deben regirse por la Convención de Ginebra y afectó a una alta autoridad de la ONU que actuaba en Irak en virtud de una resolución del organismo.



Sin embargo, leer lo que realmente está ocurriendo se hace en extremo difícil. Medios pro invasión insisten en que el atentado estaba dirigido en contra de la ONU y De Mello, en particular. "Curiosamente -informa un funcionario de la ONU que trabaja en la zona-, la carga explosiva estaba dirigida a causar estragos en las oficinas de De Mello y su equipo. Que hayan fallecido sus colaboradores más directos, nos hace pensar -en verdad todo la gente aquí piensa así- que fue un crimen muy planeado por quienes deseaban que Vieira de Mello desapareciera del mapa lo antes posible".



Según una fuente iraquí, que pidió reserva de su nombre, "era vox populi en Irak que el plan de De Mello, en caso de ser nombrado Secretario General de la ONU, era sacar a EEUU lo antes posible del país y acabar con la ocupación".



Tampoco constituye novedad para quienes siguen los acontecimientos en Irak que los encontrones entre Bremer y De Mello, gradualmente, venían cobrando intensidad, por lo que muchos creen que Paul Bremer puede ser un buen testigo para la investigación que debería realizarse sobre este asesinato.



El trágico atentado perpetrado contra la sede de las Naciones Unidas en Bagdad ha abierto el debate sobre el papel de la organización en Irak, que hasta el momento ha estado supeditado al mandato de las fuerzas de la coalición.



El ataque contra el hotel Canal, de Bagdad, ha sido el más sangriento que ha sufrido la organización internacional, pero no el único ya que más de 240 trabajadores de la ONU (sin incluir cascos azules) han muerto en lugares conflictivos como Ruanda, Timor Oriental, Somalia y Kosovo desde 1992.



Sin embargo, ha sido uno de los que mayor repercusión ha tenido, en un momento en el que se hacen evidentes las dificultades de EEUU y el Reino Unido para controlar y proveer seguridad tras la invasión militar de Irak.



Los analistas políticos se han preguntado, durante toda la semana, el porqué de este ataque a la organización humanitaria, cuya única misión en Irak es ayudar a reconstruir el país y ayudar a la población iraquí a recuperar su soberanía.



Relaciones peligrosas



La percepción de que existe una "relación demasiado estrecha" entre la ONU y la Casa Blanca se ha hecho sentir en distintos comentarios y opiniones en los medios e, incluso, se escucha en los pasillos de la sede central del organismo, en Nueva York.



El ex portavoz de la ONU en Irak, Admed Fawzi, al enterarse del brutal atentado, dijo que «todavía en Irak existe un gran resentimiento del pasado», en alusión al «rencor» que tiene la población iraquí que identifica a la organización con las severas sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad tras la Guerra del Golfo, el 1991.



El secretario general de la ONU, Kofi Annan, salió al paso de estas versiones y declaró públicamente las diferencias que existen entre las Naciones Unidas y Estados Unidos, para que nadie tenga la percepción de que "la primera trabaja para el segundo".



«La ONU tiene sus políticas y EEUU las suyas, como se demostró en la primavera pasada, cuando el Consejo de Seguridad no votó a favor de la guerra contra Irak», afirmó Annan.



El propio enviado especial de la ONU en Irak, Sergio Vieira de Mello, quien falleció en el atentado del martes, dijo poco después de asumir su cargo que se encontraba en una «situación extraña» por tener que asistir a las fuerzas de la coalición, formadas por tan sólo dos miembros del Consejo.



En este sentido Kofi Annan explicó que: «Vieira de Mello actuó bajo el mandato del Consejo de Seguridad y era independiente, pese a que colaboraba muy de cerca con Paul Bremer".



El grave deterioro de la seguridad en el país ha hecho que EEUU y el Reino Unido vuelvan a fijar su mirada en la ONU, para a pedir ayuda militar y financiera a otros países, pero reservándose el mando militar y administrativo.



Países como India, Turquía y Pakistán se han mostrado dispuestos a colaborar con tropas, pero han puesto como condición que sea bajo la bandera de la ONU, lo que requiere una nueva resolución del Consejo.



Otros países como Francia, Alemania y Rusia -que se opusieron a la invasión militar- piden además que Washington y Londres cedan parte de su control a la ONU para formar una fuerza multinacional real.



El Consejo de Seguridad ya ha celebrado consultas preliminares para la elaboración de esta nueva resolución sobre Irak, aunque todavía queda mucho por discutir y obstáculos que superar, ya que de momento el gobierno de George W. Bush ha advertido que no renunciará a perder su control en el país árabe.



No obstante, el secretario general pronosticó el viernes que las fuerzas de la coalición «deberán repartir decisiones y responsabilidades» si quieren que otros países de la comunidad internacional se involucren en la resolución de la crisis en Irak.



La preocupación sobre la independencia de la ONU también ha sido expresada por el presidente de la United Nations Association, William Luers, organización sin fin de lucro que apoya a las Naciones Unidas y que realiza investigaciones políticas para el organismo.



Luers indicó que «la ONU tiene capacidad para desempeñar un mayor papel en Irak, incluso después de los atentados, siempre y cuando se defina como un apoyo a los iraquíes y no como un ayuda para hacer salir a EEUU de sus problemas».



Guerra civil ad portas



En respuesta al atentado, la administración Bush baraja la idea de crear una fuerza de seguridad iraquí que complemente el trabajo que realiza del ejército de ocupación. Iniciativa que, según un artículo de The Economist, se debe a la fatiga que manifiestan las tropas que no han tenido una rotación apropiada y a la fuerte resistencia que ha encontrado EEUU en países como India, Pakistán y Turquía, entre otros, que se niegan a mandar sus contingentes bajo la bandera norteamericana.



La solución de crear unidades paramilitares iraquíes que se encarguen de tareas policiales -como informó The Economist, en su edición del 22 de agosto- tiene un elemento explosivo que nadie debería ignorar en un escenario convulsionado como el que se da en Irak. Para una fuente iraquí consultada por El Mostrador.cl, el armar una fuerza local es, en la práctica, una invitación a la guerra civil.



"Armar a los iraquíes para proteger una ocupación es como crear escudos humanos, pero al revés. Se intenta promover una fuerza local para que se enfrente con la resistencia y, así, proteger a las fuerzas de ocupación. Si el Consejo de Gobierno cae en esta trampa, sería el fin del proceso que había comenzado De Mello, de instalar un gobierno elegido democráticamente el 2004, y contribuiría a la anarquía total y a los planes de EEUU que no tiene ningún interés en abandonar Irak antes de dos años", agrega.



En la agenda original de los aliados, lo que fue repetido en más de una ocasión por el comandante de las fuerzas británicas, a poco de comenzar la invasión, la ocupación del país demandaría, como mínimo, dos años. Lo que contrasta con las negociaciones que habían iniciado con la ONU para que el organismo entregará respaldo a una fuerza multinacional que se encargará de estabilizar Irak de aquí al 2004.



Idea que -con la muerte de De Mello- pierde el poco sustento que había logrado cimentar al interior de las Naciones Unidas. Por una parte, EEUU tampoco desea entregar un rol protagónico a la ONU que, a todas luces, significaría ceder una cuota de poder. La intención de la Casa Blanca sería compartir los costos de la ocupación, pero no sus beneficios.



En estos momentos, el Consejo de Seguridad está tratando de alcanzar un nuevo compromiso con las fuerzas de ocupación. Después de la muerte de De Mello -si el atentado, efectivamente, fue una advertencia para la ONU más que para las fuerzas aliadas de ocupación, como sostiene medios como The Economist-, el Consejo no estaría convencido de asumir, bajo estas condiciones, un rol en la reconstrucción de Irak.



Héroe de la ONU



En las exequias del fallecido representante de la ONU en Irak, realizadas ayer en Río de Janeiro, Brasil, el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, elogió a Sergio Vieira de Mello y lo calificó como «un héroe de la ONU».



El féretro con los restos del diplomático brasileño, muerto en el atentado terrorista de principios de semana en Bagdad, llegaron ayer a Río de Janeiro, su ciudad natal, para recibir la despedida de sus familiares y compatriotas.



Annan, que definió a Vieira de Mello como un «amigo íntimo», llegó expresamente a Río de Janeiro para asistir al velatorio del diplomático, en el que también estuvo el presidente brasileño, Luiz Inácio «Lula» da Silva, acompañado por varios de sus ministros.



«No podemos aceptar que Sergio haya muerto en este momento y de esta forma, o que nada bueno resulte de eso. No podemos aceptar que todo su brillo, su energía, su devoción y su lealtad a las ideas de las Naciones Unidas hayan sido abruptamente retiradas de nosotros», dijo Annan ante el féretro, que estaba cubierto con las banderas de Brasil y de la ONU y flanqueado por una guardia de honor.



Visiblemente acongojado, Annan calificó la muerte de Vieira de Mello como «cruel, sin sentido e injusta» y señaló que el diplomático de 55 años, con amplia experiencia en la negociación de conflictos, «dio la vida por la paz y la reconciliación».



En ese sentido anotó que la población de países o territorios como Camboya, Mozambique, Timor Oriental y Kosovo lo recordarán como un hombre que les ayudó a aliviar el sufrimiento en momentos difíciles.



Annan también recordó a las otras 23 personas que murieron con Vieira de Mello en el ataque terrorista contra el cuartel general de la ONU en Bagdad, y dijo que «su sacrificio» hace que los demás funcionarios de las Naciones Unidas se sientan orgullosos de trabajar en la Organización.



Tras recordar que en sus últimas palabras Vieira de Mello pidió la continuación de la misión de la ONU en Irak, el Secretario General subrayó que las Naciones Unidas continuarán su trabajo en ese devastado país.



El féretro partirá hoy por la tarde hacia la localidad francesa de Thonon-les-Bains, fronteriza con Suiza, donde el lunes será sepultado por deseo de su ex esposa e hijos, que residen en esa región.



Sergio Vieira de Mello trabajaba como funcionario de carrera de la ONU desde 1969 y sirvió al organismo en Bangladesh, Sudán, Chipre, Mozambique, Perú, Líbano, Camboya, Bosnia y Ruanda entre los años 70 y 90.



En 1999 asumió el cargo de representante especial de la ONU en Kosovo, y luego dirigió con éxito la reconstrucción de Timor Oriental y su transición a la democracia.



El año pasado fue nombrado Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, cargo del que pidió una licencia de cuatro meses en mayo pasado para asumir el puesto de representante especial del Secretario General de la ONU en Irak.





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