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Sólo el 22 % de los británicos cree que Blair es ‘honesto y confiable’

Luego de su declaración ante Lord Hutton, magistrado a cargo de la investigación del caso Kelly, y la renuncia de Alastair Campbell, portavoz y hombre fuerte del gabinete de Downing Street, la credibilidad de Tony Blair en el Reino Unido está por los suelos. También bajó en las encuestas la popularidad de Ariel Sharon en Israel, golpeado por el fracaso de la ‘hoja de ruta’ y por un escándalo de corrupción. En tanto, el presidente de Francia, Jacques Chirac, liderando los países disidentes del Co


De poco servirá a Tony Blair el contenido de un artículo póstumo del Dr. David Kelly, publicado por el semanario The Observer de Londres, donde el científico británico argumenta, en marzo de este año, que existían evidencias de que Sadam Hussein aún tenía en su poder armas biológicas y químicas, y que sólo un cambio de régimen podía detener al dictador iraquí. El artículo fue escrito pocas semanas antes del inicio de la guerra y hasta ayer no había sido publicado. "La guerra es ahora inevitable", escribe. "La proporcionalidad e intensidad del conflicto dependerá de cuál es el verdadero objetivo: el cambio de régimen o el desarme de Irak. EEUU, y quién quiera asistirlo, debiera asegurarse de que la fuerza y estrategia usadas sean apropiadas a la modesta amenaza que Irak representa…. La amenaza de largo plazo, sigue siendo la capacidad de Irak de desarrollar y madurar armas de destrucción masiva, algo que sólo puede ser evitado con un cambio de régimen".



Hace poco más de un mes el experto en armas del ministerio de Defensa británico, David Kelly, presuntamente se suicidó, luego de ser señalado por el propio ministro de la cartera como la posible fuente del programa de radio Today de la BBC, que denunció que el gobierno de Blair exageró la inteligencia acerca de las armas del dictador iraquí para fortalecer la causa contra Irak.



El caso Kelly, cuya investigación es sustanciada por el magistrado Lord Hutton, ha servido para desnudar ante el público las maquinaciones secretas del gobierno laborista británico durante los meses que precedieron la guerra de Irak.



El jueves pasado, Tony Blair se defendió ante el magistrado y la entera nación argumentando que su Gobierno había sólo intervenido en la redacción del Dossier de septiembre de 2002 sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak. La información contenida en dicho documento fue, según el Primer Ministro británico, responsabilidad exclusiva de su asesor de seguridad, John Scarlett, encargado de recoger el material de inteligencia de los servicios secretos. Blair dijo haber "creído" en la información entregada. En otras palabras, Tony Blair defendió su propia buena fe, no la calidad de la información recolectada por sus servicios de inteligencia.



"El Sr. Blair", dice la editorial del New York Times de este viernes, "se adjudicó a si mismo un rol superfluo y poco plausible para un líder que se prepara a llevar a su nación a la guerra".



Cabe recordar que en el citado Dossier o Libro Blanco lanzado por Blair en septiembre pasado, se decía, entre otras cosas, que Irak intentó comprar uranio a Níger y que Sadam Hussein estaba en condiciones de lanzar ataques biológicos y químicos con sólo 45 minutos de antelación. Acusaciones que los hechos demostraron ser falsas.



Entre el material hecho público durante la investigación de Lord Hutton, se destaca un correo electrónico del jefe de gabinete del Primer Ministro, Jonathan Powell, donde se dice que el Dossier original sufrió un proceso de "reescritura substancial" para incluir algunos puntos que Blair mismo insistió en colocar. "El propio Powell", prosigue el New York Times, "declaró días atrás al juez británico que a mediados de septiembre pasado le señaló al Sr. Blair que no era adecuado sostener que Irak representaba una amenaza inminente. Sin embargo, una semana más tarde, cuando el Sr. Blair presentó el Dossier al Parlamento, dijo que el programa de armas no convencionales del Sr. Hussein estaba ‘listo para ser usado’".



La renuncia del "policía malo"



La renuncia del "hombre fuerte" del gabinete británico y portavoz del Gobierno, Alastair Campbell, el día siguiente de la comparecencia del Primer Ministro ante Lord Hutton, no pudo llegar en peor momento. Aunque hacía meses se sabía que el "alter ego" de Blair tenía intenciones de abandonar el Gobierno para dedicarse a asuntos privados, la oportunidad para anunciar su alejamiento provocó todo tipo de suspicacias.



La estrecha relación entre Blair y Campbell data de 1981, cuando el último era reportero del tabloide inglés Daily Mirror. Desde entonces las carreras de ambos personeros estuvieron íntimamente ligadas, al punto de que algunos analistas políticos sostienen que el éxito político del Primer Ministro se debe exclusivamente a la "construcción mediática" de Campbell. Incluso se ha llegado a sostener que quien verdaderamente domina la relación es el periodista. Tony Blair ha cultivado la imagen del hombre de buena fe, a ratos con los típicos rasgos de un monje puritano «iluminado» por una misión mesiánica. Alastair Campbell, en cambio, se ha caracterizado por jugar el papel del "oscuro", el que hace el trabajo sucio. Si Blair es el "policía bueno", a su amigo y estrecho colaborador le tocó siempre representar ante la opinión pública el rol del "policía malo". El viernes, el Daily Mail describió a Campbell como el "mentiroso-en-Jefe", y lo calificó de "maníaco, prepotente y embustero".



Según una encuesta de opinión publicada el viernes por el Daily Telegraph, inmediatamente después de la renuncia de Campbell, el "performance" de Blair ante el juez Hutton parece no haber convencido a muchos británicos. El 47 por ciento de los entrevistados dice haber perdido su confianza en el Primer Ministro durante la investigación judicial. Sólo el 22 por ciento de los entrevistados sostiene aún que el Gobierno es "honesto y confiable". Por primera vez desde hace más de 6 años, la oposición supera al partido de gobierno: el 37 por ciento de los encuestados votaría hoy por los conservadores; sólo el 35 por ciento, por los laboristas. Un verdadero desastre para el nuevo laborismo de Tony Blair.



Ariel Sharon en dificultades



El fin de la tregua decretada por Hamas y la Jihad Islámica, los nuevos atentados suicidas en Israel y las continuas represalias israelíes en los territorios palestinos, han hecho esfumarse las esperanzas de que le "hoja de ruta", establecida por EEUU, la UE, Rusia y la ONU para conseguir la paz entre Israel y Palestina, llegue a tener algún éxito. Poco más de dos meses atrás, el 60 por ciento de los israelitas veían en Ariel Sharon a un "buen ministro", hoy el 53 por ciento tiene una opinión negativa del Primer Ministro.



Estos son los resultados de una encuesta de opinión realizada por el diario financiero israelí Globes la semana pasada. Según la encuesta, sólo el 43 por ciento de los israelitas sigue apoyando a Sharon. Una caída estrepitosa, vista su enorme popularidad en los últimos años. Hoy, los israelitas no creen que Sharon sea capaz de negociar la paz con los palestinos. A la pregunta, ¿cuánto tardará en llegar la paz?, el 31 por ciento responde "dentro de los próximos 10 años", el 8 por ciento cree que tardará en llegar "entre 10 y 25 años", y el 47 por ciento dice "en dos o tres generaciones, o quizás nunca".



Pero el rechazo de los israelitas a Sharon no se debe únicamente al pesimismo en que se encuentran sumergidos. Un escándalo de corrupción interna en que estaría comprometido Ariel Sharon y sus dos hijos, Omri y Ghilad, estaría también influenciando el humor del país. El asunto se inició en 1999, cuando una empresa privada israelita -contraviniendo la ley electoral- entregó un millón de euros a Sharon como aporte a su campaña. Al ser descubierto, el premier se vio obligado a restituir la cifra. Para salir de las deudas, sus hijos habrían supuestamente buscado financiamiento, también ilegal, en Sudáfrica, EEUU y Austria. "Se huele corrupción", tituló el viernes el diario Haaretz en primera plana, pidiendo la renuncia de Sharon si no se clarifica el escándalo.



A aguas revueltas, ganancia de…



A pocas horas del atentado de Najaf que cobró la vida de más de cien iraquíes shiitas y la de su líder espiritual, Ayatollah Mohamed Baqer al-Hakim, el presidente de Francia, Jacques Chirac, hizo un llamado a EEUU para que en Irak se restituya "sin tardanza" la soberanía a los iraquíes en el marco de un "proceso" de transición bajo la guía de la ONU, la única institución "capaz de dar la legitimidad necesaria" a la actual ocupación militar de los Aliados. Chirac condicionó el futuro envío de tropas francesas a Irak al inicio de un proceso de traspaso de soberanía bajo el paraguas de la ONU y "con el apoyo de países de la región". A la luz de la dramática situación que vive Irak, dijo el presidente francés, está más que justificada la posición que mantuvo Francia en el Consejo de Seguridad de la ONU, contraria a la guerra. Después del atentado a la sede de la ONU, Irak se está desplomando en el caos, por lo que hoy hay que reafirmar en ese país la "preponderancia del derecho". Lo que se necesita es una respuesta "política", lo contrario de lo que ha hecho EEUU al apoyarse principalmente en una doctrina de "seguridad", que "aunque siendo útil, no es suficiente", dijo.

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