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Progresos en la ONU para una Convención sobre desapariciones forzadas

El viernes pasado en Ginebra finalizaron con un tono de optimismo los cinco días de reuniones entre los Estados de Naciones Unidas y ONGs para crear un instrumento internacional de protección contra la desapariciones forzadas, según las opiniones concordantes de gobiernos. La prensa tuvo acceso a los debates.


El embajador de Francia, Bernard Kessedjian, presidió los trabajos, esforzándose en conseguir consenso en la definición del delito, en las medidas preventivas y de represión que deberían tomar los países contra las desapariciones, y en el órgano de control del futuro instrumento para que su contenido sea respetado en el mundo.



Para el jurista francés, Louis Joinet, experto de Naciones Unidas que dirigió la elaboración del proyecto que sirve de base a las deliberaciones, es imprescindible una convención especifica, «porque ninguna otra existente puede resolver el problema de las desapariciones, que es la supresión de la persona física y jurídicamente».



«Las desapariciones se inscriben en una estrategia de terror que produce la no existencia. Es el tiempo suspendido y no se sabe si la persona esta viva, si fue secuestrada, y lo que es terrible es que el tiempo pasa y no se puede abrir la sucesión, porque si se presume la muerte se actua en el sentido de la represión», explica Joinet.



«Ninguna disposición debe prohibir investigar, en tanto no se haya esclarecido si la persona está viva o ha perecido. Y el plazo de la prescripción del hecho recién comienza cuando se ha dilucidado lo ocurrido», siendo éste a juicio de Joinet, uno de los dos puntos claves que deben acordarse en la confección de este tratado.



«Pero lo fundamental es que si las desapariciones son una práctica masiva y sistemática, eso se convierte en un crimen contra la humanidad y eso es imprescriptible», agrega.



Para Juan José Gómez Camacho, Director General de Derechos Humanos de México, presente en el encuentro de Ginebra, «esta Convención es necesaria porque las desapariciones siguen ocurriendo a nivel mundial y porque no hay marco jurídico para prevenir y para proteger a las personas de esta práctica aberrante».



«Las desapariciones no es el secuestro, la tortura, o la ejecución o el homicidio. Es el no saber, es la sustracción de la persona de manera absoluta de la protección de la ley, donde las autoridades del Estado la ponen en la clandestinidad», argumenta Gómez Camacho, para justificar un nuevo instrumento internacional que las combata.



El embajador Kessedjian de Francia anunció que enero de 2004 las delegaciones volverán a encontrarse en Ginebra para redactar un texto que exprese el consenso, de tal suerte que la próxima asamblea de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU de marzo venidero decida si la eleva a la Asamblea General para su promulgación.




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