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La Casa Blanca podría imponer la federalización del mundo

Pese a que actualmente EEUU tiene más poder que nunca en su historia -lo que conlleva una mayor cuota de responsabilidad como única potencia mundial- no podrá abandonar Irak antes de lograr montar un mínimo de normalidad en el país árabe. Proceso en el cual quiere contar con el respaldo explícito de la ONU.


El mensaje del Secretario General de la ONU al concluir las conversaciones con Francia, Rusia y Alemania, en Ginebra, previas a la Asamblea General, indicaba su frustración o pasividad ante la crisis que vive el organismo que dirige y los desafíos futuros. Dentro de su acostumbrado hermetismo, sostuvo que "la ONU debería reformarse rápidamente". Ayer aclaró en qué sentido y, si bien fue distinto a lo que propuso Bush, en realidad son propuestas complementarias o, al menos, compatibles.



Bush se encuentra en un momento crucial. Las voces criticas se escuchan, incluso, al interior de su administración y el nerviosismo ante la incertidumbre de la reelección ha provocado un aumento de la disidencia interna.



Fuentes cercanas al Departamento de Estado -según constata The Herald Tribune- consideran que EEUU tiene, pese a estar en "bancarrota", en la actualidad más poder que nunca, lo que conlleva una mayor cuota de responsabilidad como única potencia mundial, por lo que no podrá abandonar Irak sin antes lograr un mínimo de normalidad en el funcionamiento del país árabe. Proceso en el que quiere contar con el respaldo de la ONU.



Al mismo tiempo, entre las naciones que menos ingerencia tienen en los asuntos que trata el Consejo de Seguridad, este no es el mejor momento para plantear una reforma profunda a las Naciones Unidas, como está pidiendo Kofi Annan.



Como era de esperar, el plan de reforma del Secretario General -que incluye, entre otros, cambios en la composición del Consejo y restringir el poder de veto de sus miembros permanentes- chocó con las pretensiones de EEUU que aprovechó la oportunidad para proponer que la ONU introduzca en su carta, los principios de Seguridad Global y el uso de la fuerza como acción preventiva.



Ante esta disyuntiva, la próxima resolución que deberá evacuar la ONU podría convertirse en un todo o nada para el futuro del organismo. Pero nunca ha sido así. Según conocedores del funcionamiento de la ONU, la fuerte defensa que hizo Annan del fortalecimiento del multilateralismo no sería más una proclama que para sus biógrafos y una forma de ponerse "el parche antes de herida". Herida que no sería otra cosa que la capitulación ante Bush.



Según esta lectura, la ONU está "ad portas" de legitimar la ocupación de Irak en su próxima resolución. Lo que depende del éxito que tengan EEUU y el Reino Unido en las próximas rondas de negociaciones -o extorsiones, si se prefiere- que iniciará para captar los votos de, al menos, nueve miembros del Consejo de Seguridad que se necesitan para aprobar su iniciativa.



Nunca antes en todo lo que va del episodio Irak, el Secretario General se había mostrado tan enérgico e impaciente. Los nuevos bríos provendrían de la posibilidad de alcanzar un compromiso formal para poner fecha de vencimiento a la ocupación de Irak, que estaría ofreciendo EEUU como moneda de cambio. "Pero no en seis meses, ni en nueve como algunos propagan en los corredores de la ONU, sino que en un año y medio", según informó a El Mostrador.cl, una fuente al interior del Consejo de Seguridad.



Con la nueva resolución, lo que busca EEUU es salvar la cara ante el fracaso experimentado en el montaje de un plan de reconstrucción viable en Irak. A pesar de haber logrado establecer el Consejo Provisional iraquí, que funciona sin apoyo popular ni fondos, Washington vuelve a proponer a la ONU el mismo plan de diciembre de 2002, que asigna un rol de mayor trascendencia al organismo en Irak, a cambio de un «certificado» que legitime la invasión.



Esta vuelta al multilateralismo, pero a la Bush, significaría que el federalismo se puede imponer a nivel mundial. Esto porque si bien EEUU está solicitando ayuda a la comunidad internacional, lo hace bajo sus condiciones.



Si la invasión fue una demostración de pragmatismo in extremis, ahora EEUU tiene varias opciones para salir del hoyo negro en que se ha metido. Opciones que, según informaciones de prensa, incluyen negociaciones secretas con Sadam Husein, a quien se le permitiría salir al exilio a cambio de una declaración en que reconocería la elusiva existencia de armas de destrucción masiva.



Para el analista Mike Tinny, hasta "los británicos están incómodos con un diseño de la ONU que, en el fondo, tendría dos vías de relaciones como desean los negociadores de EEUU. Una vía multilateral que estaría regida por un marco legal macro, y otra bilateral regida por el pragmatismo. Es decir, acomodable a cómo se vayan dando las relaciones sobre la base de méritos intrínsecos. Lo que acarrearía una federalización de las relaciones internacionales".



Bajo estos parámetros, o supuestos, se explica el porqué EEUU no ha adherido a varias convenciones de carácter internacional, como la Corte Penal Internacional y la invasión a Irak sin el apoyo de la ONU. "En el fondo los EEUU tenían razón bajo ese diseño de federalizar global, en el cual la ONU debió legitimar la invasión. Así se habría evitado tener que legitimar, ahora, la ocupación, tal y como está a punto de ocurrir con la próxima resolución del Consejo", agrega Tinny.



Escenario que clarifica, de paso, el prurito que impulsa al Secretario General en su propuesta de reformar la ONU. Kofi Anann sabe que no tendrá otra oportunidad y sus ansias calzan justo con la agenda de EEUU: es el momento oportuno para desencadenar el proceso de reforma de un sistema que no funcionó para detener una crisis.



Para una fuente cercana al Consejo y a la oficina del Secretario General, la reforma del organismo partió, en realidad, "en el momento en que no se votó la segunda resolución para apoyar la invasión. Así como ésta arrancó mucho antes del primer bombardeo a Bagdad, el 16 de marzo, que dio inicio formal a la guerra. Igualmente, la reforma de la ONU partió con el descrédito del multilateralismo que la invasión impuso".



Discurso presidencial



El presidente de EEUU, George W. Bush, pidió ayer, ante la 58° Asamblea General de la ONU, que la comunidad internacional olvide las pasadas diferencias que se vivieron por la guerra de Irak, y haga un esfuerzo mancomunado para llevar estabilidad, seguridad y democracia no solo a ese país, sino que a toda la región.



El presidente George W. Bush, tuvo una recepción diplomáticamente fría ayer en la ONU. EFE/Shawn Thew.



Asimismo, Bush minimizó los desacuerdos previos al uso de fuerza en Irak, ya que lo importante, ahora, sería defender la seguridad colectiva y los valores compartidos de defensa de los derechos humanos. «Estos compromisos permanentes nos invitan a hacer frente a una gran tarea en el mundo, una tarea que debemos afrontar juntos. Por lo tanto, miremos hacia delante», dijo el presidente de EEUU.



Bush mencionó de pasada las negociaciones para acordar una nueva resolución en el Consejo de Seguridad sobre la reconstrucción de Irak y se limitó a manifestar que «EEUU trabaja con amigos y aliados para tener una resolución que expanda el papel de la ONU en Irak».



«Como en la posguerra de otros conflictos, Naciones Unidas debería contribuir en el desarrollo de una nueva Constitución, la formación de funcionarios civiles y la celebración de elecciones libres y justas», enumeró el presidente entre las funciones que está dispuesto a conceder a la ONU.



«La meta principal de nuestra coalición en Irak es el autogobierno para el pueblo iraquí de manera ordenada y por medios democráticos. Este proceso se debe desarrollar según las necesidades de los iraquíes, sin prisas ni retrasos según los deseos de otros», agregó sin despertar mayor sorpresa en la concurrencia.



Sin embargo, Bush se cuidó de establecer una agenda concreta para dar dichos pasos, limitándose a pedir a la comunidad internacional que apoye al Consejo de Gobierno iraquí, auspiciado por Estados Unidos, como «la verdadera institución representativa que hay en ese país».



Asimismo, Bush defendió la necesidad de llevar a cabo una invasión para derrocar al régimen de Sadam Husein, al que acusó de «tener lazos con el terrorismo y construía armas de destrucción masiva».



«(Sadam) usó esas armas en actos de asesinato masivo y se negó a informar sobre ellas cuando así se lo exigió el mundo», manifestó Bush en su intervención ante el plenario de la Asamblea, sin aludir a la incapacidad que han tenido sus expertos para encontrar esas armas seis meses después de la invasión, el presidente estadounidense subrayó que Husein había desafiado a la comunidad internacional y que, gracias a la coalición aliada que invadió Irak, ese país es «libre».



Como había avanzado la Casa Blanca, el tono del discurso presidencial fue «conciliador», en los momentos en el que Bush pasa por el momento más bajo de popularidad desde que comenzó su mandato en enero de 2001, según revelan encuestas de opinión difundidas en las últimas horas.



Ante este escenario adverso, George Bush desplegó una versión más dialogante, evitando el lenguaje confrontacional con los otros dos miembros del «eje del mal» (Corea del Norte e Irán) y haciendo propuestas para afrontar de manera conjunta los «desafíos globales» que afronta el mundo.



En este sentido, pidió al Consejo de Seguridad de la ONU aprobar una nueva resolución que comprometa a la comunidad internacional a «criminalizar» la proliferación de armas de destrucción masiva.



«Dado que quienes impulsan la proliferación emplearán cualquier ruta o canal que encuentren abierto, necesitamos la cooperación más amplia posible para detenerlos. Hoy pido al Consejo de Seguridad que adopte una nueva resolución anti-proliferación», declaró.



Esta resolución, añadió, debería «instar a todos los miembros de la ONU a criminalizar la proliferación de armas de destrucción masiva, establecer estrictos controles de exportación (…) y asegurar todos los materiales sensibles dentro de sus fronteras».



«Los regímenes fuera de la ley que poseen armas nucleares, biológicas y químicas, así como los medios para emplearlas, tendrán la capacidad de chantajear y crear el caos en regiones enteras», dijo en una referencia implícita a Irán y Corea del Norte.



El presidente estadounidense advirtió de que estas armas «podrían ser empleadas por los terroristas para provocar de manera súbita desastres y sufrimientos que difícilmente podemos imaginar».



Tras su intervención ante la Asamblea, Bush se entrevistó, entre otros, con el presidente francés, Jacques Chirac, el jefe del Gobierno español, José María Aznar, el rey Mohamed VI de Marruecos y el presidente afgano, Hamid Karzai.





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