Publicidad

El fantasma «Kelly» ronda la Casa Blanca

La investigación en el Gobierno de EEUU sobre la filtración del nombre de una agente de la CIA, toma nuevo impulso: además de haberse ampliado al Departamento de Estado y el Pentágono, ahora hasta la Casa Blanca deberá responder las dudas de los fiscales y entregar nuevos documentos. Situación que se va pareciendo cada vez más al caso Kelly, que está complicando a Tony Blair.


El portavoz oficial del presidente George W. Bush, Scott McClellan, dijo ayer que el Departamento de Justicia, encargado de la investigación, envió una segunda carta a la Casa Blanca en la que le requiere que presente «ciertos materiales específicos». Pedido que se suma al realizado, a principios de esta semana, en una primera carta enviada a la Casa Blanca y a la CIA en la que se informaba de la apertura de la investigación y se les exigía que preservaran toda la documentación que pudiera ser relevante en el caso.



McClellan, ante la consulta de los medios, respondió que «por supuesto que colaboraremos plenamente con la petición. El presidente ha insistido en que quiere llegar al fondo del asunto».



Los responsables del caso han extendido también la investigación al Pentágono y al Departamento de Estado, a quienes han enviado también en las últimas horas sendas cartas para reclamarles que no destruyan información que pueda ser de importancia.



Funcionarios de ambas instancias pudieron tener acceso a la identidad de la agente secreta, ya que estuvo destinada en embajadas en el exterior, y el Pentágono colabora de modo muy estrecho con los servicios de inteligencia de EEUU.



El secretario de Estado, Colin Powell, confirmó la recepción de la misiva y manifestó, en declaraciones a la prensa, la disposición de su departamento a «colaborar plenamente en la investigación».



«Aún no sabemos lo que van a requerir de nosotros, pero sea lo que sea, estaremos a su disposición», aseguró Powell.



El Departamento de Justicia planea comenzar en unos días a interrogar a los sospechosos para tratar de esclarecer si es cierto que funcionarios del Gobierno filtraron a la prensa el nombre de la agente, Valerie Plame, como venganza contra su marido, el ex embajador Joseph Wilson.



El nombre de Valerie Plame apareció en la prensa poco después de que un artículo de su esposo aparecido en el New York Times criticara al Gobierno de Bush por exagerar las amenaza que representaban las supuestas armas de destrucción masiva en Irak.



Wilson había viajado a Níger en 2002, a petición de la CIA, para investigar lo que había de cierto en las denuncias de que Irak había tratado de comprar uranio enriquecido a ese país africano.



El ex embajador en Gabón e Irak concluyó que la acusación era infundada, pero aun así se incluyó en el discurso sobre el Estado de la Unión que Bush pronunció en enero de este año.



Según indicó un portavoz del Departamento de Justicia, «nuestra intención es movernos rápidamente para interrogar a los posibles sospechosos en cuestión de días».



La idea es aumentar la presión sobre el responsable de la filtración para que se identifique lo antes posible y evite que la investigación se prolongue durante meses.



Una investigación prolongada pondría en entredicho al Gobierno y salpicaría al propio presidente George W. Bush de cara a las elecciones del año próximo. Se trata de la primera investigación de su tipo en el seno del Gobierno desde la llegada del presidente Bush al poder, en enero de 2001.



El caso ha desatado una fuerte controversia, en parte por el hecho de que el procurador general John Ashcroft, responsable de Departamento de Justicia y estrecho colaborador de Bush, es el encargado de la investigación.



La oposición demócrata ha exigido que la responsabilidad del caso se traspase a un fiscal especial, cuya creación está prevista por la ley de EEUU si el Departamento de Justicia determina que existe un conflicto de intereses o es recomendable «en beneficio público».



Descorriendo el velo



Las investigaciones que llevan a cabo los parlamentos de EEUU y el Reino Unido sobre los motivos de la guerra de Irak, están comenzando a confirmando que el mundo fue víctima de un fraude de proporciones. Aquella información fragmentaria y dispersa que no coincidía con las versiones oficiales comienza a tomar cuerpo, de modo que los países que respaldaron a EEUU en la imposición de la nueva doctrina de seguridad preventiva, deberán asumir que han secundado un accionar fraudulento. En breve, nadie podrá negar que EEUU y el Reino Unido manipularon los hechos y quebraron, de pasada, la confianza en el multilateralismo que imperaba en la toma de decisiones globales.



EEUU presionó insistentemente a países como Chile y México, por citar ejemplos cercanos, para que se alinearan tras la nueva política de seguridad mundial. Sin ir más lejos, el discurso que pronunció Bush en la inauguración de la 58° Asamblea General de Naciones Unidas, realizada la semana pasada en Nueva York, fue una reiteración de su llamado al mundo a colaborar con la lucha contra el terrorismo que encabeza, además de pedir la conformación de una fuerza multilateral, apoyada por la ONU, para pacificar Irak.



Es notable, que mientras EEUU "solicita" a los países -y a la propia ONU- que se alinien a su política de seguridad, no diga nada sobre la ausencia de armas de destrucción masiva en Irak, la razón esgrimida para justificar la invasión y que produjo el quiebre en el Consejo de Seguridad.



El conocimiento creciente que se va teniendo de este tinglado, amenaza con cortar la carrera política del Primer Ministro británico, Tony Blair; y frustrar el afán reeleccionario de George W. Bush. Los dos principales responsables del fraude. Hasta ahora, actores menores como el Presidente del Gobierno español, José María Aznar, o los mandatarios de Polonia y Dinamarca, países que han tenido un activos rol en la ocupación, están a salvo. Todavía sus sistemas de fiscalización no han entrado en escena.



Pruebas para una tesis



En esta larga saga de Irak, las tesis conspirativas circularon soterradamente a nivel político, mediático y académico. Ahora, con la filtración del asunto Wilson y de su esposa, hasta los medios estadounidenses comienzan a mencionar la palabra conspiración, con toda la carga explosiva que el término conlleva. Al igual que ocurrió, antes, en Inglaterra a propósito del suicidio del asesor de Defensa, David Kelly, caso todavía no aclarado.



"La palabra no gusta, pero estamos llegando al fin de una larga y tediosa conspiración, aunque nunca se le dio ese nombre por el escrutinio y nivel de información que hoy existen. Al final, el manto de silencio se quiebra por una filtración y, ahora, todo comienza a develarse", sostiene Raj Advani, un analista indio contactado por El Mostrador.cl.



¿Pero contra quién estaba dirigida esta conspirando?

– Es difícil pronunciarse. Hay un tema de seguridad de Estado que es infranqueable. Con la política aplicada en Irak, se demuestra que el sistema político estadounidense no es sólido, aunque a estas alturas uno se pregunta que cuál sistema lo es. Pero han quedado en evidencia las deficiencias del sistema político estadounidense. Paradójicamente, la globalización que ellos pretenden, también los afecta.





Vea lo último sobre la guerra Irak-Estados Unidos

Publicidad

Tendencias