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Amenaza en Navidad: EEUU prisionero de su ineficacia

La nación de Norteamérica aborda el terrorismo con claves occidentales y no penetra en la textura cultural de Oriente y Oriente Medio. Pero el problema no se puede combatir con armas conceptuales de corte bélico.


Estados Unidos se autoinfringió una herida profunda en su plataforma de seguridad al no poder prevenir los atentados del 11 de septiembre de 2001, los que pudieron evitarse según se desprende una larga lista de advertencias y documentación que existía desde antes y que se puso en conocimiento público después de la agresión.



La estrategia antiterrorista comenzada con el derrocamiento de los regímenes talibán (Afganistán) y de Sadam (Irak), con los resultados conocidos, ha tenido para los EEUU un costo-beneficio "bajo cero" y también ha derivado en una situación de inseguridad que se extiende hasta Chile. Cuando más la globalización necesitaba de un orden mundial, con márgenes de convivencia internacional conocidos, es cuando menos éstos existen.



Hoy una nueva amenaza concentra la atención máxima de un país que ha perdido la seguridad en sí mismo, en el frente interno, que ellos parecían controlar casi en forma absoluta.



Las amenazas anunciadas a través de las agencias de cables aparecen confusas por su latitud. Por otra parte, se destaca que lo que está a disposición de las agencias de inteligencia es lo suficientemente amplio como para entregar un plan preciso de contingencia. Los propios analistas del terrorismo han sido incapaces de determinar con especificidad el rango de medidas preventivas y de contingencia para disminuir el efecto de un eventual ataque.



Una vez más, EEUU está prisionero de su propia incapacidad de no haber elaborado una estrategia que apunte a destruir las raíces operativas de los que perpetran las amenazas y los ataques.



El especialista Subash Chandra, señaló a El Mostrador que "la experiencia india no se ha propagado. Cada país tiene la propia, pero EEUU aborda el terrorismo con claves occidentales y no penetra en la textura cultural de Oriente y Oriente Medio. El terrorismo no se puede combatir con armas conceptuales de corte bélico, en la lucha contra el terrorismo también cabe la negociación política".



Es en la India donde hay almacenada una experiencia antigua en terrorismo, desde los tiempos en que era colonia británica. "India ha debido lidiar con dos primeros ministros asesinados, Indira Gandhi y Rajiv Gandhi. Y si nos remontamos en el tiempo, está el asesinato del propio Mahatma. Y además los antiguos focos en Tamil Nadu en Sri Lanka, Cachemira y Nepal, fuera de India. Y ahora incipientes brotes al interior, como en Karnataka y Hyderabad. Los estadounidenses -y ahora los británicos- no escuchan otras experiencias, están obsesionados con sus análisis. Eso tiene que ver con la industria de la seguridad antiterrorista que se está montando y donde no quieren perder tajada", señala Cahndra.



La distorsión mediática



En un mundo de competencias técnicas muchas veces distorsionado por la acción mediática, esta franja del terrorismo se puede convertir en una actividad inmanejable.



Ello lo ha demostrando esta nueva amenaza de Navidad que está concentrando a miles de efectivos enganchados en tareas de inteligencia de los EEUU y otros países aliados, para obtener y procesar información. Y en la información radica el problema principal.



Un experto en seguridad contactado por Los Angeles Times, Roger Cresser, expresa que allí reside el problem: el volumen de información es masivo y abarca una serie de áreas con objetivos voluminosos y variados, pero no arroja conclusiones.



Al ser tanta la información acumulada y no tener un espectro de mayor precisión, la alerta debe ser naranja. Es el paso previo a la máxima.



La información, que incluye extensas zonas de este a oeste y de norte a sur de los EEUU, describe objetivos duros: como plantas nucleares, de energía, de abastecimiento y de manejo neurálgico en algunos puntos estratégicos. La Casa Blanca y el Pentágono, están descartados esta vez, dice la información que brindan los diarios estadounidenses. Existe un esfuerzo internacional gigantesco que se viene organizando desde hace meses, señala una fuente en Los Ángeles Times.



La información es tan masiva y amplia, que la caracteriza una alta dispersión y fragmentación. De hecho, no ha sido posible hacer una selección de puntos críticos y sólo se tienen datos, a veces, muy generales. Según Roger Cresser, ex asesor de Bush en terrorismo, "no se sabe en concreto dónde va a ocurrir y en qué tiempo".



El trabajo de inteligencia es cuantitativo y permite tomar medidas y movilizar a las personas en rangos de seguridad amplios, pero también difusos. Pone en juego la nomenclatura de los colores. "Hay exageraciones, pero es mejor hacerlo así en vista de que la estrategia para derrumbar los focos primarios -o sea la prevención dura- es débil, o simplemente no existe", dice a El Mostrador Mike Tinny, un consultor en materia de seguridad interna de Estados Unidos.



Pero al final, en comparación con el trabajo involucrado, el efecto es más mediático que concreto.



EEUU aún no cuenta con una estrategia que apunte a los focos de diseño y planificación de estos ataques. No importa cuánta información se acumule, tendrá poco valor si no se identifica el plan primario y los personajes que manejan el origen del problema.



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