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La solapada inquietud de América

Monterrey no frustró esperanzas en América Latina por el sencillo hecho de que no las había. Apostillas de la Cumbre y un par de informaciones que al parecer no llegarán a su destino natural: la opinión pública.


Más de 140 intelectuales europeos, entre otros la ex primera dama francesa Danielle Mitterand, Edgar Morin, Alain Touraine, José Saramago, Laurent Fabius, Costa Gavras y Miguel Angel Estrella, aguardan desde mayo de 2003 respuesta del Gobierno chileno a un documento entregado al embajador en Francia.



Tal como se previó en El Mostrador la Cumbre Extraordinaria de Monterrey, lejos de celebrarse constituyó una marca descendente en el barómetro que establece el estado real de los vínculos entre América Latina y la Casa Blanca.



Lejos del período en que el entonces presidente argentino Carlos Menem predicaba orgulloso- sus relaciones carnales con el también ex presidente Bush, padre del actual primer mandatario estadounidense, Néstor Kirchner fue casi brutal al denunciar en la reunión las "presiones sin comprensión, indefiniciones y demoras de organismos internacionales que parecen no entender la necesidad de crecer para resolver el problema de la deuda (externa) en forma eficaz".



Que el jefe de Estado de la Argentina haya planteado en términos de solicitud o esperanza un Plan Marshall para la región, no alcanza para disimular el mensaje emitido contra la ingerencia de los organismos financieros internacionales en los asuntos internos de los países de América Latina.



Nada grato fue para quienes rodeaban al presidente Bush, ni para él mismo, la suerte de desafío de Kirchner en el sentido de que mantenía un diálogo constante con sus homónimos de Brasil y Venezuela.



Según Luis Bilbao, director de la revista de asuntos latinoamericanos América XXI, "la mayoría de las comitivas diplomáticas de los 34 países reunidos manifestó en sesiones privadas el profundo desagrado causado por la prepotencia sin mesura" del presidente Bush. Éste en su discurso comparó la situación política venezolana con la de Haití y Bolivia, países que algunos especialistas en asuntos latinoamericanos ven al borde de la ingobernabilidad.



Tal vez la conducta de Hugo Chávez gatilló el exabrupto del estadounidense, puesto que llegó a Monterrey y actuó durante las escasas horas que duró la cumbre presidencial como un líder del subcontinente.



Dando por hecho la muerte del ALCA, el primer mandatario venezolano -que enfrenta la posibilidad de un referendo ciudadano adverso a su gestión- dijo que EEUU utiliza el acuerdo comercial del mismo modo que las mesnadas cristianas utilizaron el cadáver del Cid: atemorizar y ganar la batalla.



Chávez utilizó conceptos semejantes a los emitidos por ATTAK, filial Chile, para caracterizar el TLC vigente desde el primero de enero pasado. La publicación ha señalado que el acuerdo "busca quebrar la voluntad de varios países del continente para que las negociaciones del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) sean enfrentadas como un bloque regional sudamericano".



La organización, que se opone a la globalización a la americana recuerda que en diciembre de 1994 los peores temores por el ingreso de México al Acuerdo comercial de América del Norte se hicieron realidad: " EEUU tuvo que tirar un salvavidas de 53 mil millones de dólares para sacar a su primer «socio» latinoamericano de la aguda insolvencia en que lo dejó un año de brutal apertura de las relaciones (comerciales y financieras) con el imperio".



Encuentro en Argentina



Si el pensamiento autónomo del poder político y del stablishment cultural constituye un desafío social, éste, el desafío, fue lanzado en la periferia de la ciudad de Buenos Aires.



Sin que haya llamado la atención de los medios de comunicación, en la localidad de Monte Chingolo se llevó a cabo Enero Autónomo, visualizado como un encuentro de la reflexión independiente entre el 8 y el 11 de este mes.



Junto con representantes de los desocupados del país anfitrión, de diversos movimientos sociales provinciales -incluso llegados de la distante Patagonia- integrantes de asambleas barriales, grupos artísticos, de información alternativa, delegaciones de los pueblos originarios como el mapuche, agrupaciones feministas, colectivos de economías solidarias,; estudiantes secundarios y universitarios, trabajadores de la salud y de la educación, etc., más una nutrida concurrencia de Uruguay, Chile, Bolivia, Brasil, Estados Unidos, Italia y otros países constituyeron las Rondas de Pensamiento, encuentros de resistencia para que «la palabra circule» sin fórmulas previas ni moldes rígidos.



Otra información no informada a la opinión pública -en este caso chilena- es la molestia por la actitud del Gobierno de unos 140 intelectuales, principalmente europeos. Éstos, en mayo de 2003, dirigieron una carta dirigida al Presidente Lagos pidiendo el fin de la represión a los mapuches.



Entre los remitentes del documento se cuentan, entre otros la ex primera dama francesa Danielle Mitterand, Edgar Morin, Alain Touraine, José Saramago, Laurent Fabius, Costa Gavras, Miguel Angel Estrella y los parlamentarios Robert Badinter, Henry Emmanuelli, Michel Dreyfus-Schmitt, Tony Dreyfus, Julien Dray, Francois Holande, Segolene Royal, y Sami Nair. La carta fue entregada al embajador Marcelo Schilling por Odille Marchand.

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