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Bolivia y la carta amazónica para la salida al mar por Chile

El fuerte rol hegemónico que se observa en la conducta internacional de los EEUU sugiere que, a cambio de una posición boliviana favorable a un viejo proyecto de control internacional de la región Amazónica, daría su apoyo a la aspiración boliviana por una salida al mar a través de Chile.


Por años, Bolivia ha centrado su política en tener una salida a uno de los océanos, en aquella zona que parecía más viable. Primero, la opción de Brasil y trabajar una salida al Atlántico. La alternativa, como se ha visto, no pudo funcionar y la salida al mar a través de Chile se ha incrustado con itermitencias en su historia política del siglo 20, todo ello más allá de un factor de recuperación territorial con visos de nacionalismo.



El tratado de 1904 con Chile era un escollo hasta hace poco casi infranqueable. Conocedores de las rigideces del estado jurídico chileno, del marcado uso del nacionalismo y las defensas territoriales en la política interna, los dirigentes bolivianos prácticamente renunciaban a la postura que se observa hoy y descartaban cualquier posibilidad de abrir el debate de la salida al mar.



Cuando lo hacían, por cierto, la aspiración no pasaba de ser una bandera enarbolada en aras del nacionalismo. Sin embargo, en el espectro de dossier sobre América Latina, Bolivia y las zonas adyacentes -una de ellas con Chile y la salida al mar- ha sido siempre carcterizada con una zona potencialmente explosiva.



Autores como Alexandre Barros (Paz , Desarrollo y Desarme en América Latina, GEL 1987), en tiempos de prominencia de dictaduras militares en América Latina, no descartaban las posibilidades de conflictos armados entre países con disputas territoriales en la región. Uno de ellos era un conflicto en torno a la salida al mar para Bolivia a través de Chile.



La carta Amazónica y expansiones territoriales



"Hay que empezar a habituarse a los cambios en las cartas geográficas y a los cambios en límites fronterizos. Esto es válido para cualquier zona en el mundo que no pueda incorporarse a la globalización con eficiencia. Hay zonas de gran riqueza para la humanidad que están en un espectro de situaciones potencialmente conflictivas, o bajo situaciones de amenazas multidimensionales. Las potencias actuarán como poderes que resguarden esas zonas donde actualmente los países que las controlan no garantizan la seguridad", dice a El Mostrador el experto en seguridad Mike Tinny.



"Lo de Irak sigue marcando la pauta. Lo que es válido para el régimen de Sadam, es válido para cualquier zona del mundo con estructuras políticas que no garanticen la generación de riquezas que el mundo reclama hoy. Eso significa un cambio en los mapas, aunque para los tradicionalistas esto sea un golpe a la cátedra", explica Tinny, quien tiene años de experiencia analizando situaciones de estabilidad en Africa y Asia.



Lo cierto es que en América Latina empezarán a surgir con más prominencia argumentos de expansión territorial en ciertos países como EEUU, España, y otros de la Comunidad Europea para implantar modalidades de gestión más adelantadas en zonas de patrimonio de la Humanidad.



Estas zonas son de patrimonio de la humanidad, pero también tienen un sentido geopolítico y estratégico. "La excusa de la lucha contra el terrorismo es un marco amplio para actuar en varias direcciones, y hay que estar alerta para que el unilateralismo de los EEUU, y al cual se han plegado el Reino Unido y España, en Irak y en otras zonas, no se convierta en un sistema paralelo de negociación y equilibrio, un equilibrio naturalmente unilateral. El clamor por mar de Bolivia es parte de un plan continental más amplio de los EEUU y algunos países de la Comunidad Europea, para el control de zonas de alta riqueza y sensibilidad estratégica", dice un funcionario que opera en una de las oficinas del Consejo de Seguridad, y sobre quién existe un instructivo para no contactarse con la prensa.



"El problema mayor que tiene la ONU ahora no es de capacidad, sino de la imagen pública, donde no se ve una política más agresiva comunicacional de todo lo que está haciendo. La ONU cayó en aquel decir de que "ella es su propia enemiga", termina diciendo.



La carta amazónica



El tema de la salida al mar Pacífico de Bolivia, a través de Chile, está ligado a un antiguo plan de consolidar en el Amazonas y en el Matto Grosso, una zona de patrimonio internacional en el estilo en que está configurado el territorio antártico. El tema del futuro de las relaciones entre Brasil y los EEUU, está atravesado por esta vieja aspiración estadounidense de que el Amazonas se convierta en una zona internacional preferentemente bajo tutela estadounidense.



El fuerte rol hegemónico que se observa en la conducta internacional de los EEUU, sugiere a cambio de una posición boliviana favorable a un viejo proyecto de control internacional de la región Amazónica. Estados Unidos daría su apoyo a la aspiración boliviana por una salida al mar a través de Chile.



Desde hace más de 30 años se divulgan trabajos que apuntan a formar un consorcio de países (empresas, en el fondo) que administren el Amazonas (ver Wagley, University of Florida 1975). Los países que albergan la cuenca del amazonas no están capacitados para asumir exclusivamente el enorme desafío que significa proteger la zona para servicio mundial.



En 1974, la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), empezó a organizar un Survey entre países de la Cuenca del Amazonas, preparatorio para su explotación, en una estrategia de 30 a 40 años plazo, donde convergían entidades de Gobierno, Universidades, Empresas Multinacionales ligadas al negocio de los recursos forestales. (Ver papel de trabajo Otto Wahl y Kari Mustanoja, FAO 1974).



Ya en esa época se observaban las fricciones entre el Gobierno de Brasil, que siempre aspiró a liderar la zona, y los EEUU. Bolivia, que es uno de los más amazónicos y uno de los países con mayor cantidad de fronteras de los países de la cuenca amazónica, tiene en su posición, una amplia plataforma de activos estratégicos que se convertirán en piezas clave en futuras negociaciones, una de las cuales es la aprobación que persigue los EEUU y sus aliados europeos como el Reno Unido y España, para que el Amazonas se convierta en una zona internacional. En el espectro de situaciones se entrecruzan como las situaciones del narcotráfico, los movimientos reivindicativos de poblaciones excluidas del desarrollo y la pobreza que crece en América Latina.



Otras zonas, similares objetivos



En un contexto donde se empiezan a cuestionar las soberanías expresada en cartas y mapas de más de cien años, la globalización y sus teóricos a ultranza no pueden mantener un doble discurso. Por una parte, abogan por una transversalidad comercial de países prácticamente sin fronteras. Por otra, acuden al argumento de que hay naciones mejor preparadas para la expansión y para transmitir modelos de conducta más democráticos. Si sostuvieron en el Magazine Foreign Affairs (Washington Abril 2003), que el mapa de Medio Oriente debe cambiar para efectos de la democracia y la libertad universal, también lo están sosteniendo para América Latina en lo que concierne a la región del Amazonas que gravita prácticamente en todo el continente, con la excepción de tres países, entre ellos Chile.



Otro caso similar de preocupación estratégica internacional es el de la Patagonia y del Territorio Antártico, ya abordados por El Mostrador en un artículo anterior. La visita de los monarcas españoles era apenas una puntada de un largo tejido que está por verse, y del cual la ciudadanía no está plenamente informada.

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