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Lyuba Yez, autora de ‘Entre caníbales’, una mirada distinta a la política

Con guiños a los casos Spiniak y MOP-Gate, la novela de esta emergente narradora de 26 años, es un entramado de mentiras y traiciones a nivel público y privado. La historia de una venganza personal que echa por tierra los planes electorales de un partido político es, a meses de las votaciones, lectura obligatoria. Sálvese el que pueda.


"Una eternidad
esperé este instante
y no lo dejaré deslizar
en recuerdos quietos
ni en balas rasantes
que matan…"




"Entre Caníbales", Soda Stereo.



Está sentada en una mesa, acaba de terminar su café. La misma melena de cabello fino, la misma tez mate, el mismo cuello esbelto de sus días de universidad que no son tan lejanos aún. Se endereza y saluda con calidez. Es la Lyuba de siempre, delgada, suave, irónica, inteligente. De escritura feroz.



Ya en la facultad -y lo atestigua la autora de esta nota, porque fue su compañera- se movía en extremos, con la ironía a flor de lápiz, o de teclado. Pero ha pasado tiempo. A sus cortos 26 años, Lyuba Yez -escritora, periodista, guionista-, ha conseguido algo que a muchos escritores ‘emergentes’ les cuesta un largo período de deambular por editoriales, rechazos, participación en concursos y onerosas gestiones independientes: publicar en una editorial importante.



De Alfaguara la llamaron porque su novela La ciudad está sola, incluida en el volumen Impropias (Asterión ediciones, 2003), y algunos de sus otros escritos, habían generado comentarios elogiosos. Ya para el 2004 algunos la señalaban como parte del "dream team" de los escritores jóvenes. Entre caníbales, su segunda novela, tiene en sus páginas un apetito voraz.



Empezó como una historia de periodistas, esas escaladas oscuras y ambiciosas que se generan por conseguir una noticia, por ‘reventarla’ antes que otros. Un mundo explorado por Fuguet, Tondelli y muchos otros. Sin embargo, en el camino se fue entramando con la política, las conspiraciones y las mentiras que también se dan en ese mundo. La retroalimentación y la simbiosis entre los dos ámbitos. El poder -de informar y de dirigir- como móvil cegador, como droga y como trampa. El resultado es una novela sobre traiciones, sobre la política dentro de las casas, sobre dinámicas devoradoras propiciadas por todos los que participan del juego, sobre la urgencia del tragar o ser tragado.



Emilia, la protagonista de la novela, no quiere que la engullan completamente. Su matrimonio con el tesorero del Partido Conservador está acabado, las elecciones son inminentes, las mentiras la sobrepasan y el silencio la asfixia. Su única carta es la venganza, destrozarlos a todos y destapar, a la vez, la cadena de traiciones que engrandecieron y hundieron su vida. Cualquier coincidencia con la vida real, dice, es sólo coincidencia. "Traté de no entrar en un juego liviano, como que me agarré de lo que sucede en la política, porque es vendedor, o por el morbo de leerlo -advierte. El que lea Entre caníbales no va a encontrar la verdad del caso de Gemita Bueno ni a los responsables de MOP-Gate."





-Una novela sobre traiciones políticas y humanas en un año electoral. ¿Fue suerte o cálculo?
-Fue casualidad. Esta novela la empecé a escribir hace dos años, antes de que pasaran las cosas que pasaron. Antes de MOP-Gate, antes de Spiniak. Coincidió con este año. Reconozco, eso sí, que hubo un juego: cuando empezaron a aparecer estos hechos, yo los tomé y los ficcioné un poco, recortaba los diarios. Me sirvió mucho para construir a los personajes y también para observar las reacciones de los políticos.



<b<-Varios han visto en tu novela una especie de retrato de lo que sucede en la Alianza por Chile. ¿Es así?
-Puedo decirte que no, pero creo que inevitablemente mucho de la Alianza por Chile se filtró en esta historia. Aunque también pudo haber sido la Concertación, si se hubiera dado el escándalo al revés. No diferencio a los políticos dependiendo de dónde vienen, sino por lo enajenados y locos que se pueden volver con la idea del poder. Pero sí se filtraron hartas cosas: la descalificación que hace el partido cuando Mariana renuncia, diciendo que es una mujer desequilibrada, es una frase que salió cuando Pía Guzmán hizo sus declaraciones, aunque Mariana claramente no es la Pía Guzmán. No hay una intención de mostrar a ninguna coalición, ni de mostrar una realidad. Es jugar un poco con lo que está pasando.



-¿Por qué Mariana pierde en este juego, y Emilia también?¿Por ser mujeres o por ser traidoras? Porque no pierden todos por igual.
-Emilia tiene menos poder real, político, para manejar las situaciones, pero tiene mucho poder emocional. Mariana tiene poder, pero no inteligencia emocional. Ellas traicionan, pero se traicionan a sí mismas también. Por eso pierden. Creo que todos pierden, aunque a ellas se les puede notar más, porque hay una cosa física muy fuerte en Mariana, y en Emilia, la pérdida es emocional.



-Emilia mantiene oculta su fortaleza durante mucho tiempo. ¿Qué gatilla su cambio de actitud, del ceder pasivamente a la agresividad?
-Creo que lo que hace la Emilia es tomarse tiempo. Ella cede, pero interesadamente. Lo que gatilla el cambio es esta falta de respeto, este pisoteo constante. Ella aguanta, pero mientras aguanta, va sumando. Parece muy pasiva, no grita, no pierde el control, pero subterráneamente junta todas sus armas y empieza a mostrarlas.



-Y en ese sentido, uno puede preguntarse si ella es una víctima o una cómplice del partido.
-Ella gana mucho. Es cómplice del partido mientras el partido le da. Cuando le empieza a cobrar, cambia. Ella es bien manipuladora. Es muy mujer, como personaje, por esa cuestión de victimizarse, a la que tendemos todas las mujeres, querámoslo o no. Ese resentimiento ella lo tiene súper exacerbado, y es lo que la moviliza. Si uno lo piensa bien, es una cuestión oscura y como asquerosa, porque es un resentimiento burdo, básico. Pero a pesar de todo, es capaz de crear su plan para enfrentarse a un gigante.



-Es un resentimiento por este canibalismo, porque el partido se ha comido a su marido.
-Se ha comido a su marido y a su matrimonio. Y el partido de alguna forma es culpable de que ella haya llegado al baño de su casa con su cuñado. Toda esa locura no existiría si no fuera por el partido. Pero al mismo tiempo, ella no olvida que todo lo bueno que tiene también se lo debe al partido.



-Que es una cosa súper esquizofrénica.
-Y arribista. Es muy chileno eso de tener, tener, tener. Y cuando miras, no tienes nada, pero ya no se puede retroceder. Ella está muy vendida al sistema.



-¿Reivindicas la venganza de Emilia?
-Totalmente. Creo que es la venganza que podría ser la de cualquier persona cuando su entorno la está devorando. Creo que es una mujer inteligente, y que no puede hacer más que eso, pero tampoco puede hacer menos. No puede quedarse callada.


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