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La agenda Irán: El próximo gran test de la comunidad internacional

EE.UU. en el camino de la segunda violación de las normas internacionales, en su plan de bombardear unilateralmente Irán para destruir sus estaciones nucleares. Washington está poco a poco preparando el clima internacional para el gran golpe, mientras el estilo de »realismo agresivo» de la administración Bush tiene muchos adeptos en Europa, en especial en la derecha.


Al ser consultado un funcionario de las Naciones Unidas por esta posibilidad,la de un ataque preventivo de EE.UU. contra las instalaciones nucleares iraníes, contesta lo siguiente: "Naciones Unidas no posee ningún antecedente oficial respecto a que los EEUU haya adoptado una decisión unilateral de destruir en Irán las estaciones nucleares con ataques aéreos y usando poder bélico nuclear". Fue la información escueta entregada en forma personal y no oficial por un alto funcionario de la organización.



Cuesta creer que en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el tema del plan estadounidense de bombardear Irán no esté siendo abordado. Si fuera así, el mundo pronto estará viendo por segunda vez en menos de cuatro años, una decisión unilateral de los EE.UU., rompiendo todas las normas internacionales establecidas, incluyendo la de las armas de destrucción masiva.



Los supuestos ataques del gobierno iraní son verbales, y desde el jefe de la Agencia Internacional de Energía Atómica El Baradei, hasta la Secretaria de Estado de los EEUU, Condoleezza Rice, saben que no existe una justificación para la incursión. Ni la tesis del ataque preventivo funciona, porque Irán tiene pactos de cooperación con el Gobierno de Irák, y lo de los supuestos vínculos con Al Qaeda es otra tesis que no se sostiene por sí misma.



Sin embargo, todo el flujo de información que ha aparecido en Der Spiegel, The Washington Post o The New Yorker, por citar algunas fuentes que han difundido diversas versiones de este plan, forma parte del compacto mediático del clima internacional que precede al hecho.



"Es la forma en que la actual administración de George W. Bush ha obtenido el apoyo de importantes sectores en los EE.UU. The ‘Bush Revolution’, la revolución Bush, en política internacional: hacer lo que se dice que se debe hacer", nos dice una fuente consultada en los EEUU. "La popularidad de Bush que está muy golpeada por lo de Irak, sube de inmediato con un ataque a Irán. Eso se ha medido", agrega.



Realismo agresivo



El profesor Jack Snyder, en un artículo de Foreign Policy, de noviembre/diciembre 2004, en un plano más amplio apunta a la fragilidad conceptual de las escuelas de pensamiento en política internacional después de la invasión a Irak. Cuestiona las rigideces de la taxonomía académica, avalando -sin aprobar- el peso específico del pragmatismo de la Casa Blanca, en hacer lo que aparece impracticable.



Por su parte, Shibashis Chatterjee, en la revista india Economic and Political Weekly (diciembre 2005) plantea el resurgimiento del "realismo agresivo", en oposición al "realismo defensivo" en la política internacional de la Casa Blanca. Él hace ver cómo se impone el anterior realismo, en un momento de regresión universal de la postura contra la hegemonía estadounidense.



El estilo de realismo agresivo de la administración Bush tiene adeptos en Europa y en los más altos niveles. La vencedora Merkel en Alemania, el apenas derrotado Berlusconi en Italia, los parlamentos danés y noruego, el partido de Aznar en España, gran parte de la centro derecha francesa, y todo el sector laborista que aún apoya a Tony Blair en Gran Bretaña, son partidarios de este realismo. Vastos sectores de los políticos que gobiernan en Japón, apoyan esta política que ha patentado Bush de "hacer lo que se dice que se va a hacer", en cuanto a enfrentar el terrorismo y el peligro de regímenes fundamentalistas.



En América latina también hay adeptos a esta política del "realismo agresivo", en los movimientos de oposición a Lula, Kirchner, y particularmente a Chávez, dentro de los cuales se cruzan los intereses de las transnacionales que apoyaron el proceso del reciclaje de las economías a partir del ajuste de los años 80.



Si uno indaga en los políticos nacionales que apoyaban la invasión a Irak en el debate previo, hay vastos sectores que se acoplan a esta tesis del realismo agresivo. En los números de la revista Capital de marzo 2005 se destaca un artículo emblemático, "El cuento del tío", enfatizando que el gobierno de Hussein, sí poseía las armas de destrucción masiva, y sosteniendo que Chile debía sumarse a la invasión.



Nuevo test con intervencionismo del pasado



Un ataque nuclear limitado en Irán sería el gran test para la política internacional y para el Gobierno del Presidente G.W. Bush, en el sentido de que por segunda vez existe la posibilidad de transgredir acuerdos internacionales, sin que haya una oposición determinante, y con la posibilidad cierta de que la decisión de atacar quede sin sanción.



Hasta el momento, la posición de China y de Rusia es adversa a las medidas extremas en Irán, sin embargo la posición de Europa, Occidental reflejada muchas veces en lo que transmite la OTAN, es ambigua.



Aunque Jack Straw, el canciller británico, ha insistido en que intervenir militarmente Irán es "nuts", (en la jerga inglesa es una forma suave de decir "estupidez"), el pragmatismo realista de Straw es conocido. A la hora de arrestar o soltar a Pinochet lo hizo sin más trámite. En el debate sobre las armas químicas en Irak, apoyó a Blair y la invasión.



La situación respecto a Irán tiende por el momento hacia una crisis internacional "suave", pero cuya tensión aumentará hasta transformarse en el punto deseado por los EE.UU. y una Alianza Occidental que se afianza en torno a: primero, contener las ambiciones nucleares del Gobierno iraní encabezado por el Presidente Ahmehdinejad; y segundo, derrocar el gobierno producto de la presión, o el ataque.



La agenda está cruzada por este doble objetivo y donde el más saliente y prioritario es el cambio de régimen. Concepto de moda insertado en la lucha internacional contra el terrorismo, y que en el caso de Irán cobra vida.



Como el argumento de la desnuclearización de Irán es débil, desde ya se ha escrito lo suficiente sobre el absurdo de que los equilibrios bélicos nucleares en la zona atraviesen por impedir que Irán tenga su bomba, aunque la excusa real para atacar Irán son los vínculos con Al Qaeda. La acusación, que no es materia del Consejo de Seguridad, es que Irán respalda el terrorismo en Irak, aún manteniendo relaciones de cooperación con el gobierno iraquí.



Este cruce de objetivos respecto a Irán, y en la agenda internacional de las potencias que forman el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, no tiene acogida en Rusia y China, ni tampoco en el Secretariado de Naciones Unidas. En una reciente entrevista concedida a El Mostrador.cl, el Secretario General Adjunto para Comunicaciones e Información Pública, de la ONU Shashi Tharoor, expresaba que la posición de la ONU no es "patrocinar cambios de regímenes", y respecto a Irán decía con claridad que la ONU no daría su aprobación al cambio de régimen. Que el tema de Irán debía seguir el curso de la investigación y la negociación.



La presión para alterar esta posición en Naciones Unidas dependerá de China y Rusia, para contener la avalancha de una alianza transatlántica que intenta reforzarse en torno al tema de Irán. Este proceso cuenta ahora con el apoyo de Alemania, con un gobierno en el camino de la rectificación de su desvío por oponerse a la invasión a Irak.



Los argumentos para hacer prevalecer dentro de la ONU la doctrina del cambio de régimen en Irán tendrán que ser más contundentes de lo que el estudio profundo de la experiencia en Irak ha demostrado. El resto de la llamada comunidad internacional, más allá de los países con poder a veto dentro del Consejo de Seguridad, tienen la palabra. Por las tendencias de los miembros no permanentes del actual Consejo de Seguridad, los esfuerzos de contención de China y Rusia por el cambio de régimen en Irán, se observan como aislados, y la pasividad de la comunidad internacional huele mal.



Por lo que se observa, solo el llamado a la cordura de la actual política exterior de los EEUU, impedirá a Irán sufrir un ataque relámpago pero con efectos imprevisibles, si es nuclear aunque sea de carácter limitado.



Si la actual administración republicana tiene ambiciones de hacer prevalecer la hegemonía estadounidense, un ataque nuclear quirúrgico a las instalaciones nucleares de Irán no es eficiente en el largo plazo. La tesis del "realismo agresivo" es de corta vida, como se experimentó en las desastrosas intervenciones que aún expande sus efectos en Asia, Africa y América Latina.



Ese hedor se desprende de la actual política exterior de los EEUU en el Medio Oriente y en Irán, mientras la comunidad internacional exhibe un grado de pasividad aún mayor que el expresado cuando se preparaba la invasión a Irak.




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