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Ejecución de Sadam Hussein complicará aún más situación de EEUU en Irak

La muerte de Hussein sólo servirá para que Bush, en sus próximos discursos, vuelva a enfocar la crisis con un tono triunfalista, lo que ha sido su peor error histórico, porque se aparta cada vez más de la realidad pura. Bush calificó la ejecución como un »hito importante en el camino de Irak hacia la democracia», pero ¿de qué democracia nos están hablando? No al menos de lo que entienden los europeos por tal.


Irak no ha sido un tema de mucho acercamiento entre Europa y Estados Unidos en los últimos tres años, todo lo contrario, las desavenencias han estado a la orden del día, no sólo por la falta de diálogo o porque Washington ocupó Bagdad a espaldas de la ONU o por el desastroso resultado de la invasión liderada por el presidente estadounidense George W. Bush, sino también por la ejecución de Sadam Hussein, quien fue sentenciado a muerte en el marco de un proceso aparentemente muy alejado de la legitimidad.



¿Qué consecuencias tendrá la muerte en la horca del ex presidente que gobernó por 24 años con mano de hierro y mató a miles de chiítas?



Debería reconocerse de una vez por todas que Irak está envuelto en una guerra civil plena. Ya no son focos aislados de violencia los que se registran en algunas ciudades o en distintos distritos de la capital de Bagdad. Las luchas internas son permanentes y sangrientas y no sólo se realizan entre tropas extranjeras y rebeldes o entre la mayoría chiíta y la minoría sunita, sino también por una diversidad de facciones, donde el caciquismo está plenamente vigente. ¿Quién se quedará finalmente con el poder en Irak? Es difícil hacer en este momento un pronóstico.



Ya está comprobado que, con un promedio de entre veinte a treinta o más muertos diarios, las elecciones en Irak, destinadas a implantar forzosamente una democracia occidental en un mundo musulmán, no crearon un escudo protector contra la anarquía que crece y crece, como era el objetivo estadounidense.



La muerte de Saddam Hussein sólo servirá para que Bush, en sus próximos discursos, vuelva a enfocar la crisis con un tono triunfalista, lo que ha sido su peor error histórico, porque se aparta cada vez más de la realidad pura. Bush, en una breve declaración calificó la ejecución de Hussein como un "hito importante en el camino de Irak hacia la democracia", pero ¿de qué democracia nos están hablando?



Condena europea casi unánime



La Unión Europea (UE), cuya presidencia asume ahora Alemania, reconoció los crímenes del ex dictador, pero condenó la pena de muerte. Por separado, Francia, España y Alemania dijeron más o menos lo mismo. "El gobierno alemán rechaza, al igual que la UE, básicamente la pena de muerte, cualesquiera sean las condiciones en que se aplica», indicó una declaración oficial conocida en Berlín. El Vaticano calificó el ahorcamiento de "noticia trágica" porque "existe el riesgo de que alimente el espíritu de venganza y siembre más violencia". La misma opinión se conoció en fuentes del Parlamento ruso que se inclina por pensar que la muerte de Saddam Hussein provocará una nueva espiral de violencia. El primer ministro de Italia, Romano Prodi, fue aún más enfático: «Teníamos la esperanza de que la compasión humana y la sensatez política llevaran a tomar decisiones más sabias».



Existe el peligro de que EE UU exagere en el tono triunfalista tras la ejecución, hasta el punto de que abra nuevas brechas entre los grupos que ya están en guerra, con consecuencias severas para la débil estructura estatal iraquí que encabeza el Presidente Yalal Talabani, líder de la minoría kurda, quien firmó la sentencia contra el ex dictador a pesar de ser contrario a la pena capital.



Otro de los peligros es que tanto la ejecución como el juicio poco creíbles y apartados de lo que es el estado de derecho, transforme al ex dictador en un mártir. "No es posible combatir la barbarie con métodos igual de bárbaros», declaró en nombre de la Comisión de la UE, el comisario de Cooperación para el Desarrollo, Louis Michel.



Proceso judicial sin garantías



Las irregularidades del proceso contra Hussein, que quitaron todo tipo de garantías de justicia al procesado, testigos, jueces y abogados defensores, no asegura que la ejecución haya satisfecho ni a la justicia nacional iraquí ni a la internacional, por lo que no ayudará a la reconciliación nacional como se insiste en Estados Unidos.



"Uno de los principios básicos de la justicia es que sea universal, o sea que cada sentencia sobre casos particulares en nombre del sistema judicial tenga un sentido jurídico y normativo. La ejecución de Saddam Hussein no satisface la justicia nacional iraquí ni a la internacional", opinó el director de paz y derechos humanos de la Fundación Internacional FRIDE, Mariano Aguirre.



Washington ha insistido en forma reiterativa que tanto el proceso como la ejecución de Hussein fueron asuntos de los iraquies, en los cuales EEUU no ha tenido nada que ver. Sin embargo, al reverso de la medalla, la primera potencia mundial aparece como financista del tribunal y capacitador de los jueces, a quienes también habría presionado. Human Rights Watch calificó el proceso de injusto y lleno de falencias.



Con este peligroso escenario iraquí aumenta fuertemente la preocupación en el mundo árabe de que la región se vea envuelta en una conflagración mucho mayor el 2007 al haber ya tres guerras civiles en plena ebullición: Irak, Líbano y Palestina. El Cercano Oriente enfrenta numerosos peligros y bastaría una chispa para convertirla en un gran polvorín, dijo el rey saudí Abdulllah.



En el centro de este oscuro panorama está la influencia regional que ejerce Irán, que, a pesar de las sanciones de la ONU, insiste en el desarrollo de su plan nuclear que asusta a Israel, porque podría ser el país más afectado, especialmente por la enemistad profunda que manifiesta el gobierno de Teherán en contra de los israelíes, que son aliados incondicionales de EE UU.



Muchas irregularidades, muchas mentiras e incontables violaciones a los derechos humanos por parte de los soldados estadounidenses en territorio iraquí, desde el inicio de la invasión en el 2003 hasta ahora, han originado una profunda desconfianza frente a Estados Unidos y sus aliados occidentales. Son tropas extranjeras que intentan resolver una crisis que ya dejó hace rato de ser un "problema internacional de terrorismo" para convertirse en un conflicto eminentemente nacional que sólo pueden resolver los iraquíes.



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Walter Krohne es periodista – walterk@vtr.net


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