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Heraldo Muñoz deberá entregar a fines de junio proyecto de reforma a ONU

Algunos países son partidarios de ampliar el número de miembros del Consejo de Seguridad de 15 a 21, mientras otros plantean que deben ser 26. »El Consejo de Seguridad tiene dientes, músculos y por eso hay tantos países que quieren estar ahí», acota el embajador chileno, designado junto a su par de Liechtenstein como encargado de realizar un estudio sobre las modificaciones.


A fines de este mes, el embajador de Chile ante la ONU, Heraldo Muñoz, deberá entregar el informe final de las consultas que se encuentra realizando para efectuar la reforma al Consejo de Seguridad del organismo internacional, cuyos últimos cambios se hicieron en 1963.



El diplomático fue electo junto al embajador de Liechtenstein, Christian Wenaweser, para realizar el estudio de la reforma. Antes de aceptar Muñoz se lo comunicó al canciller Alejandro Foxley y a la propia Presidenta Michelle Bachelet, que se mostró "interesada y me pregunto detalles de esta nueva actividad", según comenta el representante chileno desde Nueva York.



En conversación con El Mostrador.cl, explica que esta es la segunda etapa del proceso de reforma, después de tres meses de consultas con los 192 países de Naciones Unidas. "Anteriormente participé, como embajador de Chile, en representación de América Latina y el Caribe, junto a otros cuatro colegas en la primera etapa. Presentamos un informe a la presidenta de la Asamblea General de la ONU, embajadora Haya Rashed, con resultados bastantes alentadores porque hubo una reacción muy favorable de buscar un camino intermedio entre las posiciones que se conocen por ampliar o reformar el consejo de seguridad", comenta.



En esta segunda etapa, agrega, "se trata de poner de acuerdo a la membresía sobre la base de un documento que acabamos de presentar. Estamos en un proceso muy intenso de conversaciones, con grupos de países y los más diversos grupos de interés que hay en la ONU".



Algunos países son partidarios de ampliar el número de miembros del Consejo de Seguridad de los actuales 15 (cinco tienen un sillón permanente) a 21, mientras que otros plantean que deben ser 26. Por ello, es necesario alcanzar un consenso y eso es lo que están buscando los dos diplomáticos designados por la máxima autoridad de la ONU.



Algunos, comenta Muñoz, se muestran dispuestos a apoyar "una expansión modesta, es decir de no más de seis miembros. Hoy el Consejo tiene 15 miembros, es decir algunos están dispuestos a que se llegue a 21, pero hay otros que creen que para tener una adecuada representación de las regiones en desarrollo: Sudáfrica, América Latina, Asia, se pudiera llegar hasta 26 miembros».



«Los que dicen esto último enfatizan la representación regional equilibrada y los que señalan 21 afirman que debe haber un Consejo eficiente ya que cuando se tienen muchos miembros, la eficiencia para reaccionar a las crisis, que es responder a las amenazas a la paz y a la seguridad, se podría ver comprometida con un número excesivo. Ahí tenemos que movernos para buscar una fórmula aceptada por todos", señala.



Los miembros permanentes actualmente son cinco (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, República Popular China y Rusia), pero existe la aspiración de Brasil, India, Japón y Alemania de obtener ese estatus. Sin embargo, el embajador comenta que este mismo grupo propuso el año pasado en un borrador de que "si bien es cierto que se creaban nuevos asientos permanentes, se mostraban favorables a postergar el uso del veto".



El primer informe



-¿Qué decía el documento de abril pasado?
-Dijimos que la reforma de la ONU queda incompleta si no hay un cambio en el Consejo de Seguridad, en el sentido de que sea más democrático y representativo. Por lo tanto, que se amplíe en su número, pero que también mejore en sus métodos de trabajo, de modo que se plantea la ampliación del Consejo en un punto absolutamente fundamental, para que sea más creíble en sus decisiones.



-¿Qué se quiere reflejar en este cambio después de 44 años?

-Hay una necesidad de reflejar la correlación de fuerzas y las contribuciones que los estados miembros han hecho a la paz y a la seguridad y a una adecuada representación geográfica, de modo que nos parece urgente que no se postergue más esta ampliación, aunque tenemos que reconocer que es una tarea extremadamente difícil porque son muchos los intereses que están en juego



¿Cuáles son esos intereses?
-Hay países que pertenecen al grupo de los 4 (India, Japón, Brasil y Alemania) que desean puestos permanentes y, en ese sentido, hay un número importante de naciones que apoyan esta aspiración Hay otro grupo denominado "Unidos por el consenso», donde Corea del Sur, Afganistán, Italia, Canadá, Argentina, México y otros, que se oponen a que haya nuevos asientos permanentes y prefieren que la ampliación sea sólo en miembros no permanentes, de manera que hay que moverse en esas dos posturas. También se ha hecho un planteamiento de que es necesario quizás postergar para más adelante los temas que no podemos resolver ahora.



-Pero lo ideal es el consenso.
-Claro. Si es posible avanzar en una fórmula consensual que, sin ser la ideal, nos permita cambiar el Consejo de Seguridad, es decir, una suerte de alternativa intermedia, que permita, por ejemplo, asientos de larga duración, cuya eventual permanencia se tenga que resolver en una conferencia en 10 o 15 años, o asientos que sean más largos que los dos años actuales de los miembros no permanentes. Hemos planteado varias opciones intermedias y en eso estamos trabajando ahora.



-También se pretende que las resoluciones de la ONU tengan mayor peso en la comunidad internacional
-Las resoluciones de Naciones Unidas tienen mucho peso y, por eso, hay interés de un número significativo de países que quieren integrar el Consejo porque las decisiones que se adoptan allí tienen mucho peso por el uso de la fuerza. El Consejo de Seguridad tiene dientes, músculos y por eso hay tantos países que quieren estar ahí. Por otra parte, hay otros órganos de Naciones Unidas que no tienen la misma capacidad de implementar sus decisiones y hay cierto desencanto, por ejemplo, respecto a la Asamblea General, que se ha ido debilitando porque muchas veces el Consejo ha tomado actividades que antes veía la Asamblea. Las decisiones de Naciones Unidas se toman en cuenta dependiendo de dónde vienen.



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