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Monser Al Kassar, el perfil de un traficante de armas con olor a Guerra Fría

Empresario de origen sirio quedó arrestado y se le congelaron las cuentas por orden de un juez de la Audiencia Nacional de España, mientras se resuelve si es enviado al país del norte. Al Kassar ya estuvo detenido también a principios de los 90 por orden del magistrado español Baltasar Garzón, pero luego fue absuelto de los cargos.


El traficante de armas sirio Monser Al Kassar se enfrenta una vez más a la justicia. Esta vez por un pedido de extradición de Estados Unidos por vender armas, supuestamente, a la guerrilla colombiana, haciendo una triangulación a través de Guatemala.



Quien fuera calificado por la Unidad de Investigación Criminal de Alemania como el delincuente más peligroso del mundo es, sin embargo, un combatiente de muchas batallas de las cuales, hasta ahora, ha librado sin un rasguño.



Imputado por ayudar a la liberación del terrorista Abu Abas, quien secuestró en 1985 el barco Achille Lauro en los 80; acusado de vender pertrechos en distintas guerras, rumoreado de ser ser un agente de la CIA, amigo de Carlos Menem, quien en los 90 le facilitó la consecución de una documento de identidad argentino, lo convierten en un personaje del que muchos están pendientes para saber cómo se resolverá su destino.



En 1988 fue detenido en Brasil, junto a su mujer, portando pasaportes falsos, cuando Interpol lo calificó ser el traficante de armas más grande del mundo.



Durante la Guerra Fría se movió como Pedro por su casa entre los dos bloques de poder.



En distintas investigaciones periodísticas que se han hecho en su nombre, se menciona que trabajó para los servicios secretos búlgaros y polacos y transfirió armas y tecnología a los movimientos de liberación de Europa y el Medio Oriente -principalmente a la OLP- y el bloque soviético.



Al Kassar estuvo detenido también a principios de los 90 por orden del juez español Baltasar Garzón, pero luego fue absuelto de los cargos.



Desde ese momento por algunos meses al año uno de los paraísos de traficantes internacionales y lavadores, como es la costa de Marbella, donde fue detenido ayer por orden del juez Juan del Olmo.



Básicamente, el estado de Nueva York, en Estados Unidos, le tiene formulados 17 cargos por conspiración por proporcionar medios a las organizaciones guerrilleras de Colombia que han terminado con la vida de soldados norteamericanos, como también lavado de activos.



En los próximos diez días, las autoridades de EEUU deben entregar los antecedentes para establecer ante la justicia española la necesidad de enviarlo al país del norte.



Por el momento Al Kassar tiene sus cuentas congeladas a la espera que la justicia española resuelva si acoge o desecha la solicitud de EEUU.



En Chile, Al Kassar tiene un conocido. Se trata del empresario de origen sirio Edgardo Bathich. Este último a principios de los 90 fue detenido junto a Al Kassar en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, pero fue liberado por falta de méritos.



En cualquier caso, si Al Kassar es enviado a Estados Unidos, hay muchas cosas que deberá explicar. Por ejemplo que vínculos tuvo con la explosión de la discoteca berlinesa La Belle a mediados de los 80, murieron varios soldados americanos.



De todas formas, no hay que olvidar que las redes que Al Kassar tejió durante su vida van más alla de una simple petición de extradición y se extienden por toda Europa, América, Asia y Medo Oriente.



Por eso no será de extrañar que sus últimos días no los pase en la cárcel, sino libremente en su mansión de Marbella.

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