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Cerca de 130 países se reúnen para lograr prohibición de bombas racimo

La reunión de Viena está dentro del denominado «Proceso de Oslo», lanzado el pasado febrero en la capital noruega para lograr la prohibición de las bombas de racimo en todo el mundo para 2008.


Representantes de 127 países participarán desde el miércoles, en Viena, en una conferencia para avanzar en un texto de consenso que prohíba las bombas de fragmentación en 2008, aunque en este proceso no participan países como EEUU, Rusia, China, India y Brasil.



«Estamos ahora más cerca que nunca de una petición de la sociedad civil en la que se ha trabajado desde hace más de 40 años», aseguró Thomas Nash, coordinador de la Coalición contra las Bombas de Racimo (CMC, en sus siglas en inglés).



La reunión de Viena está dentro del denominado «Proceso de Oslo», lanzado el pasado febrero en la capital noruega para lograr la prohibición de las bombas de racimo en todo el mundo para 2008 y que ha sido impulsado por la CMC, que agrupa diversas ONG.



El objetivo es prohibir las que se han definido como las armas convencionales más mortíferas -el 98 por ciento de sus víctimas son civiles- y que también son conocidas como bombas de fragmentación o de dispersión.



El proyectil principal de estos artefactos se desprende tras ser arrojado y cuando dispersa decenas de pequeñas bombas, que pueden permanecer sin explotar durante mucho tiempo, hasta que alguien, en su mayoría una persona civil, y casi siempre un niño, las manipula o pisa por error, según estudios de las ONG.



En Laos, Camboya y Vietnam este tipo de armas siguen causando muertos 40 años después de haber sido utilizadas por EEUU, mientras que la última vez que se emplearon en un conflicto fue en el verano de 2006 por Israel en su campaña de bombardeos en Líbano.



Los principales fabricantes y exportadores de este tipo de armas: China, Estados Unidos y Rusia, se mantienen al margen de este proceso, mientras que Reino Unido trata que no se incluyan en la prohibición distintos modelos de estos artefactos.



«Es sin duda uno de los tratados de desarme más importantes de nuestro tiempo», aseguró Steve Goose, director ejecutivo de la sección de armas de la organización pro derechos humanos «Human Rights Watch».



En esta semana se pretende concretar qué se considera como bombas de fragmentación, aunque las ONG han dejado claro que están a favor de la prohibición de todas las armas de este tipo.



En el borrador del texto que se discutirá se indica que se prohíbe la producción, exportación y venta de este tipo de armas.



Thomas Nash, coordinador de CMC, explicó a Efe que el papel de los países latinoamericanos es «muy positivo» salvo en el caso de Cuba y Brasil, que no están participando en las negociaciones.



«Brasil no quiere participar en este ‘proceso de Oslo’, no sabemos por qué. La única razón podría ser que está produciendo estas armas. Para Brasil parece que la prohibición de estas armas horribles es más importante que la protección de civiles», aseguró Nash.



En el caso de Cuba, no encuentra motivos para explicar su ausencia, ya que en antes de empezar las negociaciones de un tratado La Habana se mostró favorable a apoyarla la prohibición de este tipo de bombas.



«España está participando en el ‘proceso de Oslo’, pero lo que queremos de España es una moratoria nacional inmediata sobre el uso, prohibición y exportación de las bombas de racimo», explicó sobre la posición de España.



Eugenio Barquero, de la ONG catalana «Fundació per la Pau», precisó a Efe que aunque España ha estado desde el inicio en el proceso, no está a favor de una prohibición total, y pretende dejar fuera las bombas de este tipo con menor margen de error.



Barquero se declara a favor de una prohibición total, ya que la cuestión «no es salvar a las bombas, se trata de salvar a la población civil».



El representante de «Fundació per la Pau» dijo que en España existen las dos empresas que producen este tipo de artefactos son «Instalaza» y «Expal».



EFE

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