La multa es superior a los 150.000 euros solicitados por la Fiscalía francesa, que durante el juicio había considerado que el «fallo en el sistema de frenado» imputable al fabricante había sido una «causa indirecta», pero «cierta» del siniestro.
El fabricante automovilístico sueco Volvo fue condenado este jueves en Francia a una multa de 200.000 euros por una falla de los frenos de uno de sus automóviles que causó un accidente en el que murieron dos niños y un tercero resultó gravemente herido.
El Tribunal Correccional de Saverne (noreste) consideró que la compañía fue responsable de homicidios y heridas involuntarias en el accidente que se produjo el 17 de junio de 1999 con un Volvo 850 TDI conducido por una mujer que atropelló en Wasselonne, cerca de Estrasburgo, a tres niños que iban a la escuela.
Según las conclusiones de los jueces, Volvo «era perfectamente consciente de que el sistema de asistencia de frenado de este tipo de vehículo no era perfecto puesto que lo ha modificado de forma menor en varias ocasiones».
Esas alteraciones «demuestran también la incapacidad del constructor para aportar una respuesta técnica apropiada», añaden los magistrados en su dictamen.
La multa impuesta a Volvo es superior a los 150.000 euros solicitados por la Fiscalía, que durante el juicio había considerado que el «fallo en el sistema de frenado» imputable al fabricante había sido una «causa indirecta», pero «cierta» del siniestro.
La conductora del vehículo Catherine Kohtz, una profesora de 57 años, fue condenada a su vez a seis meses de cárcel exentos de cumplimiento, un año de suspensión del carné de conducir y 300 euros de multa por no controlar el automóvil.
A Kohtz, que durante todo el proceso mantuvo su versión de que frenó con el pie pero que el vehículo no respondía -algo que contestaba Volvo-, se le ha reprochado que no tuvo el reflejo de recurrir al freno de mano.
EFE
