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Sarkozy se reunirá con Merkel en medio de tensas relaciones

El líder galo se encontrará con su par alemana luego de un distanciamiento debido principalmente a desacuerdos en torno al proyecto de Unión por el Mediterráneo.


El presidente francés, Nicolas Sarkozy, viajará el lunes a Hannover, Alemania, para la inauguración de la feria mundial de Tecnologías de la Información. El viaje, donde se encontrará con la canciller alemana, Angela Merkel, se materializa en un momento de desencuentro entre París y Berlín.



La falta de acuerdo se centra especialmente en torno al proyecto de Unión por el Mediterráneo.



Según el Elíseo, la cena entre los dos gobernantes que seguirá al acto en la feria CeBit, 2008 les permitirá hablar «en profundidad sobre los grandes temas europeos e internacionales, así como de los principales informes bilaterales».



La reunión se produce después de que las tensiones saltaran a la luz con la cancelación de dos citas bilaterales.



La cumbre informal que Sarkozy y Merkel debían celebrar el lunes en Baviera en el marco del proceso de Blaesheim -encuentros periódicos al máximo nivel para concertar posiciones- se ha aplazado hasta el próximo 9 de junio, es decir, tres semanas antes de que Francia asuma la presidencia semestral de la Unión Europea (UE).



Además, y también a petición de Francia, se pospuso el encuentro semestral de los ministros de Economía y Finanzas y presidentes de los bancos centrales de los dos países, que estaba previsto para la semana pasada en el país galo.



En ambos casos se escudaron en problemas de calendario o agenda, que no convencieron a los comentaristas, a juzgar por la profusión de artículos sobre el mal momento de las relaciones bilaterales y la mala química personal entre Sarkozy y Merkel.



En temas de fondo, los dos países discrepan sobre el papel del Banco Central Europeo -al que Sarkozy acusa de privilegiar la lucha contra la inflación en detrimento del crecimiento y empleo- o sobre la insuficiente reducción del déficit presupuestario de Francia.



A ésta y otras divergencias se suma lo que el propio secretario de Estado francés de Asuntos Europeos, Jean-Pierre Jouyet, llamó hace semanas la «manzana de la discordia» en la UE: el proyecto antiguamente llamado «Unión Mediterránea», impulsado por Sarkozy.



Alemania teme que el proyecto divida a los países europeos y, para relanzar la política europea en el Mediterráneo, apuesta por reactivar los dispositivos existentes en lugar de que se cree una nueva entidad de la que sería excluida y cuyo contenido es vago.



Las reticencias de Berlín se mantienen aunque el proyecto ha sido modificado e incluso ha cambiado de nombre: fue rebautizado como Unión por el Mediterráneo en una cita en Roma el pasado diciembre entre Sarkozy, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y su entonces homólogo italiano, Romano Prodi.



Y, este mes, Jouyet se ha esforzado por explicar que el proyecto no amenazaría la unidad de la UE y que la cooperación en temas concretos entre las dos orillas del Mare Nostrum beneficiaría a todos los países europeos.



Según filtraciones a la prensa, Sarkozy intentará tranquilizar a Merkel, haciendo hincapié en que la Unión por el Mediterráneo no reemplazará el Proceso de Barcelona, vigente desde 1995, sino que lo completará, y que se organizará sobre el modelo del Consejo de los Estados del Báltico, lanzado en 1992 por Alemania y Dinamarca e integrado por otros 10 países ribereños.



Además, y de forma simbólica, se invertiría el orden de las cumbres de lanzamiento de la futura Unión en julio próximo en París.



Según el nuevo plan, la primera tendría lugar el 13 de julio en presencia de todos los países de la UE y los de las dos orillas del Mediterráneo. La segunda, reservada a éstos últimos, sería al día siguiente.



EFE

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