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Traje de baño femenino acorde con el Islam revoluciona en Indonesia

El resultado son los «Samira», unos buzos negros de lycra que cubren el cuerpo de las mujeres desde la cabeza, a modo de un «yihab» o velo, hasta las muñecas y los tobillos, y al que se le superpone un vestido de colores vivos similar a un holgado «cheongsam chino», de cuello alto y manga larga.


Un traje de baño femenino de cuerpo completo está revolucionando las playas y piscinas de Indonesia, ya que además de cumplir con el Islam, se preocupa por la moda, utiliza materiales de prendas deportivas y protege contra los rayos del sol.



«Mi mujer estaba cansada de cuidar del bolso de playa, las gafas de sol y el teléfono móvil cuando los niños y yo íbamos al agua», explica Rony Oktavianto, dueño de la única empresa indonesia que comercializa estas prendas de cuerpo completo.



«Ella también quería jugar», indica, pero «mi mujer lleva velo, como obliga el Islam, y para ella era muy complicado darse un baño».



«Por eso, un amigo y yo comenzamos a trabajar en el desarrollo de estos bañadores», recuerda Rony Oktavianto.



El resultado son los bañadores «Samira», unos buzos negros de lycra que cubren el cuerpo de las mujeres desde la cabeza, a modo de un «yihab» o velo, hasta las muñecas y los tobillos, y al que se le superpone un vestido de colores vivos similar a un holgado «cheongsam chino», de cuello alto y manga larga.



Por el precio de 250.000 rupias, el equivalente a unos 27 dólares o 18 euros, se puede elegir entre una amplia gama de tallas, colores y estampados.



El proyecto inicial ni siquiera tenía un carácter comercial, tan sólo buscaba una forma de que las mujeres de los dos empresarios pudieran bañarse con sus hijos, pero en los últimos tiempos las ventas se han disparado.



En la actualidad venden entre 150 y 200 bañadores «Samira» al mes, entre las unidades que se despachan directamente en la tienda de Yakarta, la capital, y las que se comercializan a través de internet y se envían a todo el mundo musulmán, de Marruecos a Malasia.



El mercado potencial de esta prenda es enorme, ya que Indonesia es el país de mayoría musulmana más grande del mundo -con más de 200 millones de fieles, la mitad mujeres- y donde por tradición y clima es muy habitual que las familias acudan a piscinas públicas de las grandes ciudades.



Además, se calcula que en todo el mundo hay alrededor de 650 millones de mujeres musulmanas y, por el momento, tan sólo una decena de empresas, la mayoría de Malasia y Singapur, están explotando esta jugosa beta mercantil.



El interés en Indonesia es creciente, según las mujeres de los dos empresarios, que aseguran que cada vez que se ponen alguno de sus «Samira» y acuden a una piscina pública, alguien se acerca para preguntarles por el bañador.



Se trata en su mayoría de madres, ya que no hay restricción alguna para la indumentaria masculina.



Las dos mujeres de los empresarios, que también trabajan en la tienda, están convencidas de que muchas indonesias desean cumplir con los preceptos del Islam, pero que también quieren disfrutar del agua, como habían hecho ellas hasta que alcanzaron la pubertad y comenzaron a cubrirse como indican los textos sagrados musulmanes.



Además, «mucha gente se siente más a gusto llevando un bañador de cuerpo completo que exhibiendo su cuerpo», esgrime Oktavianto entre las razones del éxito de la prenda.



Hasta ahora, muchas mujeres en Indonesia habían recurrido a camisetas de algodón para darse un chapuzón, pero resultaban muy incómodas al empaparse, se estropeaban rápidamente con el cloro y las piscinas acabaron prohibiéndolas porque soltaban fibras que atascaban los filtros de limpieza.



Otro punto a favor de los «Samira» es, según sus diseñadores, que acaba con todas las preocupación sobre el riesgo de quemaduras por exponerse a la luz solar.



«En la actualidad el tema del cambio climático es una cuestión candente y los rayos ultravioleta pueden afectar a la piel», argumenta Rony Oktavianto, «así que cualquier mujer que se preocupe por su salud puede utilizarlo».



EFE

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