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Abusos sexuales de sacerdotes marcan la agenda del Papa en Estados Unidos

Doce mil personas celebrarán el cumpleaños del Pontífice en la Casa Blanca, pero el tema obligado del mundo católico son los más de cuatro mil clérigos acusados de pederastia desde 2002 en el país del norte. Estos han obligado a la Iglesia a desembolsar más de US$2 millones por daños y compensaciones. Las organizaciones de víctimas esperan que el Pontífice "escuche sus historias y los trate con compasión".


Por Lourdes Heredia, BBCMundo.com



Con grandes sonrisas, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, recibió ayer en la escalinata del avión al Papa Benedicto XVI, que aterrizó pocos minutos antes de la hora prevista en la base militar de Andrews, en las afueras de Washington DC.



Nunca antes el mandatario estadounidense se había molestado en ir a recibir a nadie al aeropuerto, lo que refleja la importancia que Bush le ha dado a la visita del sumo pontífice de la Iglesia Católica.



Bush, acompañado por su esposa Laura y Jenna, una de sus hijas, le estrechó la mano e intercambiaron algunas palabras.



Los periodistas reunidos en la base comentaron que el anterior Papa, Juan Pablo II, solía besar el suelo, pero Benedicto XVI no lo hizo.



El Papa estará seis días en una visita que lo llevará también a Nueva York.



La agenda pública sólo se iniciará hoy en la Casa Blanca, donde se festejará su cumpleaños 81 en una ceremonia en la que habrá 12.000 invitados, una cifra récord para un evento en la residencia presidencial.



Según la vocera de la Casa Blanca, Dana Perino, se espera que las conversaciones de Bush y Benedicto XVI sean francas y cordiales aunque posiblemente el Papa hable en contra de las guerras en el mundo.



«Hubo diferencias hace años, pero creo que (el Papa y el presidente) están de acuerdo en que la presencia de nuestros soldados (en Irak) fue útil para estabilizar la región y la promoción de los derechos humanos y la justicia», señaló Perino.



Los polémicos abusos



A su llegada, el Papa no hizo ningún comentario público pero sí dio una conferencia a bordo del avión de la compañía Alitalia, bautizado como el «Shepherd One» («el Pastor Uno»).



Ahí se refirió a uno de los temas más polémicos de su visita: las miles de acusaciones ante los tribunales estadounidenses por casos de abusos de menores por parte de sacerdotes católicos.



El Papa aseguró que se tomarán las medidas necesarias para que no vuelva a ocurrir lo mismo y dijo sentirse «profundamente avergonzado».



«Excluiremos absolutamente la pederastia del Ministerio sagrado», enfatizó.



Un informe comisionado por la propia Conferencia Nacional de Obispos Católicos en 2004 destacó que más de 4.000 sacerdotes habían sido acusados.



Desde el 2002, cuando se desataron los peores escándalos, algunas diócesis han pagado más de US$2 millones de en daños y compensaciones.



Sin embargo, tal como admiten miembros de la Iglesia, la herida sigue abierta y el Papa no podrá evadir el tema que tanto ha impactado a la comunidad.



El Papa visitará la Basílica de la Inmaculada Concepción en Washington.
«Aunque no sea el motivo de su visita, es un problema que está en el espíritu y el corazón de los católicos», admitió el padre David O’Connell, presidente de la Universidad Católica de Washington.



Ya en el 2002, ante la ola de denuncias, la Iglesia suscribió la «Carta de Protección de Niños y Jóvenes "donde se impusieron varias reglas para evitar más abusos. Incluye por ejemplo la expulsión inmediata de cualquier sacerdote que haya sido encontrado culpable.



En los últimos tres años, según el Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado de la Universidad de Georgetown, hubo una disminución drástica de informes de abusos sexuales.



Para las víctimas, estas medidas no son suficientes. Grupos como Voz de los Fieles han pedido al Vaticano que identifique públicamente a aquellos involucrados en abusos sexuales.



Para sanar las heridas, estas organizaciones opinan que es esencial que el Papa decida reunirse con ellos, aunque por ahora ese encuentro no está programado en la agenda del Pontífice.



«Además de disculparse, el Papa Benedicto XVI debería reunirse con las víctimas, escuchar sus historias y tratarlos con respeto y compasión,» dijo Dan Bartley, presidente de Voz de los Fieles.



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