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El MRTA recupera protagonismo tras polémica decisión europea

Los «emerretistas» se bautizaron en 1984 con un ataque contra la embajada de Estados Unidos en Lima, cuatro años después de que sugieran los maoístas de Sendero Luminoso, el más violento grupo terrorista que ha conocido Sudamérica.


A pesar de no tener actividad conocida desde hace ocho años, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) se ha convertido en el centro de un polémico debate tras la decisión la Eurocámara de no incluirlo en su lista de grupos terroristas.



La medida adoptada el 24 de abril por el Parlamento Europeo (PE) resucitó los fantasmas del terrorismo en Perú, un asunto muy sensible tras la violenta guerra interna que dejó unos 70.000 muertos entre 1980 y 2000.



Desde el presidente Alan García hasta legisladores y políticos vinculados a distintos partidos creen que la decisión se debe al «desconocimiento» que existe en Europa sobre la realidad peruana.



Por eso, el Gobierno y el Congreso del país presentaron una enérgica protesta al considerar que la decisión fue una descortesía hacia Perú, que estos días acoge a la II Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana (Eurolat) y el 16 de mayo recibirá a los líderes de los dos continentes en su V Cumbre.



Los movimientos sociales y algunos sectores de la oposición rechazan, sin embargo, que el MRTA suponga una amenaza a la seguridad y denuncian que el Gobierno busca justificar medidas represivas contra políticos díscolos y defensores de los derechos humanos.



La controversia llevó a que Eurolat acordara debatir este jueves en «profundidad» el caso.



Lo evidente es que el debate devolvió el protagonismo al MRTA, un grupo subversivo que en sus orígenes recurrió al aura romántica de las guerrillas latinoamericanas de los años sesenta del siglo pasado y que paulatinamente cayó en las prácticas terroristas.



Los «emerretistas» se bautizaron en 1984 con un ataque contra la embajada de Estados Unidos en Lima, cuatro años después de que sugieran los maoístas de Sendero Luminoso, el más violento grupo terrorista que ha conocido Sudamérica.



Con fuerte presencia en poblaciones de la selva peruana, el MRTA buscó financiación en la extorsión a bandas de narcotraficantes y en el secuestro de empresarios.



Mantenían a sus rehenes en las llamadas «cárceles del pueblo», pequeñas celdas excavadas en el subsuelo de viviendas alquiladas.



El grupo subversivo operó incluso en Bolivia, donde en 1995 secuestró al ex ministro y empresario Samuel Doria Medina, por cuyo rescate se pagó la suma de 1,2 millones de dólares.



Hoy pocos recuerdan que su fundador, Víctor Polay Campos, nació en las entrañas del gobernante Partido Aprista Peruano (PAP), ya que fue hijo de uno de sus históricos militantes.



El dirigente, actualmente en prisión, publicó el año pasado un libro con un prólogo a cargo de Armando Villanueva del Campo, el más veterano dirigente del PAP que sigue vivo.



Polay, que estudió en París en la misma época que Alan García, era conocido como camarada «Rolando» y fue detenido en febrero de 1989 en un hotel de la ciudad alto-andina de Huancayo.



En julio de 1990, a pocos días de la finalización del primer Gobierno de García (1985-1990), Polay se fugó junto a 46 emerretistas de la cárcel limeña de Canto Grande a través de un túnel.



Dos años más tarde, en junio de 1992, fue capturado en Lima y se le condenó en el fuero militar a cadena perpetua, junto con su lugarteniente, Peter Cárdenas.



Al término del gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), un tribunal civil ratificó aquella sentencia, que cumple en la base naval del Callao, donde también se encuentra el fundador de Sendero Luminoso, Abimael Guzman, y el ex asesor presidencial Vladimiro Montesinos.



A pesar de que muchos militantes se acogieron en 1992 a una ley de arrepentimiento, el 18 de diciembre de 1996 un comando protagonizó la más espectacular acción armada que se recuerda en Perú: el asalto a la residencia del embajador de Japón en Lima durante una recepción en homenaje al emperador.



Liderados por Néstor Cerpa, entonces el último dirigente en libertad, el secuestró de 72 personas duró cuatro meses, hasta que las fuerzas especiales llevaron a cabo un exitoso rescate, el 22 de abril de 1997, con el saldo de un rehén, dos militares y los 14 subversivos muertos.



Algunos de los emerretistas fueron ejecutados de manera sumaria, según una investigación judicial que sigue en marcha.



EFE

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