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El secretario general de la ONU se reúne con el primer ministro birmano

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se reunió hoy en Rangún con el primer ministro birmano, el general Thein Sein, y otras autoridades para lograr abrir las puertas del país a una mayor cantidad de ayuda humanitaria para las cerca de 2,5 millones de víctimas del ciclón «Nargis».


Ban mantuvo a su llegada en medio de fuertes medidas de seguridad una reunión de unos 20 minutos con el primer ministro en el lujoso hotel Sedona, situado en el zona residencial de la antigua capital birmana.



Después acudió a la pagoda de Shwedagon, el corazón espiritual de Rangún y uno de los puntos de concentración de las multitudinarias protestas antigubernamentales del pasado septiembre.



«Estoy convencido de que seremos capaces de superar la tragedia. He venido con un mensaje de esperanza. Espero que su pueblo y gobierno puedan coordinar el flujo de ayuda y cooperantes para que la asistencia pueda desarrollarse de una manera más sistemática», dijo Ban en la pagoda.



A continuación, se trasladó a la casa de huéspedes del gobierno, donde volvió a reunirse con el general Thein Sein y con representantes de agencias humanitarias durante una hora y media.



Ban, quien había dicho que viajaba a Birmania (Myanmar) para salvar vidas humanas y no para hacer política, también habló con el ministro birmano de Asuntos Exteriores, Nyan Win.



Esta tarde sobrevolará en helicóptero el delta del río Irrawaddy, la zona más afectada, adonde pertenece la mayor parte de los 77.738 muertos, 55.917 personas desaparecidas y cerca de 2,5 millones de damnificados, según datos aún provisionales, que causó el ciclón a su paso por el sur de Birmania, entre el 2 y 3 de mayo.



A su regreso, el general Thein Sein ofrecerá una cena en honor del invitado surcoreano en Rangún.



Mañana, Ban, el primer secretario general de la ONU que visita Birmania en cuatro décadas, tiene previsto mantener una reunión con el jefe de la Junta Militar, el general Than Shwe, en su fortaleza de Naypyidaw, la nueva capital del país.



Hasta el momento, el Gobierno birmano, que siempre ha sospechado de las intenciones de Naciones Unidas y de las mayores potencias occidentales, ha rechazado los cooperantes extranjeros ofrecidos por la comunidad internacional para atender a los supervivientes, que se enfrentan a la falta de alimentos y agua, y están amenazados por enfermedades.



Según la ONU, la asistencia ha llegado sólo al 25 por ciento de los damnificados en la región del delta, una área de difícil acceso.



El Gobierno militar, por medio de la prensa estatal, ha dado a entender que sospecha que la ayuda humanitaria internacional es para camuflar una estrategia que persigue cambiar el régimen con el apoyo de los trabajadores de las agencias internacionales.



El 25 de mayo, Ban participará en la conferencia que la ONU y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) han organizado en Rangún para coordinar la distribución de la ayuda humanitaria, y de la que los países occidentales apenas han recibido información.



La Junta Militar birmana nombró el lunes pasado a la ASEAN coordinadora oficial de las operaciones humanitarias y dijo que toda la ayuda debía ser canalizada a través de este bloque regional.



La ASEAN integra a Birmania, Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam.



La visita del secretario general de la ONU ha conseguido de momento que las anchas avenidas que separan las lujosas villas de estilo colonial británico de Rangún quedaran en 24 horas impolutas gracias al esfuerzo de cientos de empleados a las órdenes oficiales militares que les gritan con un megáfono para que trabajasen más rápido.

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