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Sospechosos de 11-S despiden abogados y niegan legitimidad de tribunal

La Fiscalía solicitó la pena de muerte para los cinco hombres, que son las primeras personas encausadas por su participación directa en los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Washington y Nueva York.


Los cinco acusados de participar en los atentados del 11 de septiembre de 2001, incluido su presunto máximo artífice, Jalid Sheij Mohamed, pidieron este jueves representarse ellos mismos ante un tribunal militar antiterrorista en Guantánamo.



Los acusados rechazaron a sus abogados como medida de protesta contra el proceso y algunos, entre ellos Mohamed, manifestaron su deseo de morir como «mártires».



La Fiscalía solicitó la pena de muerte para los cinco hombres, que son las primeras personas encausadas por su participación directa en los atentados del 11-S.



El juez militar Ralph Kohlmann declaró secretos unos siete minutos de la vista, cuando dos de los detenidos aparentemente describían su tratamiento en cautiverio.



Mohamed, quien según el Gobierno fue el líder del grupo, habló primero y marcó la pauta al rechazar a sus abogados, tanto así que Kohlmann aconsejó a Walid Bin Attash, el segundo que intervino, «no adoptar las decisiones de otro».



El magistrado admitió que tres de los detenidos se representen a sí mismos.



Aplazó su decisión en relación a Mustafa al Hawsawi, porque su abogado militar alegó que estaba siendo presionado por los otros sospechosos, que habían lograron intercambiar frases entre ellos durante la vista.



También pospuso su parecer en relación a Ramzi Binalshibh, después de que su defensa afirmara que estaba siendo tratado con fármacos psicotrópicos, lo que le hacía incapaz de entender sus derechos.



Esas medicinas son usadas contra la depresión y la ansiedad, entre otros fines.



«Le voy a contar los detalles. Me fuerzan a tomar esas medicinas. Si no, mi situación será peor que antes», dijo Binalshibh a través de un intérprete.



El resto de su explicación fue censurada por el juez, que cortó el sonido para el pequeño grupo de periodistas y observadores que asistieron a la audiencia.



Al comienzo de la vista, Kohlmann había advertido de que podría usar esa medida para proteger «la seguridad nacional» de Estados Unidos.



También censuró las palabras de Ali Abdul Aziz Ali, cuando tras preguntarle si quería ser representado por los abogados asignados a él, el detenido dijo en inglés: «Todo lo que ha pasado aquí es injusto. Desde que fui arrestado habría agradecido (tenerlos)…».



La vista fue emitida con 20 segundos de retraso por videoconferencia en una sala de prensa a unos cien metros del complejo legal de Guantánamo y en un recinto acristalado dentro del propio tribunal.



Ese paréntesis dio tiempo a un agente de inteligencia sentado a la derecha del juez a aconsejarle censurar el contenido.



Kohlmann alertó a los abogados que la información censurada debía ser considerada secreta y les prohibió divulgarla.



Los detenidos parecieron entender que no podían describir presuntos abusos a manos de agentes de Estados Unidos. Por ejemplo, Ali señaló: «He pasado cinco años de tortura. Veo que lo paran (el sonido). No le molestaré. No lo diré».



Los cinco acusados estuvieron durante años en las cárceles secretas de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA), antes de ser trasladados en septiembre de 2006 a Guantánamo.



La agencia de inteligencia ha reconocido que Mohamed fue sujeto a asfixias simuladas. El asesor legal de los tribunales anti-terroristas, Thomas Hartmann, dijo a la prensa que el Gobierno no ha determinado si esas técnicas constituyen tortura o no.



Las confesiones obtenidas en esas sesiones pueden ser usadas contra ellos en el proceso, que se rige por unas reglas especiales que dan mucho más poder a la Fiscalía que en un tribunal ordinario.



Thomas Durkin, el abogado civil de Binalshibh, intentó varias veces poner objeciones sobre esas normas, pero Kohlmann le reprendió con dureza. «No ose interrumpirme de nuevo», le dijo.



El juez demostró su deseo de seguir adelante con el proceso sin ningún retraso, pese a que los abogados se quejaron enérgicamente de que no se les había permitido suficiente contacto con los detenidos.



Los abogados civiles de Ali sólo recibieron la autorización de seguridad del Pentágono para actuar en el caso la noche antes de la vista, con lo que no pudieron asistir a ella, alegó el comandante Brian Mizer, su letrado militar.



David Nevin, un abogado civil de Mohamed, comentó que sólo había podido reunirse con su cliente cinco horas.



Y la teniente Gretchen Sosbee, que en teoría es abogada de Mustafa al Hawsawi, con quien no se ha reunido nunca, sólo recibió una autorización temporal para asistir a la audiencia.



Aun así, Kohlmann negó sus peticiones para aplazar el proceso, que debe llevar a un juicio ante un jurado de militares el 15 de septiembre.



EFE

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