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Brasil un gigante en potencia en biotecnología para la salud, según estudio

«Son pocas las razones para pensar que Brasil no pueda hacer lo mismo siempre y cuando atienda algunos pequeños desafíos pendientes», sostiene el Centro para la Salud Global McLaughlin-Rotman (MRC), de la Universidad de Toronto (Canadá).


Brasil, la potencia económica de América del Sur, está en camino de convertirse en un gigante de la biotecnología para la salud, reveló este viernes un estudio publicado en la revista Nature Technology.



Pero, para lograrlo, ese país debe superar algunas barreras, entre ellas reformar el sistema de patentes, resolver problemas regulatorios y aumentar la aportación de recursos humanos en este campo, según el Centro para la Salud Global McLaughlin-Rotman (MRC), de la Universidad de Toronto (Canadá).



El informe afirma que Brasil cuenta ya con la capacidad científica y de mercado como para ser un actor importante en el campo de esa tecnología, al nivel de la India y China.



«Cuando uno piensa en biotecnología, ya no se trata de San Francisco, Boston, Londres y Tokio», considerados hasta hace poco los centros principales del avance biotecnológico en el mundo, según Peter Singer, director interino de MRC.



«Ahora también se trata de Hyderabad (India), Shanghai (China) y Sao Paulo (Brasil). Aunque todavía no ha llegado a su madurez en las economías emergentes, la biotecnología ya no es una hegemonía del mundo desarrollado. La innovación biotecnológica se ha globalizado», agregó.



Según Singer, lo que ha frenado a Brasil en su avance biotecnológico tiene poco que ver con el nivel de conocimiento de sus científicos.



«Su ciencia es de nivel mundial. Desgraciadamente existe un conjunto de pequeños desafíos que siguen frenando el momento en que el país termine por convertirse en un innovador importante en el sector de la biotecnología de la salud», manifestó.



Sarah Frew, investigadora de MRC, indicó que India y China se han convertido en potencias en este campo y cuentan con los conocimientos y los recursos para producir medicamentos y vacunas a una fracción del costo en que incurren las grandes farmacéuticas.



«Son pocas las razones para pensar que Brasil no pueda hacer lo mismo siempre y cuando atienda algunos pequeños desafíos pendientes», añadió.



Según el estudio de MRC, una diferencia entre la India y Brasil es que las empresas del país asiático son las principales fabricantes de vacunas y cubren el programa nacional de inmunización.



En Brasil, esa actividad está principalmente bajo el control de los organismos públicos.



Por otra parte, además de contar con grandes mercados internos, las compañías indias y chinas se han centrado más en las importaciones que las firmas brasileñas.



Rahim Rezaie, quien también participó en el estudio, dijo que Brasil está ante un dilema: cómo cosechar los beneficios de un robusto sector privado y, al mismo tiempo, hallar soluciones sostenibles y asequibles para las necesidades de la salud local.



EFE

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