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Líder de Abuelas Plaza de Mayo recibe Honoris Causa por su ejemplo ético

Frente a la imagen de señora canosa «de lentes caídos sobre su nariz» que abraza a sus nietos, definió a las abuelas de la Plaza de Mayo como «leonas que defienden a sus cachorros».


La presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo, Estela Barnes de Carlotto, fue investida este lunes doctora Honoris Causa por la Universidad de la República de Uruguay, por el ejemplo ético del colectivo de defensa de los derechos humanos al que representa.



«Nada ni nadie nos detuvo para buscar a los hijos de nuestros hijos», afirmó esta argentina nacida en 1930, al agradecer el reconocimiento en el Salón de Actos de la Intendencia de Montevideo.



Las Abuelas de la Plaza de Mayo han cumplido 31 años de defensa de los derechos humanos y logrado recuperar la identidad de cerca de noventa personas, que fueron arrebatadas de niños a sus legítimos padres y entregadas en adopción forzosa por la dictadura argentina.



Esa asociación considera que unos 500 niños nacieron mientras sus padres estaban secuestrados en campos de concentración y fueron entregados a familias relacionadas con las dictaduras argentina y uruguaya.



«Ustedes nos han dado ejemplo de los valores cívicos extraordinarios que se precisan en circunstancias fuera de lo usual», aseguró el rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arocena, a De Carlotto, quien perdió a su hija a manos de la dictadura y aún sigue en busca del paradero de su nieto.



Para el rector, las abuelas de la Plaza de Mayo fueron un ejemplo «ético», al demostrar que «vale la pena pelear por la democracia, poniendo al servicio de ello lo mejor de la creatividad colectiva».



De Carlotto hizo extensivo el galardón a todas sus compañeras de la asociación, al asegurar que «aunque estos honores parezcan personales», no estuvieron solas.



Frente a la imagen de señora canosa «de lentes caídos sobre su nariz» que abraza a sus nietos, definió a las abuelas de la Plaza de Mayo como «leonas que defienden a sus cachorros».



«No estamos sentadas. El sillón está tan vacío como los brazos que deberían abrazar al nieto. De ahí la explicación de la constante búsqueda y peregrinaje por el mundo», agregó, y aseguró que ella y sus compañeras no han sido «heroínas ni diferentes, solo mujeres, madres, abuelas».



EFE

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