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Reporteros Sin Fronteras pide a la UE protección a periodistas refugiados

Desde el comienzo del año 2007 la entidad ayudó a 140 profesionales de la información, esencialmente en África y Medio Oriente, obligados a abandonar trabajo y familia para emprender el camino del exilio.


La organización Reporteros sin Fronteras efectuó un llamado a la comunidad internacional -y en especial a los estados miembros de la Unión Europea- a adoptar disposiciones específicas para proteger a los periodistas que han sido atacados o amenazados en el ejercicio de su trabajo.



Desde el comienzo del año 2007 la entidad ayudó a 140 profesionales de la información, esencialmente en África y Medio Oriente, obligados a abandonar trabajo y familia para emprender el camino del exilio.



«Nos sentimos extremadamente preocupados al constatar que las represalias de gobiernos y grupos criminales, religiosos o políticos, se ensañan con tantos profesionales de los medios de comunicación. Algunos países como Eritrea, Somalia, Irak, Irán o Sri Lanka se vacían de periodistas, desembarazándose al mismo tiempo de testigos molestos para el poder «, ha subrayado Reporteros sin Fronteras.



Un periodista eritreo, refugiado en la capital sudanesa, ofrece el testimonio de su desesperación:



«Desde hace varios meses me escondo en Jartum, donde he alquilado una habitación porque existe menos riesgo de que me secuestren las fuerzas de seguridad eritreas, presentes aquí. Pero no tengo recursos y comer tres veces al día se ha convertido en un lujo. Me escapé de la cárcel, de las iras del poder, pero nunca había tenido dificultades económicas. Ahora me siento atrapado, lejos de mi casa, frente a problemas sin precedente».



Su sufrimiento es como un eco del de un colega iraní, aislado en Turquía: «Con dos hijos, he esperado durante 23 meses una decisión que me permitiera salir de Turquía. Durante ese tiempo no podía hacer nada, ni mi trabajo ni cumplir con los deberes para con mi familia. Hubo momentos en que deseaba entregarme a mis torturadores. Al menos, en la cárcel no tenía tan mala conciencia».

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