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Refugiados palestinos de Iraq protestan porque quieren abandonar Brasil

La demanda específica de ser enviados a otros países es muy difícil de ser atendida, porque depende exclusivamente de esos países y no de Acnur ni del Gobierno brasileño.


Nueve palestinos emigrados de Iraq están acampados en Brasilia frente a la sede del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), en protesta por el supuesto incumplimiento de promesas del organismo de la ONU cuando fueron trasladados a Brasil, informaron este domingo fuentes oficiales.



Los manifestantes acusan a Acnur de incumplir las ofertas que les fueron hechas cuando vivían todavía en un campamento en la frontera de Iraq con Siria y Jordania.



Los refugiados, parte de miles de desplazados por la invasión de Estados Unidos a Iraq, forman parte de un centenar que llegaron a Brasil el año pasado, cuando este país les abrió las puertas y les ofreció darles trato de nacionales.



Uno de los palestinos, llamado Farok Mansur, dijo que prefieren ser asentados en otro país.



«Ellos prometieron que cuando llegáramos a Brasil iríamos a un hospital a hacer un chequeo. Ellos se hicieron responsables por mí cuando me trajeron para acá y tienen que resolver ese problema», dijo Mansur, citado por la estatal Agencia Brasil de noticias.



Se quejó de que sus serios problemas de salud, complicados por un accidente de tránsito en Jordania, no han sido bien atendidos en Brasil.



Otro manifestante, que prefirió no identificarse, se quejó de que la ayuda financiera ofrecida a los refugiados en Brasil es muy pequeña en proporción al alto costo de la vida en este país.



Ellos reciben 350 reales por mes (unos 219 dólares), inclusive por debajo de los 380 reales (237 dólares) del salario mínimo de Brasil.



«El Gobierno brasileño abrió los brazos para recibirnos y Acnur nos prometió que cuando llegáramos aquí seríamos tratados como los ciudadanos brasileños, encontramos otra realidad», dijo uno de los palestinos citado por la Agencia Brasil.



Otra de las promesas era que ellos podrían estudiar y trabajar en Brasil, pero la carga diaria de 11 horas de trabajo les impide seguir cursos de portugués, agregó.



El portavoz de Acnur en Brasil, Luiz Fernando Godinho, también citado por la Agencia, admitió que el proceso de integración de los refugiados «es largo, complejo y tiene muchas dificultades».



Pero afirmó que las demandas pueden ser satisfechas en Brasil sin necesidad de recurrir a otros países.



«Ese grupo es muy pequeño si se compara al centenar de los palestinos que llegó a Brasil y viven ese proceso de integración en diversas partes de Brasil», afirmó.



Las familias de refugiados llegadas a Brasil el año pasado están asentados en la localidad de Santa María, estado de Río Grande do Sul y en Mogi Mirim (Sao Paulo).



«Muchas personas están trabajando, los niños están estudiando, los casos médicos son atendidos por la red pública de salud, es un proceso que está ocurriendo dentro de lo previsto», dijo Godinho.



La demanda específica de ser enviados a otros países es muy difícil de ser atendida, porque depende exclusivamente de esos países y no de Acnur ni del Gobierno brasileño, afirmó.



EFE

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