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Latinoamérica quiere santuario de ballenas y el norte se opone

Crear un santuario ballenero en el Atlántico Sur donde la caza de los cetáceos sea prohibida para siempre. Esa es la propuesta con la que llega a la reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) un grupo de países latinoamericanos. La Presidenta Michelle Bachelet será la anfitriona del evento. Por BBC Mundo.com


La idea del Grupo de Buenos Aires es que en las aguas que están entre la línea del Ecuador y el paralelo 60 en Antártida sólo se pueda practicar el avistamiento de ballenas con fines turísticos, siempre y cuando se desarrolle bajo criterios de sustentabilidad.



En nombre de conservacionistas de Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Uruguay, la propuesta será presentada durante la reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) que debatirá, a partir de este lunes y durante cinco días, una eventual reapertura de la caza comercial de ballenas, algo a lo que el Grupo se opone.



Durante el encuentro, cuya sede es Santiago de Chile, se espera también que la anfitriona, la presidenta Michelle Bachelet, anuncie el establecimiento oficial de una zona protegida en sus aguas territoriales.



¿En contravía?



Pero la posición de estos latinoamericanos será un asunto controvertido, pues -según señala el especialista en temas medioambientales de la BBC, Richard Black- este año hay quienes esperan que empiece a bajar el tono del ya tradicional enfrentamiento entre quienes quieren proteger y quienes quieren cazar.



Hay países de ambos lados de la hasta ahora irreconciliable contienda que han prometido trabajar juntos con espíritu transigente.



Esto, dice Black, es producto de un esfuerzo diplomático de Estados Unidos que durante este último año ha logrado construir algunos puentes, aunque persiste una profunda desconfianza y un desacuerdo profundo sobre si es humano matar ballenas.
Al parecer Japón, el líder del bloque por la caza, y la mayoría de sus opositores presienten que algo pueden ganar con negociaciones.



Las naciones cazadoras obtendrían legitimidad, mientras que el premio para las conservadoras sería menos pesca, el fin de la caza científica y más regulación de la pesca que se realice.



«Todos con los que he hablado sienten que la CBI no puede continuar por el mismo sendero», le dijo a la BBC William Hogarth, comisionado ballenero de EE.UU., y agregó: «no hay duda que la única forma es negociar y, por el bien de las ballenas, tenemos que hacerlo».



Armonía con pérdidas



Pero lo que preocupa profundamente a algunos países y grupos que defienden la moratoria global es que cualquier acuerdo probablemente incluirá el levantamiento parcial de esta.
No obstante, hay otros conservacionistas que han cedido.
«El asunto es ¿aceptamos el statu quo y vemos cómo matan a más de 1.600 ballenas al año o tratamos de encontrar una solución?», explica Sue Lieberman, director del programa global de especies del Fondo Mundial para la Naturaleza Internacional (WWF, por sus siglas en inglés).



«No nos gusta nada la caza comercial de ballenas pero si se lograra un acuerdo para que se reduzca, sería errado no considerar al menos la propuesta».



Otros piensan que si se llega a un acuerdo sobre este tema, la CBI podrá ocuparse de otros asuntos que afectan a los cetáceos, como el problema de las ballenas del Atlántico Norte, de las que quedan apenas 300 debido a la cacería pero que ahora corren más peligro de morir al ser golpeadas por barcos.



Así que los latinoamericanos tendrán que decidir si insisten en su idea de crear santuarios y arriesgan la frágil paz que se ha forjado o ceden en nombre de la armonía.

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