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Periodista liberado de Guantánamo denuncia torturas e intento de soborno

«La administración Bush creyó que iba a acabar con el terrorismo y con la tortura; y es la tortura la que es terrorismo», aseveró.


El periodista de la cadena de televisión Aljazeera, encarcelado durante siete años en la base de Guantánamo, Sami Mohieldin El Haj, narró este jueves las torturas a las que fue sometido y denunció un intento de soborno por parte del gobierno de EEUU.



«Tras múltiples sesiones de torturas absolutamente inhumanas, los oficiales me ofrecieron un trato: liberarme para que fuera un agente de los Estados Unidos cuyo objetivo era espiar a Aljazeera. A cambio me daban nacionalidad estadounidense para mi y mi familia, un casa, un coche y el sueldo en función de mis resultados», explicó Mohieldin.



El periodista, de nacionalidad sudanesa, se encuentra estos días en Ginebra donde mantendrá encuentros con representantes del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU, del Comité Internacional de la Cruz Roja y otras ONGs, para denunciar su caso y pedir la clausura de la base de Guantánamo.



Mohieldin partió el 11 de octubre del 2001 de su casa en Doha (Qatar) hacia Afganistán enviado por Aljazeera para cubrir la guerra que Estados Unidos había iniciado contra ese país.



Fue el comienzo de una pesadilla que duraría 7 años. Tras casi dos meses en territorio afgano, fue detenido en la frontera paquistaní por autoridades de Islamabad y poco después entregado a los estadounidenses que, tras encerrarlo cinco meses en Kandahar, lo trasladaron a la base de Guantánamo, donde permaneció hasta el 1 mayo del 2008.



Torturas



«Me torturaron desde el primer día, de hecho la cojera que tendré de por vida fue de una caída en uno de los traslados en los que nos mantenían con los pies y las manos atadas y los ojos vendados».



Una vez en Guantánamo, la situación sólo empeoró: «Malos tratos, impedimento del sueño, cambio de celda cada dos horas, desnudos forzosos, encierros en células heladas, iluminación constante, y vejaciones sexuales», narró Mohieldin.



«Era un plan perfectamente trazado, había un equipo de médicos y psiquiatras que aplicaban un programa de tortura establecido, no se les escapaba nada», agregó.



Para el periodista sudanés no hay duda de que los soldados estadounidenses tenían por objetivo demostrar que «se trataba de una guerra de religión».



«A menudo nos envolvían con la bandera estadounidense o con la israelí para humillarnos».



Mohieldin relató como impedían la libertad religiosa: «Se sentaban encima del Corán durante los interrogatorios, lo pisaban, lo destrozaban delante de nosotros, o lo tiraban al retrete. A nosotros muchas veces no nos dejaban rezar».



Asimismo, el reportero denunció como mantuvo una huelga de hambre desde el 7 de enero del 2001 hasta el 1 de mayo del 2008, huelga que no pudo hacer totalmente efectiva dado que lo alimentaban obligatoriamente a través de una sonda por la nariz.



El periodista aún no ha decidido si va a denunciar a los Estados Unidos por lo que considera una detención no sólo injusta sino arbitraria, y sobre todo como lo va hacer porque no es un proceso fácil dada la imposibilidad de entrar a territorio estadounidense, una de las cláusulas de su liberación.



Además, hay que contar con el costo de un proceso contra la Administración norteamericana que sería largo y complicado.



«Porque yo tengo muy claro que el responsable de Guantánamo es la administración actual, no el pueblo estadounidense», aclaró.



«La administración Bush creyó que iba a acabar con el terrorismo y con la tortura; y es la tortura la que es terrorismo», aseveró.



EFE

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