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Vladimiro Montesinos exculpó a Fujimori e intentó negar su leyenda negra

Sorprendió desde el primer momento, al hacer una venia hacia donde se encontraba un tenso Fujimori mientras era bombardeado por los flashes y las cámaras fotográficas de los periodistas.


Tras exculpar al ex presidente Alberto Fujimori de la acusación de violaciones a los derechos humanos, el ex asesor Vladimiro Montesinos intentó este lunes negar su propia leyenda negra, que lo vincula a narcotraficantes, traición a la patria y una deshonrosa expulsión del Ejército peruano.



Vestido con un impecable traje plomo, camisa blanca y corbata azul con aplicaciones blancas y celestes, además de un pañuelo de seda, Montesinos marcó la pauta del interrogatorio al que fue sometido por el fiscal supremo, José Pelaez, en la 76 audiencia del juicio que se le sigue a Fujimori.



Sorprendió desde el primer momento, al hacer una venia hacia donde se encontraba un tenso Fujimori mientras era bombardeado por los flashes y las cámaras fotográficas de los periodistas.



Tras ofrecer sus datos generales y definirse como un «oficial de inteligencia inactivo», Montesinos aseguró que fue «subordinado del señor presidente Fujimori».



Con un tono casi siempre desafiante y por momentos altanero, el ex asesor mantuvo una férrea negativa a hablar de «temas de inteligencia» y precisar datos sobre su vinculación inicial, como abogado, con el ex jefe de Estado (1990-2000).



«He venido para poder cumplir y esclarecer que el señor Fujimori no tiene ninguna responsabilidad de los hechos materia de este proceso», fue la frase que marcó la pauta de una declaración que tuvo momentos de máxima tensión.



Durante cuatro horas, el artífice de la red de corrupción más grande de la historia peruana intercaló frases de retórica jurídica y alusiones al supuesto poco entendimiento del fiscal.



«Hay que distinguir entre el aspecto principal de la contradicción y la contradicción principal», remarcó en medio de algunas sonrisas de los asistentes a la audiencia, entre los que estaban tres de los cuatro hijos de Fujimori: Keiko, Sachi y Kenji.



Mientras tanto, el ex gobernante lució más relajado, tomó apuntes en una libreta y, en algún momento, llegó a dirigir la mirada hacia la ubicación de sus hijos y hacerles un guiño.



A pesar de las llamadas de atención del vocal César San Martín, el presidente de la Sala Penal Especial, Montesinos mantuvo la ofensiva y acusó a los fiscales de presentar documentos «apócrifos» sobre la lucha contra el terrorismo.



Entregó de inmediato la copia de un video de 18 minutos en el que aparece un fragmento de los diálogos que sostuvo en 1993 con el líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, según dijo.



Casi imparable al momento de citar normas y decretos sobre las funciones del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), que dirigió en la sombra, comenzó una defensa cerrada de su trabajo y destacó que es «abogado, sociólogo y oficial de inteligencia».



Ante los magistrados y los periodistas, Montesinos enfatizó que las informaciones que lo señalan como abogado defensor de narcotraficantes son parte de «una leyenda negra».



Sin que mediara pregunta, el ex asesor señaló que en 1992 coordinó con el actual fiscal superior adjunto, Avelino Guillén, que no se encontraba en la sala, el archivo de una denuncia por interceptación telefónica contra oficiales de las fuerzas armadas.



Además, calificó de «un mito» las informaciones que indican que defendió a los militares acusados de una masacre cometida contra campesinos en la localidad de Cayara, en 1988.



«Es un mito regado por doquier, no he tenido ninguna participación», afirmó.



Ante la insistencia del fiscal para que ofreciera más detalles de sus labores y a pesar de que el tribunal le recordó que no podía recurrir a la confidencialidad, el ex asesor remarcó: «los detalles no los puedo decir, así me cuelguen».



También se negó a dar detalles del origen de su vínculo con Fujimori y rechazó que durante ese régimen las fuerzas armadas hayan aplicado «la doctrina de la guerra de baja intensidad» para luchar contra el terrorismo.



Reveló, sin embargo, que los militares peruanos han hecho interceptaciones telefónicas desde 1973 y dijo que en 1984 fue procesado por traición a la patria «por la patraña de un medio de comunicación».



Al respecto, negó haber vendido documentos secretos a los Gobiernos de Ecuador y Estados Unidos, como señalan sus biógrafos, y reveló que en 1974 viajó a Washington «en cumplimiento de una orden secreta» para hacer una labor de espionaje sobre Cuba.



Montesinos también explicó que no fue jefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) porque era «analista de inteligencia, de gabinete».



Tras cuatro horas y cuando la audiencia iba a entrar en receso para continuar por la tarde, Montesinos comunicó: «desde este momento ya no declaro más», y obligó al tribunal a reconocer su derecho a guardar silencio, en medio de la sorpresa general.



EFE

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