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Gobernador de Río ratifica fuego policial pese a muertes de inocentes

En la madrugada de este jueves fueron acribillados por delincuentes un sargento y un cabo de la policía abordo de una patrulla estacionada en un elegante barrio de la turística «zona sur» de Río.


El gobernador del estado de Río de Janeiro, Sergio Cabral, ratificó que mantendrá su política de fuerza para enfrentar el «grave» problema de la delincuencia en la más emblemática ciudad de Brasil, pese a la constante muerte de inocentes.



«Los episodios muestran que la criminalidad es grave y tiene que continuar siendo enfrentada. No hay reculo en la política de combate», dijo el gobernador durante un acto de entrega de 97 nuevas patrullas policiales para la Policía Militar (PM).



«Quien cree que puede enfrentar tan sólo con discursos a bandidos que están fuertemente armados con fusiles y granadas, está equivocado», agregó.



En la madrugada de este jueves fueron acribillados por delincuentes un sargento y un cabo de la policía abordo de una patrulla estacionada en un elegante barrio de la turística «zona sur» de Río.



Horas después, en una operación policial en el exclusivo barrio de Leblón, fue muerto de tres disparos un vendedor ambulante y su hija de tres años herida de dos balazos.



Según testigos, el hombre murió cuando intentaba proteger a la niña en medio de un tiroteo entre policías y un asaltante que escapó. Familiares de la víctima dijeron que el hombre fue acribillado deliberadamente, mientras la policía alega que se trató de una fatalidad y culpa de los tiros al asaltante.



Estos episodios han puesto en evidencia la escalada de violencia de la ciudad más emblemática y turística de Brasil.



Para académicos, familiares de víctimas y defensores de los derechos humanos los constantes «errores» policiales evidencian la falta de preparación de agentes mal pagados, mal armados y mal entrenados y que no saben lidiar con situaciones extremas para proteger inocentes.



Esta semana un hombre que había sido secuestrado abordo de su vehículo fue acribillado por policías que asumieron que los dos eran bandidos.



«Nuestra política de seguridad no es disparar, es combatir el crimen. Pero no podemos aceptar que un delincuente tire en un policía y nuestra policía no reaccione», dijo el gobernador.



La semana pasada un niño de tres años fue muerto de dos disparos policiales cuando el auto en el viajaban con su madre y su hermanito de nueve meses fue confundido con el de unos ladrones y acribillado con al menos 17 disparos.



Los críticos de Cabral atribuyen la práctica policial de «disparar primero y averiguar después» a una implícita «carta blanca» en la lucha contra la delincuencia, en una ciudad donde el control de los barrios pobres y los puntos de distribución de drogas se los disputan bandas de narcotraficantes y «milicias» formadas por policías y ex policías que venden protección.



Pero Cabral negó errores en su estrategia.



«No podemos acostumbrarnos a una ciudad en la que inocentes mueren y policías son ametrallados. ¿Qué ciudad es esa?», dijo al recalcar que no es normal que en todas las comunidades pobres el crimen esté presente, ya sea en forma de milicias o de traficantes.



Por su parte, el secretario de Seguridad del gobierno de Cabral, José Mariano Beltrame, negó que haya oficialmente una «política de carta blanca para matar».



«Nadie autoriza ni autorizará a nadie a matar. Los que provocaron esos episodios fueron bandidos, fueron criminales, acostumbrados hace décadas a usar y portar armas cuando quieren y donde quieren», afirmó Beltrame a periodistas.



Según organizaciones civiles, la policía de Río es la más letal de Brasil y suele incurrir en episodios de abuso de poder.



Un total de 502 personas perdieron la vida en todo el estado por «resistirse» a la acción policial en los cuatro primeros meses de 2008, según datos oficiales.



Por otra parte, organizaciones de policías calculan que más de un centenar de agentes son asesinados cada año dentro o fuera de las horas de servicio.



EFE

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