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El Ártico se ahoga en petróleo

La lucha por los recursos energéticos y minerales del Círculo Polar Ártico tiene ahora 90.000 millones de razones más. Según científicos estadounidenses, ese es el número aproximado de barriles de petróleo que tiene la región, cantidad suficiente para suplir la demanda mundial del crudo por unos tres años.


BBCMundo.com

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El informe del Instituto de Investigaciones Geológicas de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) señala también que la región contiene tanto gas natural como todas las reservas conocidas en Rusia.



Según el diario Financial Times, los científicos consideran que el Ártico puede tener el 13% de las reservas mundiales de petróleo aún no descubiertas.



Este anuncio se produce en momentos en que Rusia, Canadá, Dinamarca, Noruega y EE.UU. -países que rodean al Océano Ártico- compiten por el control de los recursos de la región.



Además de nuevos depósitos de petróleo y gas, el deshielo provocado por el calentamiento global también está revelando en esa región valiosos minerales, que podrían alcanzar miles de millones de dólares.



Levantan prohibición



Según el reporte de USGS, el 84% de estos recursos energéticos se encuentra a poca distancia de la costa.



Cabe recordar que hace una semana el gobierno estadounidense levantó una prohibición vigente por 17 años que impedía la perforación en las costas de su territorio con el fin de aliviar la crisis energética.



«Antes de tomar decisiones sobre el uso futuro del petróleo y el gas y otras decisiones relacionadas con la protección de las especies en peligro, las comunidades nativas y la salud de nuestro planeta, debemos sabes qué hay allí», explicó el director del organismo, Mark Myers.



«Con esta evaluación, estamos brindando la misma información para todo el mundo de modo que la comunidad global pueda tomar estas difíciles decisiones», agregó el científico.



En el verano pasado, un equipo de científicos rusos exploró el lecho del océano Ártico a bordo de dos mini submarinos. La misión científica pretendía encontrar evidencias de que una vasta cordillera submarina era la extensión geológica del territorio ruso.



Como primer gesto simbólico, los científicos plantaron una cápsula de titanio con la bandera rusa a 4.200 metros de profundidad.



Políticos europeos ya han advertido que el control del Ártico podría provocar conflictos entre Europa y Rusia.


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