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Tensión entre Rusia y potencias occidentales se traslada al Mar Negro

El apoyo del Kremlin a las aspiraciones independentistas de las provincias georgianas de Osetia del Sur y Abjasia gatilló una nueva batalla entre Occidente y el gobierno de Dimitri Medevev que amenaza con reeditar la Guerra Fría. Europa reaccionó con una ofensiva diplomática, con el canciller francés denunciando la violación de la ley internacional y advirtiendo que los próximos objetivos podrían ser Moldavia y Ucrania. Mientras que el jefe de la diplomacia británica visita este último país con


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Tanto Moldovia como Ucrania viven situaciones similares a las de Georgia en las regiones de Trasndniestria y Crimea, respectivamente.



Si esas zonas siguieran el mismo rumbo que Osetia del Sur y Abjasia, y se declararan independientes, Moscú conseguiría lo que los analistas describen como «un enclave» en la frontera con Unión Europea y la OTAN.



La visita del canciller del Reino Unido, David Miliband, a Kiev, la capital ucraniana, empezó al tiempo que Rusia reiteró sus acusaciones de que la OTAN está reforzando su presencia naval en el Mar Negro.



Según dijo un alto general ruso, la alianza atlántica está a punto de «exceder» los límites acordados internacionalmente, los cuales están siendo vigilados por la flota rusa.



La OTAN asegura tener allí sólo cuatro buques bajo su comando, de paso por puertos de Bulgaria y Rumania, sin involucrarse en la crisis georgiana.



Pero si la alianza no se está enfrentando al Kremlin en altamar, su actitud no es la misma en tierra firme.



En tierra



La condena internacional a Rusia se extendió de Estados Unidos al resto de los 26 países que forman la OTAN.



Como el resto de Europa, Ucrania criticó con dureza el reconocimiento ruso de la independencia de Osetia del Sur y Abjasia. Pero ese país tiene motivos muy concretos de preocupación.



En abril la OTAN indicó que Ucrania podría incorporarse a la organización en un futuro no determinado. El otro país que la OTAN anuncio que iba a incorporar en ese momento era Georgia, algo que Rusia consideró una provocación y una amenaza a su seguridad.



La perspectiva de Rusia es clara: no consentirá ninguna expansión de la OTAN hacia el este. Algunos políticos rusos han sugerido que el modelo de restauración de la influencia rusa en el Cáucaso puede servir como patrón para Ucrania, que consideran más importante que Georgia.



Y en el caso de Ucrania, Moscú cuenta con ventajas, ya que cerca de un 70% de la población de ese país se opone o no está segura de la conveniencia de unirse a la OTAN.



Además, según señala el periodista de la BBC Steven Eke, la popularidad del presidente Viktor Yushchenko está por el suelo y la posición de otros políticos influyentes ha sido ambigua respecto a la situación en Georgia.



Pero las armas más poderosas de Moscú en Ucrania son la mayoría étnicamente rusa que habita en Crimea, así como un acuerdo para usar la ciudad naval de Sebastopol en esta península del Mar Negro como la base de la Marina rusa.



Sin embargo, no hay que olvidar que Ucrania es mucho más grande que Georgia y sus tropas más numerosas y cuentan con una fuerza aérea.



Además, el país tiene una importancia geoestratégica vital para Rusia ya que es la principal vía de transporte del gas y petróleo -que siguen siendo el motor de la economía rusa- que ese país le vende a Europa.



En el mar



Entretanto, este miércoles atracó en Georgia otro barco de guerra estadounidense con ayuda humanitaria para ese país.



Como apunta el analista de la BBC Nick Childs, el arribo de dos buques en el espacio de cuatro días es una confirmación del respaldo de Washington a Tiflis.



Pero el barco -que iba a llegar al puerto georgiano de Poti, en la frontera con Abjasia, donde todavía hay tropas rusas- finalmente atracó en otro puerto, para no exponerse a malentendidos o accidentes que terminaran en enfrentamiento con las tropas rusas.



Para Childs, esto subraya el hecho de que hay límites en lo que Washington puede hacer y es una indicación de quién realmente detenta el poder en el terreno.



En Rusia



Según informa el corresponsal de la BBC en Moscú Humphrey Hawksley la prensa rusa ha respaldado la decisión de reconocer a Osetia del Sur y Abjasia, con titulares como «Los sueños se hacen realidad».



No obstante, a algunos comentaristas les preocupa el precio que tendrán que pagar por apoyar a los separatistas, citando repercusiones como la pérdida de inversión extranjera.



Uno de los titulares califica éste como «El momento de la verdad», pero advierte que Occidente nunca le perdonará a Rusia lo que hizo.


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