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La arriesgada y poco convencional apuesta de Mc Cain para su vicepresidencia

Con la selección de una gobernadora prácticamente desconocida, el candidato a la Casa Blanca envía una señal a los votantes independientes de que piensa de manera no convencional y no se casa con los poderes de su propio partido. Al mismo tiempo, la juventud de la actual representante de Alaska -44 años- le permite al contrincante de Barack Obama contrarrestar uno de sus principales problemas: su avanzada edad, ya que de llegar al poder, con sus 72 años sería el mandatario más anciano en jurar p



La selección de la gobernadora de Alaska, Sarah Palin, como su candidata a vicepresidenta representa una apuesta tan arriesgada como poco convencional del candidato republicano a la Casa Blanca, John McCain.



Con este nombramiento, que causó sorpresa generalizada al conocerse hoy, el candidato trata de paliar algunas de sus carencias, como su edad o su falta de experiencia ejecutiva, y consolidar otras de sus fortalezas, como su reputación de independiente.



Y, sobre todo, le permite tender un puente hacia el electorado femenino, en particular aquellas votantes independientes o demócratas que apoyaron la candidatura de la demócrata Hillary Clinton en las primarias y que se han visto decepcionadas por la derrota de su favorita frente a Barack Obama.



Palin, de 44 años, de buena planta y con una carrera meteórica en Alaska, puede apelar a aquellas mujeres que votaron a Clinton con la esperanza de ver a una fémina por primera vez en la Casa Blanca.



Su juventud también le permite a McCain contrarrestar uno de sus principales problemas, su avanzada edad.



A sus 72 años, de ganar el candidato republicano sería el presidente más anciano a la hora de jurar por primera vez su cargo, algo que los demócratas han aprovechado para tacharle de anticuado y alejado del mundo de hoy.



Delgada, con el pelo recogido y gafas, Palin transmite al mismo tiempo una imagen de juventud y eficiencia que la campaña de McCain espera resulte atractiva para el electorado.



Palin también refuerza al candidato en otra área, la de la experiencia ejecutiva. Aunque McCain cuenta con una larga carrera, 26 años, en el Senado, no ha desempeñado nunca ningún cargo como gestor.



Al frente de su estado, se ha caracterizado por oponerse a la influencia de las grandes compañías petroleras y fomentar vías alternativas para la obtención de energía, un aspecto que McCain también ha querido fomentar en su campaña.



La gobernadora de Alaska ayudará, asimismo, al senador en un área del electorado que hasta ahora se le ha resistido, los conservadores. Palin tiene cinco hijos, el menor de ellos -nacido este abril- con síndrome de Down, y sus credenciales como entusiasta defensora de la vida son impecables.



Ello representa una magnífica señal para esos votantes que, en las encuestas internas del partido, habían indicado que no aceptarían un candidato a la vicepresidencia que fuera partidario del aborto.



Finalmente, con la selección de una gobernadora prácticamente desconocida, McCain envía una señal a los votantes independientes de que piensa de manera no convencional y no se casa con los poderes de su propio partido republicano.



McCain ha hecho de su independencia uno de los pilares de su campaña. Lo necesita, dados los bajos niveles de popularidad del presidente George W. Bush, y hasta el momento parece haberle dado resultado.



El candidato republicano se encuentra empatado en las encuestas con Obama y, según los sondeos, los independientes reparten su apoyo a partes iguales entre los dos aspirantes.



Pero la apuesta de McCain no está exenta de riesgos. Para empezar, la gobernadora, aunque popular en Alaska, es una completa desconocida en el resto del país. Hacer que cale en el electorado a solo dos meses de las elecciones no es una tarea pequeña.



Para continuar, el historial político de Palin es bastante reducido. Llegó a su cargo en 2006, y previamente había formado parte de la comisión para la conservación de Petróleo y Gas en Alaska. Con anterioridad había sido alcaldesa de la ciudad de Wasilla.



Y, aunque la campaña de McCain la presenta como una campeona contra la corrupción, este verano tuvo su pequeño escándalo de abuso de poder. Un funcionario denunció que Palin lo había presionado para que cesara a un ex cuñado de la gobernadora.



En cualquier caso, es innegable que se trata de una cara nueva y, sobre todo, la primera mujer en una fórmula electoral desde que Geraldine Ferraro concurrió como candidata demócrata a la vicepresidencia en 1984.



Los próximos días, y sobre todo la Convención Republicana que se celebrará en St Paul (Minesota) la semana próxima, servirán para empezar a juzgar si la apuesta de McCain ha sido un póquer de ases o un bluf.



EFE

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