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Nueva Orleans disfruta de la vida antes de la evacuación por «Gustav»

A partir de mañana, domingo, entrará en aguas del Golfo de México, tras golpear Cuba, y seguirá, según las proyecciones del Centro Nacional de Huracanes (CNH) de EEUU, una trayectoria similar a la del «Katrina» hace tres años.


El Barrio Francés de Nueva Orleans, siempre vibrante y colorido, apuró su bacanal de fin de verano, tres años después de «Katrina», con un derroche de diversión y alcohol horas antes de que comenzara este sábado la evacuación de la ciudad.



Las calles del popular Barrio Francés de Nueva Orleans vivieron una madrugada del sábado de jolgorio para disfrutar las últimas horas antes de la obligada evacuación que comenzó a las ocho de la mañana hora local (13.00 GMT) ante la amenaza de la llegada el martes del huracán «Gustav».



Rodeado de amigos entusiastas, el neoyorkino Gary Hamlin asegura que no tiene ninguna intención de irse hasta que le obliguen.



«Y como quiera que sea, no nos vamos sobrios», añadió Hamlin, quien llegó a Nueva Orleans el viernes para celebrar el fin de las vacaciones de verano en el tradicional festivo de tres días que incluye el Día del Trabajo, el próximo lunes.



Hamlin y su compañero Joe, quien no quiso dar su apellido, deambulaban entre la muchedumbre de homosexuales que conmemoraban, a su manera, el tercer aniversario del desastre que dejó el huracán «Katrina».



«La ciudad está renaciendo», dijo Joe. «La vida continúa y la vida es alegría. Dicen que el huracán («Gustav») llegará, si es que llega por aquí, el lunes o el martes. Tenemos tres días para disfrutar», añadió.



En las ocho calles de Bourbon Street, desde Iberville hasta Dumaine, la música de jazz, zydeco y blues se derramó desde los bares y restaurantes entre las luces de clubes de strip tease, porno shops y tiendas que venden artículos de vudú.



La única muestra de preparación para el embate de «Gustav» en la fiesta callejera eran cuatro hombres que, con ruidosas sierras eléctricas, cortaban tablones de madera para cubrir los grandes ventanales del restaurante Lá Bayou, repleto de comensales.



En los bancos y comercios donde hay cajeros automáticos se multiplicaron los avisos con la advertencia de que, ante la proximidad del huracán, se ha retirado todo el dinero. Los aspirantes a saqueadores están notificados.



En el centro de Nueva Orleans, que tres años atrás era como una isleta arrasada en medio de la inundación que cubrió el 80 por ciento de la ciudad, aparecieron los primeros vehículos de la Guardia Nacional.



«Esta vez será peor que en 2005», comentó Ed Duquesne, de 22 años, quien pasea por Canal Street, la avenida ancha que «Katrina» llenó de agua contaminada por gasolina, basura y putrefacción y donde se han replantado las palmeras que tumbó el huracán.



«Ahora tienen orden de actuar con toda severidad», añadió el joven. «Cuando comience la evacuación, habrá que irse, porque si no a uno lo sacarán a la fuerza. Y si después de que hayan procedido a la evacuación encuentran a alguien, tienen orden de disparar».



No está claro que los mandos militares y policiales hayan impartido tales órdenes, pero tan visible como el abandono en los barrios más pobres e inundados hace tres años es clara la memoria del caos que siguió a «Katrina».



Las autoridades están dispuestas a impedir que queden miles de damnificados aislados por las aguas, o que haya saqueos o tiroteos.



En los centros comerciales al norte de la ciudad, más próximos al lago Pontchartrain, ya se han colocado hileras de bolsas de plástico rellenas con arena hasta medio metro de altura y muchas tiendas están tapiadas.



En Bourbon Street la policía tuvo durante la noche otra tarea de desalojo: la recogida y traslado de hombres y mujeres que, ebrios, drogados o exhaustos por la diversión, yacían en las veredas y umbrales indiferentes a la amenaza de «Gustav».



Y para los que no quisieran enterarse de la orden de evacuación la policía comenzó hoy a patrullar con sus sirenas y megáfonos recordando que hay que abandonar obligatoriamente la ciudad.



«Hemos tomado medidas muy agresivas antes de la tormenta para mantener el orden público y dar seguridad a la población evacuada», declaró el general Bennett Landreneau, jefe de la Guardia Nacional del Estado.



«Ya asignamos destacamentos de soldados que dan apoyo a la policía estatal», agregó. «Queremos que los ciudadanos que deban abandonar sus casas sepan que sus propiedades estarán vigiladas».



Para ayudar a los que no tengan vehículos, el alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, ha contratado los servicios de 700 autobuses.



Nagin advirtió de que la evacuación es obligatoria para los más de 300.000 habitantes de Nueva Orleans, y recordó que no habrá refugios para las personas que no quieran salir de la ciudad.



En concreto, el estadio Superdome estará cerrado para evitar el desastre registrado hace tres años cuando se llenó con 30.000 personas que buscaban un refugio por el impacto del huracán «Katrina».



El ayuntamiento establecerá también a partir de hoy un toque de queda para evitar los asaltos y robos a las casas vacías.



Se espera que el huracán «Gustav» llegue a Luisiana o los estados limítrofes a partir del martes como un peligroso ciclón de categoría tres o cuatro.



A partir de mañana, domingo, entrará en aguas del Golfo de México, tras golpear Cuba, y seguirá, según las proyecciones del Centro Nacional de Huracanes (CNH) de EEUU, una trayectoria similar a la del «Katrina» hace tres años.



EFE

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