La explosión ocurrió poco después de que la sesión extraordinaria del Parlamento finalizara sin que la oposición y el Gobierno llegaran a un acuerdo para resolver la crisis creada por las protestas, lideradas por la opositora Alianza Popular para la Democracia (APD).
Un artefacto estalló esta madrugada sin causar víctimas en un puesto policial cercano a la oficina del primer ministro tailandés, Samak Sundaravej, ocupada desde hace siete días por miles de manifestantes contrarios al Gobierno.
Agentes de la policía investigan el origen de la explosión, que reventó los cristales del puesto policial, donde a esas horas no había ningún agente, y un colegio cercano.
El coordinador del APD, Suriyasai Katasila, ha asegurado que su grupo no está detrás de la explosión y consideró que cualquier enemigo de su partido podría haber colocado el artefacto con la intención de incriminarle.
Unos 15.000 manifestantes continúan en el interior de la sede del Gobierno, de la que no saldrán, según aseguran sus líderes, hasta que caiga el Gobierno del primer ministro Samak Sundaravej, al que acusan de corrupción.
Ataviados con camisetas y pañuelos amarillos, el color de la monarquía, los manifestantes cuentan con el respaldo de la elite urbana y amplios sectores del Ejército.
Las protestas antigubernamentales comenzaron el pasado mayo, cuando miles de seguidores de la APD acamparon y montaron un escenario frente al edificio de las Naciones Unidas en Bangkok.
Sundaravej ha reiterado que llegó al poder por medios democráticos y que no dimitirá a causa de «amenazas o manifestaciones».
EFE
