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«McCain sobrevivió Vietnam gracias a sus camaradas», dice ex prisionero

Este nieto de mexicanos de 70 años encabeza la delegación de Maryland ante la convención republicana, que culmina este jueves en St Paul (Minnesota) y confiesa que en los interminables ocho años y medio que estuvo encerrado en Vietnam nunca soñó con algo así.


Everett Álvarez supo en 1967, por el código de golpes en la pared de sus compañeros, que el comandante John McCain había llegado a la prisión de Hanoi, moribundo, el mismo hombre que merece ser presidente de Estados Unidos, a su juicio.



McCain pudo escoger la salida fácil, porque como hijo del entonces comandante de las fuerzas estadounidenses en el Pacífico, el Gobierno vietnamita le ofreció liberarlo, pero él dijo no.



Las normas militares estadounidenses obligan a que los prisioneros acepten salir libres en el orden en el que fueron capturados. Había más de 100 delante de McCain, encabezados por Álvarez, el primer estadounidense capturado en Vietnam.



«Colocó a los otros por delante de sí mismo. Podría habernos dejado, pero no lo hizo», afirmó Álvarez.



Este nieto de mexicanos de 70 años encabeza la delegación de Maryland ante la convención republicana, que culmina este jueves en St Paul (Minnesota) y confiesa que en los interminables ocho años y medio que estuvo encerrado en Vietnam nunca soñó con algo así.



Sus sueños eran más inmediatos: su familia, su tierra y huevos con chorizo.



Álvarez es uno de los hombres que la campaña republicana ha escogido para destacar el pasado de McCain como una persona que ha antepuesto el honor a todo lo demás y para ofrecer los rasgos personales que conforman su imagen de héroe de guerra.



«Me cuesta llamarle senador», confiesa el ex piloto, quien prefiere decirle amigo.



Álvarez fue capturado después de que su A4C Skyhawk fuera derribado sobre territorio enemigo en 1964, en el llamado «Incidente del Golfo de Tonkin», uno de los enfrentamientos entre tropas estadounidenses y del norte de Vietnam que llevaron al conflicto abierto.



El Gobierno vietnamita también le ofreció liberarle a cambio de participar en un vídeo de propaganda y escribir cartas contra Estados Unidos, pero él se negó porque iba contra sus principios, según dice.



«Si hubiera sabido que iba a estar allí tanto tiempo, tal vez habría negociado con ellos, suelo bromear», relató Álvarez en inglés, pues no habla español.



Álvarez es el segundo estadounidense que más tiempo ha estado internado como prisionero de guerra en la historia de su país.



Tres años después de su captura cayó el avión que pilotaba McCain.



Sufrió palizas, fue arrastrado por el suelto, torturado con cuerdas hasta que firmó un documento en el que se confesaba un «pirata del aire», algo que ha lamentado amargamente desde entonces.



Arribó al «Hanoi Hilton», la prisión con el mote irónico de la cadena de hoteles en la que estaba Álvarez, muy malherido por las heridas sufridas cuando su avión fue derribado, la falta de atención médica y el trato inhumano.



«Le pusieron en una celda y pensaron que iba a morir», relató Alvarez. «John McCain no habría vivido si no hubiera sido por el cuidado que le dieron los otros» prisioneros, afirmó.



Él estaba en otra mazmorra y sólo conoció a McCain seis meses antes de su liberación, en 1973.



«No podía levantar los brazos, todavía no puede por encima de la cabeza», dijo Álvarez, quien también recordó que le pareció «una persona al que le gusta la compañía, una persona cálida».



Para McCain, que había sido un estudiante mediocre y se había metido en la marina por la tradición familiar, su experiencia en Vietnam fue un punto de inflexión en su vida, que le encendió una llama interna.



Álvarez cree que su actuación dio muestras de una entereza moral especial.



«Sirvió al país, sirvió con honor e integridad. Ese es el tipo de persona que quiero ver como comandante en jefe», recalcó.



EFE

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