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Inundaciones, incendios y cuatro millones personas sin luz

Miles de viviendas inundadas, más de cuatro millones de personas sin electricidad, incendios y cristales arrancados de los rascacielos son algunos de los efectos del paso del huracán por Texas (EEUU). «Ike», el mayor ciclón que ha tocado tierra en EEUU desde el paso del «Katrina» por Nueva Orleans en 2005, ha obligado a cerrar 17 refinerías de petróleo en el golfo de México, donde se procesa el 22 por ciento del combustible estadounidense.


La gigantesca tormenta, con un centro de más de mil kilómetros de diámetro, continúa su paso por el estado y las condiciones meteorológicas hacen difícil evaluar con exactitud los daños causados.



Una de las preocupaciones principales es la suerte de las decenas de miles de personas que hicieron caso omiso de los apremiantes llamamientos de las autoridades para la evacuación y éstas se preparan para una ingente operación de rescate en la costa.



Según el portavoz del gobernador texano Rick Perry, Andrew Barlow, «vamos a lanzar la que probablemente sea la mayor operación de búsqueda y rescate jamás conducida en el estado de Texas».



El huracán tocó tierra esta madrugada en la isla de Galveston a las 02.10 hora local (07.10 GMT), con vientos de 177 kilómetros por hora, una categoría 2 en la escala de Saffir Simpson, de un máximo de cinco.



Seis horas más tarde, ya muy tierra adentro, quedó en categoría uno, con vientos en torno a los 130 kilómetros por hora.



Hasta el momento no se ha confirmado la existencia de víctimas.



En Galveston, la marea sólo subió algo más de cuatro metros, por debajo de las expectativas de siete metros que algunos meteorólogos temían.



Los juzgados de esta localidad se encuentran bajo casi dos metros de agua, según la página de internet del Servicio Meteorológico Nacional.



En Houston, la cuarta ciudad en tamaño de Estados Unidos, cerca de cuatro millones de personas estaban sin electricidad.



Muchas calles, anegadas por las fuertes lluvias, eran imposibles de atravesar y en las aceras podían verse restos del temporal: cristales arrancados de las ventanas, tejas desprendidas y numerosos árboles caídos.



Las redes de telefonía móvil se encontraban saturadas y dificultaban las posibilidades de comunicación.



Uno de los edificios símbolo de Houston, la torre Chase, de 75 pisos y la más alta de la ciudad, ha perdido innumerables cristales de sus ventanas.



Las grandes dimensiones del huracán hicieron que, aunque el impacto se produjera en Galveston, «Ike» inundara también partes de Luisiana, el estado vecino que intenta recuperarse de la llegada del «Gustav» hace dos semanas, y obligara a realizar operaciones de rescate en algunas poblaciones.



Bush afirma que servicios de emergencia comenzarán sus tareas



El presidente de EEUU, George W. Bush, aseguró en una declaración desde los jardines de la Casa Blanca que los servicios de emergencia comenzarán sus tareas tan pronto como las condiciones meteorológicas lo permitan.



«Es una tormenta enorme» y todavía no ha terminado de pasar por la zona, explicó el presidente.



Bush ha declarado Texas zona de desastre, lo que permite el desembolso de ayuda federal extra para las tareas de asistencia y reconstrucción tras el paso de «Ike», indicó hoy la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino.



El secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, se desplazó a la zona afectada mismo para coordinar las tareas de asistencia.



El impacto de «Ike» ya ha comenzado a dejarse notar en un área especialmente sensible para los estadounidenses en época de «vacas flacas» económicas, el precio de la gasolina.



El precio medio de un galón (3,78 litros) ha subido en torno a los cinco centavos, para quedar en 3,73 dólares.



«Ike», el mayor ciclón que ha tocado tierra en EEUU desde el paso del «Katrina» por Nueva Orleans en 2005, ha obligado a cerrar 17 refinerías de petróleo en el golfo de México, donde se procesa el 22 por ciento del combustible estadounidense.



La Agencia para la Protección del Medioambiente ha suspendido una serie de condiciones para permitir la importación de ciertos tipos de gasolina, explicó Bush, quien agregó que el Gobierno «supervisará cuidadosamente los precios» del combustible para garantizar que el consumidor es tratado justamente, pese a los problemas.



Las primeras indicaciones apuntan, sin embargo, a que las refinerías han superado la prueba del huracán sin demasiados daños.



El Centro Espacial Johnston de la Administración Nacional estadounidense de Aeronáutica y del Espacio (NASA), en Houston, tampoco parece haber resultado perjudicado.



Chertoff: daños significativos y posibles víctimas mortales



En tanto, el secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, dijo que los daños causados por «Ike» han sido «significativos» en Texas y Luisiana, sin confirmar de posibles víctimas mortales.



Chertoff indicó no obstante que los daños en la ruta marina de Galveston, importante para los buques petroleros y donde «Ike» tocó tierra, no han sido tan graves como se temía.



«Ya hemos recibido informaciones iniciales de algunas muertes», declaró el alto cargo, quien manifestó que, «evidentemente, una sola muerte ya es una mala noticia».



El huracán «ha traído mucha lluvia y la lluvia seguirá trayendo problemas de inundaciones», explicó al agregar que en zonas de Texas y Luisiana se han producido subidas importantes del nivel del agua.



Por su parte, en una rueda de prensa en Austin, el gobernador de Texas, Rick Perry, afirmó que ha comenzado ya la operación de búsqueda y rescate de víctimas del huracán, que será «la mayor en la historia» del estado.



En esta operación, explicó Perry, se han movilizado efectivos de la Guardia Nacional, helicópteros y barcos de la Guardia Costera.



La zona más afectada ha sido la isla de Galveston, donde el hospital local se ha visto anegado por una capa de agua de cerca de 60 centímetros de altura y las autoridades han cerrado el área al tráfico.



Cerca de 2,6 millones de personas se encuentran sin electricidad a raíz del ciclón, según el Departamento de Energía.



El gobernador indicó que la red eléctrica ha quedado muy malparada tras el paso de «Ike».



Perry advirtió de que, aunque el huracán se ha convertido ya en una tormenta tropical, con vientos en torno a los 90 kilómetros por hora, aún no ha abandonado Texas.



Más de un millón de personas fueron evacuadas ante la cercanía del huracán, pero decenas de miles hicieron caso omiso de los apremiantes llamamientos de las autoridades.



Perry lanzó un llamamiento a la población a permanecer donde esté, a la espera de que la situación se haya normalizado.



«Permanezcan donde estén hasta que reciban la comunicación de las autoridades de que pueden regresar», indicó el gobernador.



EFE

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