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Buenos golpes sin nocaut y sin un claro ganador

Mientras la candidata republicana, Sarah Palin, se comprometió a defender la libertad de los estadounidenses si llega a la Casa Blanca, su rival demócrata, Joseph Biden, pronosticó un «cambio fundamental» en la economía y la política exterior del país.


BBCMundo.com

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Fue la primera y única oportunidad para Sarah Palin, candidata republicana a vicepresidente, y Joseph Biden, su contrincante demócrata, de debatir frente a frente.



En el encuentro de la noche del jueves en la Universidad Washington en Saint Louis, Missouri, ninguno de los dos cometió grandes errores o arrojó una idea al ruedo que volcara claramente el encuentro a su favor.



Desde este punto de vista, Palin -actual gobernadora del estado de Alaska- superó las expectativas. Biden, actual senador por el estado de Delaware y miembro del Congreso por los últimos 35 años, lo hizo tan bien como se esperaba de él.



El candidato demócrata a la vicepresidencia sistemáticamente intentó demostrar en sus intervenciones que la fórmula republicana que encabeza John McCain es la continuidad de las políticas del actual presidente George W. Bush.



Palin se defendió acusándolo de estar mirando al pasado y se propuso como el verdadero cambio, alguien que viene desde fuera de los círculos de poder en Washington «para volver a poner al gobierno del lado del pueblo».



Mejor de lo esperado



Este debate era sin dudas un riesgo mucho más grande para ella.
En las últimas semanas, los medios habían estado repitiendo una y otra vez una serie de comentarios erróneos e inconsistentes que la candidata republicana hizo en las escasísimas entrevistas que concedió desde que McCain la eligió como compañera.



La expectativa previa despertada por este debate -inusual para uno de vicepresidentes- en buena medida se debió a ella. No pocos le anticiparon un desastre.



Pero Palin lo hizo razonablemente bien, aunque sus respuestas lucieran a veces un poco estudiadas y se notara que en algunas oportunidades evitó responder a preguntas que la podían complicar.
En un determinado momento, incluso, lo dijo abiertamente ante la insistencia del demócrata y las repreguntas de la conductora del debate, la periodista Gwen Ifill.



«Prefiero hablarle directamente al pueblo estadounidense antes que responderle al senador Biden o contestarle a la moderadora», señaló.



Las diferencias



El mayor desafío para Biden -actual presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado- tal vez haya sido el mostrar su experiencia sin sonar arrogante.



Frente a una Sarah Palin que se manejó mucho con consignas, sobre todo frente a las preguntas de política exterior, Biden dio detalles y se apoyó en datos concretos para explicar la posición de la fórmula demócrata, encabezada por Barack Obama.



Enfatizó continuamente en su origen de clase trabajadora y en su vocación por ayudar a la clase media con el acceso a la salud y la educación, marcando diferencias con el gobierno de Bush y sus alivios impositivos a las grandes corporaciones.



Pero no fueron muchos los contrastes políticos que claramente lograron sobresalir por encima de las recriminaciones.



El más significativo fue sin duda respecto de la estrategia seguida en Irak: mientras Palin defendió lo actuado, Biden criticó el tiempo y los recursos que esta guerra restó al combate contra los «verdaderos enemigos de Estados Unidos» en Afganistán.



En el tema impositivo, Biden dijo que no mantendrían los recortes de impuestos en los sectores de altos ingresos. Para Palin son necesarios para garantizar la creación de empleos en el país.



En materia ambiental, mientras el senador demócrata afirmó enfáticamente que el cambio climático es responsabilidad de la actividad humana, la candidata republicana lo relativizó y defendió la perforación en el Ártico y la plataforma continental como forma de disminuir la dependencia de Estados Unidos del petróleo extranjero.




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