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La Habana y Beijing estrechan lazos

Christian Buscaglia
Por : Christian Buscaglia Periodista El Mostrador
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Para Cuba las relaciones con China no sólo han significado un respiro económico, también sirvieron para darle salida a uno de los problemas sociales más agudos que enfrentó el país durante los años ’90: el transporte.


El presidente Chino, Hu Jintao, inició este lunes una visita a Cuba como parte de su viaje por América Latina, una zona de la que Beijing se ha convertido en segundo socio comercial, llegando el pasado año a los US$100.000 millones de intercambio.

Es la segunda escala después de que dejara Washington, donde asistió, durante el fin de semana, a la cumbre del G-20 organizada para analizar la crisis financiera internacional. Antes de viajar a Cuba, el mandatario chino estuvo en Costa Rica.

Con Cuba las relaciones crecieron a igual velocidad desde que, en el 2004, el propio Hu Jintao firmara en La Habana 16 acuerdos de cooperación e inversiones en níquel, petróleo, turismo, transporte, biotecnología, telecomunicaciones, puertos, desarrollo vial y astilleros navales.

El memorando más importante trata del financiamiento de una planta de ferroníquel con una producción de alrededor de 22.500 toneladas y, mientras ella se construye, Cuba garantiza el suministro de 20.000 toneladas entre los años 2005 y 2009.

El otro sector económico importante en el que los chinos están inmersos es la prospección del petróleo en la costa cubana, donde La Habana busca nuevos yacimientos que le permitan mantener su producción de 80.000 barriles.
Segundo socio

China se ha convertido en el segundo socio comercial de la isla con un intercambio de US$2.277 millones al año, la mitad de los cuales son exportaciones cubanas, que en el 2007 crecieron en más de un 100%.

Entre otras cosas Cuba cuenta con dos hospitales oftalmológicos en las provincias chinas de Qinghai y Henan, y además se anunció que se construye un tercero en Shanxi, que entrará en funcionamiento el primer trimestre de 2009.

Para La Habana las relaciones con China no sólo le han significado un respiro económico, también sirvieron para darle salida a uno de los problemas sociales más agudos que enfrentó el país durante los años ’90: el transporte.

Miles de autobuses chinos llegaron a la isla y se pusieron en circulación inmediatamente, una parte de ellos se dedicaron al casi desaparecido transporte interprovincial, mientras en La Habana sustituían a los viejos «camellos».

Igualmente se estrecharon las relaciones a nivel militar. En mayo del 2007 Raúl Castro recibió en La Habana al ministro de Defensa, coronel general Cao Gangchuan, además de otras delegaciones militares chinas que visitaron Cuba.

Paradójicamente en el terreno político es donde podría existir una mayor distancia a pesar de que ambos países se definen como socialistas, son gobernados por un Partido Comunista y comparten criterios en el área internacional.

«Leninismo vs. fascismo»

La ruptura política entre China y Cuba se remonta a los años ’60, cuando Fidel Castro apoyó a Moscú en la pugna chino-soviética, ambas naciones rompieron los lazos y durante décadas se enfrentaron políticamente.

Fidel Castro llegó a decir que los problemas de China «son en parte consecuencias de haber confundido el marxismo leninismo con el fascismo, con el absolutismo; son las consecuencias de haber introducido en las revoluciones socialistas contemporáneas el estilo de las monarquías absolutas».

En la actualidad, después de la debacle soviética y la resurrección económica china, las relaciones vuelven a retomarse pero todo parece indicar que se produce en un terreno fundamentalmente económico.

Las similitudes políticas llegan hasta que se habla del modelo de socialismo, mientras China abrió su economía al mercado, Cuba mantiene en manos del Estado hasta los carritos callejeros de venta de refrescos.

Con la llegada al gobierno del general Raúl Castro se esperaba que Cuba avanzara hacia una economía más abierta, de hecho en los primeros meses hubo medidas liberalizadores pero en la actualidad estas parecen estancadas.

De todas formas ambas naciones se necesitan, para Cuba se trata de un gigantesco mercado en el que puede comprar y vender, mientras que China se asegura la participación en las reservas niquelíferas, una de las más importantes del mundo.

Por último, la relación entre los dos países esta ajena de la influencia de Washington. Cuba es la única nación en la que China no enfrentará la competencia de EE.UU. y La Habana está segura de que Beijing no cederá a presiones.

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