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Trece días

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Con la agenda integradora, Obama  le ha puesto también un desafío a los medios acostumbrados a reportar lo negativo y la decepción en las últimas tres décadas. «Ahora pensemos en construir, la situación no llama a otra cosa», ha dicho en todos los tonos.


No son los días de la llamada Crisis de Octubre, cuando la ex URSS y EE.UU. negociaron el retiro de los cohetes soviéticos en Cuba,  ocurrida que entre el 16 y 28 de octubre de 1962. Estos nuevos 13 días son el tiempo que lleva el nuevo gobierno hasta el 1 de febrero, cuando la intensidad da un paso al costado, y abre un respiro con la celebración de la final del American Football, uno de los eventos deportivos más importantes del año.

El recién asumido mandatario tiene la agenda bien clara en cuanto a que la clave para iniciar bien su mandato reside en el plan de recuperación y reinversión económica, o plan de estímulo, como también se le llama.

Este proyecto fue aprobado por la Cámara de Representantes, recibiendo el apoyo de una mayoría de demócratas y la oposición de toda la bancada republicana.  El plan se discute esta semana en el Senado donde se espera la misma oposición republicana y la de algunos senadores demócratas.

En el Senado se anticipa una discusión tensa y la administración piensa contar con al menos dos o tres votos republicanos, indispensables para obtener la mayoría y así absorber la deserción de demócratas opuestos al Plan. Al centro del debate está el tema de la concepción misma del plan de estímulo. ¿Qué es lo que está estimulando? La inversión o el gasto y el consumo.

Tanto especialistas como legos y periodistas, ha desempolvado el manual de micro economía y agitan banderas en uno u otro sentido.  Durante Bush ese debate estaba cerrado.

Los críticos señalan que el monto de la devolución del impuesto a las personas es muy pequeño para que tenga un peso significativo en el consumo. Para algunos consiste básicamente en entregar 40 dólares de ingreso adicional al mes. Se debate también si el dinero será ahorrado o gastado por los contribuyentes. Los estudios favorecen ambas tendencias y no hay conclusiones contundentes.   

Sin embargo, en el tráfico del debate se ha perdido de vista el significado mismo del término estímulo y de que indefectiblemente la economía es la que recibe un paquete adicional de liquidez en base a la situación real de las personas, y no cómo a los políticos o a los teóricos económicos, les gustaría que fuera.

 La nueva integración

Pocas veces en los últimos años  se había hablado tanto del Partido Republicano como en estos 13 días, y el Plan de Estímulo a la economía ha sido responsable.

Era previsible que el Partido Republicano manifestara  una oposición sin cuartel al proyecto de BO de «aggiornamiento» del país, a través de un mayor equilibrio entre  las determinantes del mercado y las consideraciones del gobierno en pos del bien común.  

Claramente la apuesta republicana consiste en reconstruir el partido y su espacio de poder, a través del expediente más directo, y que es el menos integrador e imaginativo,  como es el de obstruir y empantanar el  proceso que lidera Obama. Han postergado la oportunidad de integrar y construir, por rescatar al partido de la derrota.

Para eso cuenta con un gran aliado, como la prensa y los medios, que en diversos tonos manifiestan la constante expectación – y esperanza- de encontrarse con el mega error de Obama y su gobierno, para  volver a hacer funcionar la lucrativa máquina  de denunciar el fiasco, la frustración, el denostar figuras públicas, si fuera posible, haciendo ver que cada espacio de poder tiene su propia agenda, a pesar de que el sistema se esté despedazando.

Con la agenda integradora, Obama  le ha puesto también un desafío a los medios acostumbrados a reportar lo negativo y la decepción en las últimas tres décadas. «Ahora pensemos en construir, la situación no llama a otra cosa», ha dicho en todos los tonos.

Barack Obama ha apelado a la racionalidad republicana esperando que este partido se plantee una renovación  más allá de la señal publicitaria de haber elegido a un afroamericano en la presidencia. En estos trece días, el resultado de este empeño ha sido superfluo.

Oabama en este sentido, es un representante del «In- Between», usando un término del teórico indio Homi Bhabha. Y, por cierto, en el actual sistema binario de la política donde prima el eje del antagonismo y la fuerza de los contrarios, la postura es  altamente amenazante porque puede desarmar el binarismo del esquema de seguridad y finanzas que ha sido rentable en el lado de la ecuación de las corporaciones que administran la estructura del sistema.   

La psicóloga italiana Giovanna Visini, con experiencia en África, América Latina y Asia, sostiene que a juzgar por el discurso del 20 de Enero, Barack Obama representa un  «nivel de conciencia pos posmoderno, llamándose también integrador, aquel que considera las dos partes involucradas, los dos puntos de vista opuestos en la búsqueda de una integración. Se ajusta a los términos de la Visión Integral de Wilber, y de la Spyral Dynamics de Beck e Cowan. Estos últimos han  trabajado en Sudáfrica con Nelson Mandela en la reconciliación del país». «Esperemos que consiga impulsar una transformación de la política mundial, actualmente en su peor fase obstructiva y destructora», señala la Dra. Visini.

Barack Obama se dio el espacio para una doble ironía en su discurso en la Cena de la Alfalfa del sábado, un tradicional evento para conmemorar a Robert E. Lee, el general secesionista de la Guerra Civil. «Ahora, esto no se ha informado todavía,  pero en verdad fue una idea de Rahm (por R. Emmanuel, su Jefe de Gabinete), la de hacer el juramento nuevamente. Por supuesto, para Rahm, cada día es una ceremonia de juramento».

Ciertamente, el filo de la última frase se dejaba caer en lo que han sido los 13 días desde que asumió, y un presagio de lo que está por delante. Todos los días un nuevo examen, una posible equivocación.

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