Publicidad

Fiebre porcina o la fragilidad mundial de los sistemas atención primaria en salud

A partir de 2000 Naciones Unidas pone la señal de alerta respecto al frágil estado del sistema de salud pública en China y sobretodo el tema de los sistemas de información y el «underreporting», o situaciones sub dimensionadas por la falta de información. El origen no es diferente al de muchas falencias que ha expresado el sector público en las últimas tres décadas: el ajuste estructural a las economías en la década de los años 80′.


La fiebre o influenza porcina ha expuesto una vez más la fragilidad de los sistemas de salud pública en el mundo, especialmente el componente de atención primaria.

En este sentido, México ha ofrecido un ejemplo en apariencia trivial, de la magnitud del problema si se analiza en profundidad la materia. Felipe Solís, Director del Museo Antropológico de México falleció el 23 de abril de este año, una semana después que les daba la bienvenida en su museo a los presidentes Obama y Calderón. La noticia causó alarma y preocupación en EE.UU., sobretodo en el círculo de la seguridad del presidente norteamericano.

El gobierno mexicano ha asegurado que Solís falleció de otras complicaciones y no de influenza porcina, cuyos casos de víctimas fatales comenzaron a reportarse internamente en la misma semana de la visita de Obama. Las autoridades mexicanas confirmaron  que no tenían información de la extensión del problema al tiempo de su visita a México.

Independiente del lapso de información, estaríamos en presencia de una crisis sistémica generalizada en las estructuras institucionales de atención primaria y de información, que es donde se inicia el manejo epidemiológico.

El fenómeno se había detectado desde el SARS y la influenza AVIAN, aunque los indicadores ya estaban instalados con la expansión de la prevalencia del SIDA, especialmente en África, el continente con los sistemas de salud más desprovistos de recursos en el planeta.

La influenza AVIAN (H5N1) comienza en Asia en la zona entre Hong Kong y Cantón en 1996 con 18 casos  y seis víctimas fatales. En cuanto a SARS, síndrome de deficiencia respiratoria aguda, se llega a una situación semi pandémica entre noviembre de 2003 y julio de 2004 con 8096 casos de infectados y 774 víctimas fatales. La tasa de afectados era de 9.6%  en el mundo según la OMS (21 de Abril 2004).

En ambas situaciones los sistemas de atención primaria estaban en un proceso de acelerado deterioro. A partir de 2000 Naciones Unidas pone la señal de alerta respecto a la frágil situación del sistema de salud pública en China y sobretodo el tema de los sistemas de información y el «underreporting», o la situación sub dimensionada por la falta de información. El origen no es diferente al de muchas falencias que ha expresado el sector público en las últimas tres décadas.

Como parte del ajuste estructural a las economías en la década de los años 80′, los países de desarrollo medio en plena transición demográfica y epidemiológica comienzan a cambiar el foco de la prioridad en la inversión en salud, desde el sector de atención primaria al área de las enfermedades crónicas, catastróficas y más atingentes al devenir de la vida del adulto.

En la década de los 90′, con la mejoría de los indicadores de salud, especialmente a partir de la reducción de las tasas de mortalidad infantil, las mejorías en la atención a la madre,  con la disminución del analfabetismo y mejorías en la educación, se concluyó en los organismos que diseñan las políticas publicas de salud  y aquellas que proporcionan el financiamiento externo, como el Banco Mundial, que los sistemas de salud de atención primaria no podrían continuar recibiendo el supuestamente alto volumen de recursos financieros que los hacían funcionar.

Este cambio de foco en la inversión en salud se generaba por dos motivos centrales. Primero, los países no tenían capacidad de gasto fiscal para absorber las demandas de ambos sectores de atención primaria, por lo general orientado al niño y a las madres, y absorber igualmente la demanda del sector de salud curativa del adulto. Segundo, se había demostrado que la rentabilidad del sector de la salud no provenía de la atención primaria, sobretodo aquella centrada en el niño y la madre, sino de la atención al adulto con la emergencia de las enfermedades crónicas y catastróficas por cierto estructuralmente más imbricadas a la industria de la salud.

Como resultado del conflicto de prioridades se determina que las mejorías en mortalidad infantil y materna y en los indicadores de salud de estos dos grupos poblacionales, permitía la desviación mayor de recursos hacia el sector de mayor edad, para enfrentar la denominada transición demográfica expresando el cambio epidemiológico en los países.

Esta situación se refleja no solamente en los países en desarrollo sino que ya había sido abordada en los desarrollados. El resultado ha sido el deterioro gradual, y en algunos casos irreversible, de los sistemas de atención primaria que son la primera línea del frente en la cadena informativa en materia de rutina de atención medica, indicadores de salud y de formación de datos en los factores de riesgo epidemiológico.

Esta declinación en la capacidad de información y de respuesta está afectando a todos los países sin excepción, incluyendo los más desarrollados como EE.UU., Canadá y el Reino Unido, y que con la fiebre porcina se transforma en el epitome del problema de salud pública generalizado en el mundo.

El rol de la Organización Mundial de la Salud, en liderar la respuesta para enfrentar la actual crisis de la fiebre porcina es encomiable. Con todo, continúa existiendo cierta complacencia, y por qué no, una suerte de renuencia en las autoridades en reconocer que el brote de esta gripe revela problemas profundísimos en las estructuras de servicios públicos de salud que se arrastran desde hace varias décadas, especialmente en lo que concierne al sector de atención primaria, la llamada línea del frente del aparato de salud.

En este sentido hay que colocar una vez más la mirada crítica a las políticas de ajuste económico de los años 80′ y 90′ que han provocado la crisis financiera de los sistemas básicos de salud, y que tiene como indicadores estelares a las anotadas epidemias, y que comienzan a controlarse cuando el estallido se ha expandido.

El caso actual de la influenza porcina que afecta a México principalmente pero que se ha reconocido se puede expandir, es otra llamada de atención del virtual colapso de los sistemas de salud de atención primaria.

Ya se conocía este fenómeno con la propagación del SIDA en África en la década de los años 90′, que es precisamente también cuando los sistemas de atención primaria de salud comienzan a desbandarse por la falta de financiamiento.

Publicidad

Tendencias