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Pena de muerte para el terrorista condenado por el ataque a Bombay de 2008

Kasab es el rostro del atentado para indios y extranjeros -su imagen captada por una cámara de televisión: un reflejo de maldad en los ojos, un fusil de asalto y una mochila al hombro- y el único de los diez terroristas capturado con vida durante el atentado.


El paquistaní Mohamed Ajmal Amir «Kasab» fue sentenciado este jueves a morir en la horca por su participación en el asalto terrorista a la ciudad de Bombay, en el que perecieron 166 personas en tres días de horror aún impreso en la memoria de los indios.

Kasab es el rostro del atentado para indios y extranjeros -su imagen captada por una cámara de televisión: un reflejo de maldad en los ojos, un fusil de asalto y una mochila al hombro- y el único de los diez terroristas capturado con vida durante el atentado.

El juez M.L. Tahilyani, de una corte especial antiterrorista de Bombay, lo sentenció hoy a muerte por asesinato, conspiración criminal, comisión de acto terrorista y guerra contra la India, los cuatro cargos más graves de los más de 80 de los que había sido hallado culpable el pasado día 3.

El magistrado le aplicó también cinco cadenas perpetuas por otros tantos delitos, como intento de asesinato, secuestro y empleo de explosivos.

Kasab, que tiene apenas 23 años, escuchó al juez con la cabeza gacha y lloró al conocer su castigo, una actitud que contrastó con la indiferencia con la que siguió todo el proceso judicial, iniciado en abril de 2009 y completado en un tiempo récord para la Justicia de este país.

El tribunal consideró probado que el ataque a Bombay fue planificado y ejecutado por miembros del grupo separatista cachemir con base en Pakistán Lashkar-e-Toiba (LeT), y que Kasab se había unido a él voluntariamente.

Según las palabras del juez recogidas por los medios indios, la muerte es el único castigo posible y proporcionado a la «depravación excepcional» de Kasab, quien disparó indiscriminadamente contra sus víctimas, incluidos niños y mujeres pasajeros de la estación de trenes Victoria.

La estación fue uno de los primeros objetivos del comando, que también atacó un restaurante, un centro judío y dos hoteles de lujo de la ciudad portuaria, en los que se atrincheró con los huéspedes como rehenes.

La «brutalidad» del ataque «no se puede expresar con palabras», añadió el magistrado, para quien el paquistaní perdió todo derecho a cualquier «trato humanitario» o «benevolencia» por parte de la Justicia india.

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