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Medio millar de soldados de la Guardia Nacional de EEUU ya vigilan la frontera de Arizona

La Guardia Nacional inició el pasado 1 de agosto la primera fase del despliegue de 1.200 soldados para reforzar la seguridad a lo largo del suroeste de EE.UU., en medio de una fuerte polémica sobre la militarización de la frontera.


Los más de 500 soldados estadounidenses asignados a la frontera entre Arizona (EE.UU.) y Sonora (México) se encuentran ya vigilando los principales corredores utilizados por los traficantes de drogas y de inmigrantes, informaron hoy fuentes militares.

«La Guardia Nacional es una segunda línea de defensa en la frontera, convirtiéndose en los oídos y los ojos de la Patrulla Fronteriza», dijo este viernes la comandante Jill Nelson, a cargo de la operación «Cactus Copper» en Arizona.

La Guardia Nacional inició el pasado 1 de agosto la primera fase del despliegue de 1.200 soldados para reforzar la seguridad a lo largo del suroeste de EE.UU., en medio de una fuerte polémica sobre la militarización de la frontera.

Aunque en estados como California, Texas y Nuevo México el despliegue militar inició ese día como estaba previsto, en Arizona el desembarco tardó unas semanas más.

En ese sentido, Nelson señaló hoy en conferencia de prensa que se cumplió con la meta de tener para el pasado 1 de octubre desplegados los 560 soldados asignados a vigilar y proteger la frontera de Arizona.

De ese número, 532 se encuentran en puestos de vigilancia dentro del Sector Tucson de la Patrulla Fronteriza, el cual abarca el 90% de la frontera de Arizona, y otros 28 están bajo las órdenes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).

La comandante aseguró que todos los soldados fueron entrenados para responder a cualquier tipo de circunstancia en el desierto y todos ellos son voluntarios de la Guardia Nacional de Arizona.

«Los últimos 60 días fueron de reclutamiento y de entrenamiento. Hoy podemos anunciar que todas las tropas se encuentran en sus puestos en la frontera de Arizona donde permanecerán por un año», enfatizó la comandante de la Guardia Nacional.

Por su parte, Víctor M. Manjarrez, jefe de la Patrulla Fronteriza Sector Tucson, atribuyó alrededor de 400 arrestos de indocumentados a la ayuda de las tropas desde principios de este mes y también aseguró que se han logrado decomisos de drogas sin revelar cifras exactas.

Manjarrez dijo que los soldados vigilan puntos estratégicos de la frontera 24 horas al día los siete días de la semana, y asisten a la Patrulla Fronteriza en el uso de equipo de cámaras infrarrojas y sensores.

Enfatizó que las tropas sólo se encuentran en plan de apoyo y que en ningún momento tendrán la responsabilidad de detener, cuestionar o tomar bajo custodia a presuntos indocumentados o traficantes de drogas.

«Estas labores siguen siendo la sola responsabilidad de la Patrulla Fronteriza», enfatizó el agente federal.

El sector Tucson de la Patrulla Fronteriza es considerado por el Gobierno federal como el «punto rojo» del cruce de inmigrantes indocumentados y una de las principales rutas de tráfico de drogas a lo largo de la frontera con México.

De acuerdo con las estadísticas oficiales más recientes, desde el 1 de octubre de 2009 y hasta el pasado 31 de julio fueron arrestados 194.000 inmigrantes indocumentados en el Sector Tucson de la Patrulla Fronteriza, frente a 205.500 durante el mismo periodo entre 2008 y 2009.

Durante las mismas fechas se decomisaron 856.000 libras de marihuana en comparación con las más de un millón de libras incautadas el año pasado.

Manjarrez dijo que la presencia de los soldados permite a la Patrulla Fronteriza llegar hasta lugares apartados del desierto donde anteriormente tenían dificultad para acceder.

El jefe de la Patrulla Fronteriza rechazó acusaciones de grupos humanitarios que sostienen que una mayor militarización de la frontera ha provocado que los indocumentados busquen rutas más peligrosas para cruzar el desierto.

Al contrario, dijo el agente, son los «coyotes» a quienes no les importa la vida de los inmigrantes, a los que abandonan a su suerte sin agua y sin comida.

«Nos preocupa las condiciones físicas y de salud en la que llegan los indocumentados hasta nuestra frontera», finalizó. EFE

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